Por Federico Chechele | El juego de palabras del título surgió tras una charla en que un grupo de periodistas trataba de descifrar los resultados de los comicios del domingo pasado. Uno intentaba explicar que los votos hacia Cambiemos sólo se sostenían por el hartazgo hacia el peronismo y en particular al kirchnerismo, otro trató de corregirlo y vinculó a la Casa Rosada con el aparato. Las dos posturas parecen ser ciertas y la decena de matices que florearon la charla, también.
Se suele subestimar al gobierno como un grupo de gerentes que hacen política para las empresas trasnacionales donde trabajaban antes de aterrizar en Balcarce 50. Si bien el conflicto de intereses entre las partes aterroriza –recordemos que 7 de cada 10 funcionarios de la primera y segunda línea del gobierno fueron empresarios de dichas compañías en el país– sería reduccionista pensar que su vocación es sólo beneficiar a estas empresas. Además hacen política.
Así quedó plasmado a la hora de ir a votar. Cambiemos armó listas en todas las provincias y municipios más relevantes del país. Un poco de PRO, otro tanto de radicalismo, partidos vecinalistas y aliados de turno. Entre todos lograron que, más allá del resultado, el partido de gobierno sea el de mayor representación territorial del país.
La respuesta está vinculada estrechamente a la “caja”: los suministros que emergen a diario de la Casa Rosada hacia las provincias para el armado eleccionario se plasmó con claridad el último domingo. Los receptores fueron las provincias aliadas al gobierno para mantener su hegemonía como son los casos de Jujuy o Mendoza, y a aquellos lugares que, como oposición, lograron desbarrancar a los oficialismos. Santa Cruz, Córdoba y San Luis son los ejemplos más emblemáticos.
Durante la charla, uno de los periodistas arremetió explicando que a la hora de exponer el “aparato”, todos los partidos juegan pero sólo se lo juzga al peronismo y, especialmente, al del conurbano bonaerense. Todos nos pusimos de acuerdo y uno remarcó que de los 135 distritos de la provincia de Buenos Aires Cambiemos ganó en 102 mientras que el kirchnerismo se alzó el triunfo en apenas 26. El aparato es de todos y cuando oscurece nadie es inocente.
Analizada la administración del aparato, la pregunta que surgió entre los colegas fue: ¿qué vota la gente? La “gente”. Ahí es donde se mezclan la decena de matices y sus realidades dispares. Algún que otro sociólogo o politicólogo podrá esbozar teorías humanitarias y de supervivencia. Lo cierto es que los votos no son de nadie, y a la hora de entrar al cuarto oscuro es uno frente a su realidad, la real o a la que prefiere que sea real. Aquí la posverdad en su máxima expresión.
De cara a octubre o ya mirando de reojo el 2019, el que se quiera estancar en discusiones aisladas en los lugares de trabajo, asados en familia o detrás de la simplicidad de los grupos de whatsapp, tiene todo su derecho. Los que quieran saber el verdadero propósito de este gobierno de modificar la superestructura legal y económica de los argentinos, quitando derechos en beneficios de unos pocos, también están en su derecho.
Pero, como dijo uno de los periodistas al cerrar la charla: “es cierto que acá no se rinde nadie, pero es hora de dejar de subestimar al gobierno y, fundamentalmente, a sus votantes”.