Redacción Canal Abierto | El predio de doce hectáreas lindero a Puerto Madero y conocido como Isla Demarchi empieza a parecerse a las joyas de la abuela. Ya no será el Polo Audiovisual que pretendió construir la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, pero tampoco la Dirección Nacional de Vías Navegables, que funciona ahora. A través de un decreto firmado por el Presidente y publicado el viernes pasado en el Boletín Oficial, el Ejecutivo pretende edificar allí y en sus terrenos aledaños un “Polo de Desarrollo Urbano”, que abre el juego a la inversión privada.
Este Polo apunta a ser la continuidad de Puerto Madero. En palabras del delegado general de ATE Vías Navegables, Oscar Verón, se trata de construir “edificios, restaurantes, oficinas, y alguna placita o paseo para que los pobres miremos a través del vidrio cómo comen los que tienen plata. Ese es el propósito de este decreto”, afirmó.
Verón: «Hay talleres y embarcaciones paralizadas por una política de vaciamiento»
El comercio fluvial en manos privadas
En la Isla Demarchi trabajan más de 600 personas. Su rol fundamental es permitir el comercio que se traslada por vías navegables, que representa el 80% del total de las exportaciones del país. “Los países como el nuestro se tienen que adaptar a los grandes buques, y eso implica un dragado en ríos y dentro de los puertos para que esos buques puedan comerciar con nosotros”, explica Verón.
La otra tarea de la Dirección de Vías Navegables es el estudio hidrométrico del fondo de los ríos, que permite prever, entre otras cosas, inundaciones. “Todo eso está paralizado por este gobierno”, agrega el delegado.
En la Isla funcionan también la Escuela Naval Fluvial, con 400 alumnos más los profesores, y la empresa belga Hidrovía S.A, que emplea a otros 500 trabajadores. “Hoy por hoy lo que funciona allí son los trabajadores, porque no hay ninguna política de hacer funcionar una repartición que es clave para el Estado nacional. Hay talleres y embarcaciones paralizadas a partir de una política de vaciamiento de las misiones de esta repartición. Con el objetivo, que ya venía del gobierno anterior pero estos han agudizado en muy poco tiempo, de entregar a las multinacionales de dragado y señalización nuestra función principal que es profundizar los canales y señalizarlos para el comercio que depende de las vías navegables”.
El actual proyecto es más ambicioso que el Polo Audiovisual: no solamente dispone de dos hectáreas, sino que avanzará sobre los terrenos aledaños (60 hectáreas) donde están involucrados dependencias del Senasa, el Servicio Geológico Minero, el ex Astillero Domeq García, entre otras actividades.
Verón: «Este proyecto es peor que el de Cristina»
Por su parte, el Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC) anunció que denunciará a Macri, al igual que lo había hecho con CFK, por no estar facultado para autorizar la venta de estos terrenos sin autorización del Congreso Nacional, ya que se trata de tierras públicas que pertenecen a la Nación.
“Con el Polo de Desarrollo Urbano se pretende expandir Puerto Madero hacia el Sur para llegar a la Ribera del Riachuelo –sostuvo la ONG en un comunicado-. El nuevo Código Urbanístico que plantea el PRO para la Ciudad autoriza la construcción de torres a lo largo de la ribera del Riachuelo. Se muestra clara la consonancia en los negocios inmobiliarios entre la Nación y la Ciudad”.
El ODC, junto a Izquierda Popular, ya ha denunciado al Presidente por autorizar la venta de 53 inmuebles sin autorización del Congreso.
A nivel nacional, la Dirección Nacional de Vías Navegables depende de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, a cargo de Jorge Gerardo Metz –un muy criticado ex funcionario del Puerto de La Plata en los años menemistas y empresario del sector portuario-; que a su vez depende del Ministerio de Transporte, a cargo de Guillermo Dietrich, también empresario pero de la industria automotriz.
Historia
Los terrenos linderos a la Dársena Sur, frente al barrio de la Boca, conocidos como Isla Demarchi fueron donados por la familia del mismo nombre a la Ciudad de Buenos Aires.
En 2012, el kirchnerismo pretendió destinarlos a la construcción de un Polo Audiovisual, que incluía la edificación de la torre más alta de Latinoamérica, que iba a tener 67 pisos y a medir 335 metros de altura. También habría allí un estadio para 15 mil personas.
Pero la obra nunca avanzó, no solo por la oposición de los trabajadores, sino porque necesitaba de las aprobaciones de la Legislatura y del Gobierno porteños para llevarse adelante, que jamás le otorgaron.