Redacción Canal Abierto | La represión que las fuerzas de seguridad desataron el jueves 23 sobre la comunidad Lafken Winkul Mapu, a 35 kilómetros de Bariloche -y que terminó con la muerte del joven comunero Rafael Nahuel dos días después-, dio origen a los discursos más confrontativos contra los pueblos originarios desde los manuales escolares de los años 70. Con titulares que hablan de “una declaración de guerra de la RAM” o de “la soldado mapuche”, en referencia a Johanna -otra joven baleada por Prefectura en el hombro- los medios hegemónicos cerraron filas en torno a la criminalización de las personas desarmadas que fueron reprimidas con balas de plomo y cazadas en las montañas durante días.
«El Estado y los medios utilizan discursos acuñados hacia fines del siglo XIX»
Estos discursos, cuya punta de lanza fue la conferencia de prensa que dieron la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par en Justicia, Germán Garavano, alentaron «una escalada cada vez más violenta que la sociedad avala en un alto porcentaje”, sostiene el antropólogo e historiador, Alexis Papazian, integrante de la Red de Investigadorxs en Genocidio y Política Indígena. Y continúa: “A esta escalada no la podemos escindir del tipo de gobierno que tenemos hoy. La violencia tiene una visibilización nacional en los mapuches, pero la ha habido con otros pueblos originarios y con otros sectores marginados. Este Gobierno se instaló con un discurso de diálogo y una práctica de balas”.
«Este Gobierno se instaló con un discurso de diálogo y una práctica de balas»
Vagos, alcohólicos, violentos, terroristas financiados por organizaciones internacionales, son algunos de los estigmas que reflotaron los discursos oficiales y mediáticos durante todo el día. “Lo que entra acá es una variable racial. Argentina siempre se consideró un país donde el discurso racista no había ingresado. Eso es falso, porque lo que entró es un discurso donde no había indios. Ahora que vemos que en la Argentina hay indios se activan los discursos racistas. Y muchos medios de comunicación están dándole constantemente carne a estos discursos de odio”, afirma el investigador.
«Ahora que sabemos que hay indios se activan los discursos racistas»
La premisa que justifica la embestida desmedida del fuego estatal sobre pobladores armados con palos y piedras parte de la justificación que describe a los mapuches como extranjeros, provenientes de Chile. Más allá de la falsedad histórica del relato y la esquizofrenia de un Estado que los reconoce como preexistentes a la nación argentina en la Constitución Nacional y luego los reprime, hay un sentimiento que se azuza para avalar el accionar represivo. “Hay un análisis que nos queda por fuera que es el análisis del nacionalismo, que sigue funcionando y es un gran invento. No digo que sea ficción, sino que apunta a los sentimientos de integridad nacional versus ese otro extranjero, enemigo, apátrida, ligado a intereses de otras potencias. Y eso sigue calando hondo y es muy fácil de digerir porque ya viene medio predigerido desde la escuela”, apunta Papazian.
«Se persiguió y se mató más allá del momento específico del desalojo»
Pese a la homogeneidad narrativa en torno al conflicto por las tierras, del que poco y nada se habla, a principios de mes se aprobó por unanimidad en ambas cámaras una nueva prórroga para la Ley de Emergencia Territorial Indígena (26.160). Esta norma impulsa un relevamiento de los territorios de las comunidades originarias en todo el país y la suspensión de los desalojos mientras éste sea llevado adelante, con un plazo máximo de cuatro años. El consenso legislativo que permitió la aprobación se conquistó a fuerza de reclamos de las comunidades y visibilización del problema a través de medios alternativos y redes sociales. Para los hegemónicos, en tanto, Rafael murió “en un enfrentamiento”.
«El nacionalismo apunta a los sentimientos de integridad nacional versus ese otro extranjero»