Redacción Canal Abierto | En un mega-operativo nocturno, en la zona comprendida entre la avenida Rivadavia y las calles Carhué, Ventura Bosch y la colectora de la General Paz, la varios escuadrones de la CABA, escudados por la Policía de la Ciudad, desbarataron puestos e incautaron mercadería de la feria callejera de Liniers, en un perímetro de unas 30 cuadras. Si bien no hubo escenas de extrema violencia, se vivieron innumerables momentos de tensión a medida que los vendedores ambulantes llegaban a iniciar su día laboral y se encontraban con su espacio levantado o cercado.
Según relevó la Justicia, había 475 puestos instalados, 239 de ellos comida, mayormente de gastronomía andina, y 236 de diversos rubros.
Pablo Dorigo delegado de los vendedores de la vía pública de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), explica a Canal Abierto que las familias afectadas están “pidiendo un canal de diálogo con el gobierno para ver las condiciones que plantea para de salida a este conflicto. La idea es participar en esas negociaciones en articulación con la Defensoría del Pueblo porteña”.
Con respecto a la dureza del operativo, Dorigo asegura: “no hay ley que valga, es una cacería, ya lo vivimos en Flores, en Once, y en Caballito”.
Otro de los lamentables -aunque infaltables- reflejos de estas sintomáticas acciones de la gestión macrista en la Ciudad fue el inmediato brote de xenofobia en redes sociales y medios de comunicación que siguieron operativo. El representante de CTEP-Capital Federal interpreta que, de esta manera, la gestión de Horacio Rodríguez Larreta alimenta a un sector de sus votantes: “el vendedor ambulante es el chivo expiatorio del Gobierno de la Ciudad y es la puerta de entrada para retener a un sector del público PRO”
Además, agrega que también pesa “el interés de algunos sectores empresarios que buscan, más allá de las ganancias que tienen, anular cualquier tipo mínimo de competencia, porque la verdad es que la venta en la calle es ínfima en comparación con la rentabilidad de cualquier empresa”.
En las últimas horas cientos de trabajadores y trabajadoras se encuentran tramitando y reclamando la devolución de la mercadería secuestrada en distintas dependencias de la Ciudad, además de buscar por diferentes medios abrir una mesa de diálogo en la que puedan proponer una solución superadora, que no sea un galpón alejado de los centros de alto tránsito, solo para algunos de los desalojados y con restricciones al trabajo de todo tipo, como ya sucedió en Once y en Avenida Avellaneda.