Redacción Canal Abierto | Condenado a 12 años y un mes por corrupción pasiva y lavado de dinero en el marco de la causa Lava Jato y preso desde abril, a Lula se le acabaron los tiempos electorales y el Partido de los Trabajadores (PT) que lidera ya tiene candidato para las presidenciales de octubre.
La designación para remplazar al expresidente en la carrera electoral es producto de un fallo reciente del Tribunal Superior Electoral que se basó en una normativa que impide las candidaturas de condenados en segunda instancia.
Con pruebas nimias, Moro declaró culpable a Lula en julio de 2017 en el caso del tríplex de Guarujá (el caso sostiene que la constructora OAS le otorgó un departamento de lujo en el litoral paulista a cambio de salir favorecida en licitaciones con Petrobras) y lo condenó a nueve años y medio de cárcel en primera instancia. En enero de este año, un tribunal de segunda instancia de Porto Alegre confirmó el fallo y aumentó la sentencia a doce años. Lula apeló en libertad pero la decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) autorizó la detención de Da Silva y rechazó un habeas corpus por seis votos contra cinco. En las horas que siguieron, 143 ciudadanos de todo Brasil presentaron una avalancha de recursos a favor del ex presidente, pero todos fueron rechazados.
En este marco, y tal como se preveía, en las últimas horas el PT decidió cumplir con los tiempos impuestos por la justicia electoral y oficializó el salto de candidato a vicepresidente a presidente del exministro de Educación y exalcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad.
Si bien hasta el momento los sondeos se muestran esquivos para el delfín político de Lula, se espera que con el correr de las semanas llegue a absorber la intención del voto que venía arrastrando el expresidente, hasta aquí máximo candidato para las presidenciales del 7 de octubre.
Según una medición reciente de Ibope, el porcentaje de encuestados que votarían «con certeza» al ex alcalde subió nueve puntos porcentuales, del 13% al 22%, desde el 20 de agosto. A su vez, el estudio reflejó que los que «podrían votar» pasaron del 14% al 17%.
En el otro extremo, y con Lula fuera de la carrera electoral, Jair Bolsonaro -político de extrema derecha que se postula con una plataforma anticorrupción de ley y orden- lidera la carrera con un 24% de intención de voto. Este se encuentra en cuidados intensivos tras un apuñalamiento casi fatal que sufrió la semana pasada en un mitin.
Las presidenciales brasileñas del 7 de octubre arrancaron hace ya tiempo, tanto en el plano político como judicial. Sin embargo, hoy se abre el round final, y no son pocos los que trazan un paralelismo entre el plan B del PT y un suceso trascendental de las últimas décadas de historia argentina: ¿Haddad al Gobierno, Lula al poder?