Por Inés Hayes y Melissa Zenobi | El 30 de abril de 1977, un grupo de madres de militantes desaparecidos por la dictadura militar comenzó una actividad que sería el eje de la organización contra la represión: las rondas frente a la Casa de Gobierno
Ernesto Gut es documentalista y director de Una historia de Madres. Su trabajo fue estrenado en 2017 pero actualizado en 2018, y esta nueva edición será proyectada este miércoles 3 de octubre a las 18, en el marco del acampe por cinco días que lleva a cabo la CTA Autónoma en rechazo al Presupuesto 2019.
La película narra los 42 años de la fundación de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y cuenta una historia de lucha que comienza con sus hijos y continúa durante la democracia y hasta hoy, con un Estado represor que incluso ha mantenido entre sus filas a los asesinos de ayer.
– ¿Dónde arranca esta historia?
– La fundación de Madres tuvo lugar el 30 de abril, que se considera la fecha en que decidieron ir a la plaza. Hasta ese momento se juntaban en otros lugares donde iban a hacer las averiguaciones sobre sus hijos e hijas: los juzgados, las iglesias, no había muchos espacios donde juntarse sin ser detenido. Ellas fueron las que pudieron visibilizar lo que estaba sucediendo con los secuestros y las desapariciones, sobre todo en el exterior.
– ¿Por qué quisiste hacer este documental?
– Todos los argentinos y las argentinas tenemos una relación con esta historia y particularmente soy una persona activa políticamente, de izquierda. Mis padres eran militantes y de alguna manera la motivación fue estar junto a Norita (Cortiñas) y haber dimensionado el lugar que ella ocupa en la actualidad en el campo de los derechos humanos. Norita es una referente, no sólo en su lucha sino en todas las luchas.
– Hay un dicho que es: “Cuando no sepas para dónde ir, seguila a Norita”.
– Totalmente. La capacidad que tiene para involucrarse con los movimientos a la vanguardia de ciertas problemáticas, la cuestión medioambiental, de las mujeres, del aborto. Tiene un pensamiento súper moderno, que puede sorprender por el humor y la vitalidad. Su conexión con la historia que está viviendo, que no es una historia personal sino colectiva.
– Así también es Osvaldo Bayer.
– Por suerte pudimos hacerle una entrevista breve, considerando su estado de su salud, pero obtuvimos algunas definiciones que son de oro. Una parte de la película es una entrevista a María del Rosario Cerruti, quien fue junto con Bayer fundadora del Diario de las Madres. Ahora no existe, pero en su momento fue muy importante. Todavía no existía Página/12 y en el Diario de las Madres se empezaron a juntar firmas como las de (Eduardo) Galeano, David Viñas, una generación de intelectuales que habían estado en el exilio. Así que contar con la palabra de Bayer fue muy emocionante.
– ¿Cuál fue la repercusión en las Madres?
– Creo que los organismos de derechos humanos tienen que ser independientes para poder luchar sea quien sea el que esté de turno en el poder. Y esto quedó demostrado con el Caso Milani, que está en la película. Es un poco fuerte, porque se muestra un costado que hasta ahora no había sido divulgado desde los organismos de derechos humanos. Pero también se aborda el negacionismo del Gobierno actual, los ataques cada vez más profundos a los derechos humanos, los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel…
– También la lucha popular contra el 2×1.
– Sí, y el ataque tan brutal a los pueblos originarios. Es todo un cuadro que muestra lo que fue 2017 en relación al ataque a los derechos humanos que también tienen que ver con el trabajo, con la vida digna, con el respeto a los jubilados y jubiladas. Por eso la película habla de la lucha de las Madres por sus hijos desaparecidos pero también se entrelaza con la lucha que sus propios hijos estaban dando.
Foto de portada: Melisa Costa