Redacción Canal Abierto | Las declaraciones de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, no pasaron desapercibidas. «¿Es de equidad que durante años hayamos poblado la provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos sabemos que nadie que nace en la pobreza llega a la universidad?», se preguntó la primera mandataria ante el auditorio del elitista Rotary Club.
Desde distintos estratos de las universidades aludidas se diferenciaron de sus dichos y remarcaron la importancia que tiene su existencia para los estudiantes de esas zonas, para los territorios en los que se encuentran y para la Nación en su conjunto.
«No diría que me dio extrañeza, aunque sí indignación. Es la indignación que surge de escuchar la absoluta coherencia y consistencia de un discurso extremadamente conservador que tiene en todas sus líneas el actual gobierno y que se expresa en estas declaraciones muy desafortunadas. Tienen la idea de que la universidad es, y no puede no ser, un privilegio de ciertos sectores sociales y que es inútil cualquier política pública como la de construcción y sostenimiento de universidades que apuntan a una inclusión de un estudiantado mayor. Es inútil cualquier política tendiente a revertir o morigerar la idea de la universidad como un privilegio de pocos», afirma Eduardo RInesi, ex rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento, a Canal Abierto.
Por su parte, la rectora de la Universidad Nacional de Lanús, Ana María Jaramillo, sostuvo en diálogo con Canal Abierto: «Me parece lamentable lo que dijo. No conoce la realidad de las universidades, no conoce la finalidad social, económica y cultural del conurbano bonaerense, y decir que se pobló de universidades la provincia me parece muy desacertado y obviamente repudio sus dichos”.
Su par en la Universidad Nacional de Quilmes, Alejandro Villar, también consultado por este medio apuntó al impacto que las altas casas de estudio tienen. «Por un lado está la proximidad y la posibilidad de que miles de jóvenes del conurbano bonaerense puedan acceder a la educación superior. Tenemos una alta tasa de primer generación que accede a la universidad -detalló-. En el caso de la Universidad de Quilmes, que es de las más viejas en el conurbano, cuando se crearon las universidades de Avellaneda y la Arturo Jauretche en Florencio Varela pensamos que íbamos a tener algún impacto en la matrícula. Lejos de ello, siguió creciendo y ellos absorbieron evidentemente jóvenes que ni siquiera venían a Quilmes. Se trata de jóvenes que tenían vocación de estudiar y que han ido a estas dos universidades con las cuales además hemos articulado para no superponernos en la oferta académica».
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Sobre este último punto, Jaramillo también hizo hincapié y afirmó: «tenemos entre 80% y 90% de primera generación de universitarios. Por otra parte vienen adultos que nunca pudieron ir a la universidad, como obviamente pasa cuando no las tienen cerca. Muchos no pudieron ir por tener que trabajar, o porque el transporte es muy caro, y cada día aumenta más. Pero ahora tienen las universidades más cerca y mayor acceso a la educación. Muchos que no podían inscribirse ahora lo hacen. Hay abuelos que vienen a clases con sus nietos, o personas de entre 30 y 40 años que antes no podían estudiar y ahora lo hacen.»
No es la primera vez que un alto referente de Cambiemos tiene como blanco a la educación pública, en general, y la universitaria, en particular, para estigmatizarla. Ya en campaña, el presidente Mauricio Macri se preguntaba: «¿Qué es esto de tener universidades en todos lados?». Ya sentado en el sillón de Rivadavia, se lamentó por «la terrible inequidad entre los que pueden ir a escuela privada y aquel que tiene que caer en la escuela pública”. Días atrás, su ministro de Educación recordó en un set televisivo sus épocas de estudiante universitario, cuando no tenía la facultad cerca y tenía que viajar, sin que ello le hubiese causado -afirmó- ningún perjuicio.
Para Villar, en cambio, las universidades no sólo «son un instrumento de educación y de movilidad social», sino que también son «actores del desarrollo». «En las universidades se hace investigación, transferencia, se vincula con las empresas y con los actores sociales, culturales y económicos del territorio, se trabaja en extensión -asegura-. Así que las universidades contribuimos a mejorar las condiciones de vida de la población en nuestro territorio. Ese papel es central para entender y para poder pensar un país en el que, si no invertimos en ciencia y educación superior, nunca vamos a dejar de ser un país que se limita a exportar bienes primarios».
«En nuestra universidad ya tenemos egresados formados aquí que son funcionarios y que en poco tiempo estarán ocupando cargos importantes de la gestión», concluye.
La grieta graduada
Lejos de la presunta diferencia que se pretende instalar desde el Gobierno entre las universidades tradicionales como las de Buenos Aires, Córdoba o La Plata y las creadas en las últimas décadas, Villar afirma que tal grieta no existe al interior de la comunidad universitaria: «Con las universidades de Buenos Aires y La Plata tenemos un estrecho vínculo. Cuando se inició nuestra universidad, buena parte del profesorado vino de esas universidades. Hemos hecho cosas juntos, tenemos convenios, articulación, programas. No hay una grieta en absoluto, somo un sistema universitario, nos vemos así. El Concejo de Rectores siempre saca las normas y declaraciones por unanimidad, hay acuerdos permanentes. No hay ninguna rivalidad entre las universidades del conurbano y las grandes universidades, siempre han sido solidarias. Lo importante es pensar el sistema universitario, y la verdad es que la actitud siempre ha sido de horizontalidad y de mucha colaboración».
Cuestión de Fondo
¿Es casual que estas declaraciones sean dichas en el marco de las negociaciones del crédito standby con el Fondo Monetario Internacional? «En muchos papers, tanto del FMI como del Banco Mundial, se ve que la educación superior tiene que ser un bien transable, tiene que ser un servicio que se compra y se vende. Nos preocupa porque volver a tener que discutir el tema de la gratuidad y del papel de la universidad de la Argentina es como retroceder a la década del 90 y la verdad es que creo que en estos años hemos avanzado en demostrar que el sistema universitario argentino está entre los más reconocidos de América Latina y, en algunos casos, del mundo», sostiene Villar.
Bochada en historia
A lo repudiable de los dichos de Vidal, se le suma lo inoportuno. Este año, las distintas casas de altos estudios vienen realizando distintas actividades con motivo del centenario de la Reforma Universitaria, protagonizada por la entonces incipiente Unión Cívica Radical, socio político de la coalición gobernante, al punto de ser un correligionario quien secunda a Vidal en el sillón de Dardo Rocha.
«Los argentinos tenemos un motivo de gran orgullo con la Reforma. Es un movimiento democratizador que ha producido todo tipo de efectos en otros países de la región. Muy fuertemente en Perú, significativamente en México, y de manera decisiva en Cuba. Y hoy parece que estamos ante un gobierno que cuando piensa sobre la cuestión universitaria en contra de los principios más elementales de la Reforma», afirma Rinesi.
Y agrega: «Fue un movimiento democratizador de la vida de las universidades y que nos deja como legado un conjunto de documentos que hablan de libertades y de derechos. La UCR es un partido que alguna vez fue un partido democrático y que alguna vez reivindicó para sí la tradición reformista que me parece que le sigue siendo cara a muchos dirigentes. Pero han decidido ser parte de una alianza gobernante que de manera más explícita, militante y decidida está actuando contra todos los valores de la reforma y las leyes que desde hace un siglo viene desplegándose en toda Argentina y en toda América Latina»
Por su parte, Villar sostiene: «En el Concejo Interuniversitario nacional tenemos un vínculo permanente y trabajamos cotidianamente con rectores que pertenecen a ese sector político y tenemos total coincidencia en estos aspectos y estoy seguro que no deben estar nada contentos con los dichos de la gobernadora».