Redacción Canal Abierto | Pesticidas, biocidas, agrotóxicos. Distintos nombres para una misma problemática que cada año en el mundo intoxica a cerca de 3 millones de personas por su uso, y por el cual –según estimaciones- mueren más de 220 mil por año. Es decir, 660 muertes por día, 25 por hora.
Aunque chocante, la cifra podría quedarse corta. Al menos si tomamos en cuenta los datos de este nuevo estudio, elaborado por científicos argentinos y publicado en la prestigiosa revista Food Control.
A partir del análisis químicos de 135 frutas y verduras de las más consumidas en la Argentina, surgieron resultados alarmantes: el 65% de lo evaluado dio positivo en contaminación con al menos un plaguicida. De esa porción cargada con agrotóxicos, un 39% presentó un nivel de residuos tan elevado que los vuelve inadecuado para el consumo.
«Aproximadamente 7 de cada 10 naranjas, zanahorias y tomates contenía residuos de plaguicidas. Mientras que en casi la mitad de las muestras de zanahorias se detectaron valores (de plaguicidas) superiores a los LMR -Límites Máximos de Residuos-, naranjas y tomates mostraron un nivel de incumplimiento de esa pauta del 30% y 20%, respectivamente. Aunque la mitad de las muestras de pimiento y lechuga dieron positivo en algún compuesto, sólo el 30% de los primeros y el 40% de los segundos mostraron concentraciones de residuos superiores al umbral de LMR», explica el paper.
La investigación estuvo a cargo de un equipo de científicos pertenecientes al Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIM) -dependiente de la Universidad de La Plata (UNLP)-, el Espacio Multidisciplinario de Interacción Socioambiental (EMISA), y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). También intervino en la coordinación la Cátedra de Soberanía Alimentaria de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En sus conclusiones, los investigadores recomiendan «con urgencia la implementación de programas diseñados para facilitar el conocimiento, la capacitación y el monitoreo».
Lo sano, para exportación
Otro dato alarmante es el doble estándar en relación a los productos para la exportación y los comercializados a nivel nacional. En este sentido, el estudio explica que lo que se vende afuera contiene hasta 7 veces menos contaminados que los que compramos en las verdulerías argentinas.
Los venenos
Entre los compuestos encontrados, la mayor proporción correspondió al insecticida clorpirifos -25,9%-, seguido por el fungicida epoxiconazol -15,6%-, los también insecticidas endosulfan y cipermetrina -15,6% y 13,3%, respectivamente-, y la lambdacialotrin -10,4%-, también perteneciente a la familia de los insecticidas.
Fuentes: informe publicado en Food Control y nota de Patricio Eleisegui en IpProfesional.