Por Inés Hayes | El ser humano es esencialmente creativo, sólo tiene que tener un espacio para desarrollarse. Así lo entiende el teatro comunitario, movimiento que empezó con la apertura democrática en Buenos Aires de la mano de Catalinas Sur. En los noventa nació el Circuito Cultural Barracas, también para hacerle frente al individualismo y a las políticas neoliberales.
Canal Abierto habló con Corina Busquiazo, coordinadora, junto con Ricardo Talento, del Circuito Cultural Barracas, porque este domingo estrenan un nuevo espectáculo, “Barracas al fondo”, que recorre las calles del barrio invitando a los vecinos y vecinas a recrear los lazos sociales. La cita es a las 15 en la puerta del teatro, Iriarte y Vieytes.
-¿De qué trata la nueva obra “Barracas al fondo”?
-Es una propuesta de caminar por nuestro barrio. Nuestra zona, nuestro barrio (estamos en Iriarte y Vieytes) y a toda esta zona se la denomina Barracas al fondo, entonces creemos que cuando hay un barrio que tiene un fondo, estamos considerados como a parte o postergados y creemos que eso no debe ser así. Y recorremos la calle porque creemos que tenemos que volver a apropiarnos de ella, vamos a invitar a los vecinos, decirles que acá estamos, que cualquier cosa nos tocan el timbre
-Es un barrio que no ha perdido del todo esta solidaridad de los vecinos y vecinas
-Nosotros creemos que no vamos a volver a lo que se vivía antes pero que cada uno, cada una podemos poner un granito de arena para cuidarnos, encontrarnos, embellecerlo. A veces es probar algo chiquito como juntarme con mis vecinos a tomar mate en la vereda. El espectáculo termina en la plaza Jorge, que es una plaza hermosa pero siempre está vacía y nos preguntamos qué pasa que muchas plazas están vacías. Pensamos qué nos detiene para ir, estar, hablar de lo que nos pasa, de lo que soñamos
-¿Qué otras bases sostienen al teatro comunitario?
-El teatro comunitario parte de la base de que cualquier ser humano puede desarrollar su creatividad, crear con otros colectivamente, crear ficción, que es algo que generalmente está vedado para los vecinos y vecinas, porque en general van a ver ficción a otro lado. Pero qué pasa si son ellos y ellas los que toman la palabra y autocuentan su propia historia, miran para atrás, sueñan otro barrio posible. Y otra particularidad es que están todas las edades juntas, están los chicos, los grandes, los adolescentes y eso le da muchísima potencia
-Hay un aprendizaje intergeneracional
-Sí, nosotros decimos que nuestros proyectos no son político partidarios pero sí hacemos política porque el arte es un derecho. Y no estamos solos: en este momento hay más de 60 grupos de teatro comunitario en todo el país y estamos en una red que permanentemente nos retroalimenta unos a otros, nos ayuda mutuamente y nos gustaría que en todos los barrios hubiera un grupo de teatro comunitario
-También tiene que ver con ocupar los espacios públicos
-Claro, porque las grandes ciudades se han vuelto ciudades dormitorios: vos llegás a tu casa a dormir y quizás no sabés nada de tu cuadra, de su historia, por qué tu calle se llama así. Tiene que ver con apropiarse de los lugares
-¿Qué transformaciones fueron sintiendo y experimentando los vecinos y vecinas a partir de formar parte del Circuito?
-Creo que nosotros lo que ensayamos es otra forma de construcción, basada en el respeto, en el cuidado, en la confianza, estamos en un momento de profunda desconfianza. Nosotros básicamente hacemos teatro pero lo hacemos ensayando otra forma de comunicarnos, de crecer. Y creemos que el teatro sensibiliza, permite jugar esas sensaciones deseadas, temidas y estas formas se trasladan luego a las familias, a los ámbitos de trabajo y a la propia comunidad. El Circuito Cultural Barracas ha transformado también esta cuadra, tenemos un mural en la entrada y los vecinos y vecinas lo cuidan y saben que nosotros estamos
-Y siguen con funciones de “El Casamiento de Anita y Mirko”, que ya es un clásico
-Es un espectáculo que hacemos hace 17 años: propone el encuentro, que podemos estar juntos, recrea una fiesta de casamiento. El público llega a nuestro lugar, al Circuito, que se transforma en un salón de fiestas y es un invitado más a la boda. Es un espectáculo de teatro, con música, con humor, siempre ha sido a sala llena
-¿Cómo tienen que hacer quienes se quieran acercar a formar parte del Circuito?
-Es un espacio abierto a todo aquel que tenga ganas de venir a hacer teatro, música con nosotros. En abril empieza un taller de integración: para los adultos es los viernes a las 20.30 y comienza el 7 de abril y para los niños (a partir de los 8 años) comienza después de Semana Santa a las 18.30.