Redacción Canal Abierto | Mientras la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sucede en Buenos Aires, el país se encamina a cerrar el año con el mayor rojo comercial desde 1994.
El pronóstico ya no era favorable: el Gobierno preveía US$ 4.500 millones de déficit en la balanza comercial. Pero en el acumulado de los primeros diez meses de este año, la diferencia entre las compras y las ventas alcanzó los US$ 6.115 millones, y se encamina a cerrar el año en una suma de alrededor de los US$ 8.000 millones. En 1994 –año de apogeo para las políticas neoliberales- el saldo negativo alcanzó los US$ 5.751.
Este número se debe a un furor en las importaciones, que subieron en todos los rubros y hasta octubre acumularon US$ 55.386, lideradas por la compra de automóviles. A esto se suma la caída en las exportaciones que vienen decreciendo, casi sin excepción, desde el récord alcanzado en 2011, del que ya nos alejamos en un 30%.
Por su parte, el campo tampoco repunta. Las exportaciones de Manufacturas de Origen Agropecuario cayeron un 1%. La explicación, según sostuvo Marcelo Elizondo, director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), a Ámbito, se debe a “las inundaciones que terminaron afectando la cosecha” y en segundo lugar a que “los exportadores están haciendo stock porque el año que viene bajan las retenciones a la soja y falta apenas un mes para 2018″.
Con una nueva baja de las retenciones al sector exportador más importante -lo que agrava más el desequilibrio entre lo que el Estado recauda y lo que gasta- y una balanza comercial desfavorable, el agujero fiscal amenaza con agravarse y la única solución que ofrece el oficialismo es el recorte a los sectores más vulnerables, que vendrá de la mano de las tres reformas que sueña con aprobar sin modificaciones.