Redacción Canal Abierto | «A raíz de los más de 120 despidos en el Hospital Posadas pueden morir pacientes, consecuencia de haber desmantelado áreas donde se atienden situaciones críticas». De esta manera advirtieron los delegados de CICOP Y FESPROSA sobre los riesgos que podría conllevar el vaciamiento que, denuncian, vienen llevando a cabo las autoridades del nosocomio bonaerense.
Varios de los despedidos se enteraron recién este martes 16, cuando la policía les impidió el ingreso a sus puestos de trabajo. Ese día fuerzas de seguridad ingresaron y coparon el hospital, en un hecho sin precedentes en democracia.
#URGENTE #HospitalPosadas#Despidos#Verguenza
Para anunciar 120 despidos el Gobierno movilizó a la policía y de esta manera entraron al Hospital Público
Mira el Video
👇👇👇👇👇👇 pic.twitter.com/GTfSKSPBLV— Identidad Colectiva (@idencolectiva) 16 de enero de 2018
Con la presencia de referentes políticos y de derechos humanos, este mediodía una masiva asamblea a las puertas del hospital resolvió un plan de lucha para exigir la reincorporación de mas de un centenar de cesanteados. Además denunciaron que varias áreas quedarían inoperativas, como algunos servicios de pediatría y de tratamiento contra el cáncer.
«La situación de los despedidos fue planteada a los funcionarios con toda crudeza, porque las cesantías desmantelaron por ejemplo la atención del turno noche en las áreas críticas: neonatología, unidad coronaria y terapia intensiva, que quedaron prácticamente sin atención o en manos de personal recientemente contratado, lo que provocó la triste ironía de haber sido salvados finalmente por el personal despedido», reveló el médico Yabkowski.
Uno de los despidos que mas eco generó en los medios de comunicación fue el de Karina Almirón, Técnica de Anatomía Patológica especializada en Inmunohistoquímica. Trabaja hace 16 años realizando un estudio que permite detectar el tratamiento para el cáncer que tiene que llevar a cabo cada paciente y escribió una carta donde expresa lo que está viviendo:
A continuación reproducimos el testimonio de Karina Almiron:
“Entré a trabajar en el hospital Posadas en el año 2002, reemplazando a técnicas que se habían ido a vivir al extranjero por la crisis del 2001, soy técnica de anatomía patológica especializada en inmunohistoquimica, el estudio que hago permite determinar qué tratamiento se hace a cada paciente con cáncer y otras enfermedades. Profesión que elegí a los nueve años cuando una prima mía de 11 falleció por un tumor cerebral.
Tengo dos títulos terciarios y formación en bioseguridad, gestión de calidad y manejo de equipos. Rechacé puestos de trabajo en Casa Cuna, en el Roffo, en el Sommer, porque no quería renunciar al Hospital Posadas, a mí Hospital. A pesar de las condiciones de trabajo y el sueldo miserable, porque sabía que del otro lado había pacientes esperando un resultado. Yo misma me enferme de cáncer en el 2005, y supe en carne propia lo que es esperar el resultado para definir un tratamiento.
Seguí apostando a defender y sostener la salud pública, porque es un derecho básico y universal que a ningún ser humano puede ser negado. En estos años vi pacientes que fueron a cuatro hospitales diferentes antes de llegar al Posadas. Vi Gente humilde romper la receta al salir porque no tenían plata para comprar el remedio. Pacientes que venían caminando desde muy lejos porque no tenían para viajar. Gente en situación de calle buscando refugio y comida en nuestro hospital. Vi mujeres víctimas de violencia de género buscando ayuda. Ví compañeros que dieron literalmente su vida, como Emanuel García, tirado al vacío por un paciente psiquiátrico, o compañeros que murieron por enfermedades causadas por el estrés y la insalubridad de nuestro trabajo.
Estuvimos al pie del cañón durante la gripe A, el accidente ferroviario de Castelar y dimos respuesta a miles de contingencias sanitarias. Conmigo despidieron a enfermeros de terapia intensiva pediátrica, de unidad coronaria, de hematooncologia pediátrica. Están vaciando el hospital, privatizando sectores y luego vendrá el arancelamiento a los pacientes. En definitiva, las consecuencias del ajuste la paga el pueblo pobre. No tenemos que permitirlo. Por nosotros, por nuestros hijos, por los pacientes, porque el Hospital Posadas es parte de nuestras vidas”.