Redacción Canal Abierto | De las ocho horas de trabajo, sólo una hora y 55 minutos garantiza el salario. El resto (seis horas y nueve minutos) constituye el excedente empresarial.
La estadística es parte de un informe elaborado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) que dirige el economista Claudio Lozano, a partir de registros de 2016. Y advierte que la devaluación de diciembre de 2015 impulsó una retracción del 9,4% del salario real.
Asimismo, el instituto destaca que la participación de la masa salarial en el PBI descendió del 23,8% en 2015 al 23% en 2016. Es decir, los trabajadores se encuentran cada vez más lejos de la distribución 50 y 50 de mediados de siglo pasado.
El cálculo surge de la división del PBI por la cantidad total de horas trabajadas y el salario promedio por hora trabajada. “La diferencia entre un valor y otro; entre lo que rinde la hora laboral y el precio que se paga por su uso, no es ni más ni menos, que el excedente económico que se genera por hora y que apropian en primera instancia los empresarios en su conjunto. El excedente empresario por hora es de prácticamente 3,3 veces lo que se paga al trabajador”, explica a Canal Abierto Claudio Lozano.
Pobreza
Desde la asunción de Mauricio Macri, también se ensanchó la brecha de ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre. Pasó de 18 veces a 22, lo que representa una extensión del 25%, según el IPyPP.
“El deterioro en las condiciones de vida viene teniendo lugar desde hace, por lo menos, más de tres años. La caída del salario real a partir del año 2012 junto con la reducción de la tasa de empleo durante la segunda parte del año 2013 hasta el 2015, exigieron mayores esfuerzos fiscales por parte del Estado, que conforme a los resultados, fueron insuficientes para frenar el empeoramiento de los indicadores de pobreza”, precisa Lozano.
Como resultado, la tasa de pobreza pasó del 29,5% al finalizar el 2015 al 32,2% al segundo trimestre 2016, dando origen a 1.262.245 nuevos pobres en tan sólo los primeros seis meses de la nueva gestión. Al finalizar el año 2016, la mayor cantidad de población pobre se ubicó en medio millón de personas aproximadamente, de los cuales 400 mil pasaron directamente a la indigencia.
Para Lozano, la ecuación no está atada a “la herencia”, sino que es pasible de ser modificada a partir de una decisión política. En este sentido, el economista especifica que si el PBI alcanzó los $8 billones de pesos, se podrían garantizar 51 millones de canastas básicas y hacer emerger de la pobreza a más de 204 millones de personas. La falta de voluntad para atender esta problemática queda aún más expuesta con el hambre. Con lo producido al 2016, sería posible alimentar a más de 490 millones de personas disponiendo tan sólo el 0,5% del PBI.