Por Inés Hayes | “Y cayó la fría nieve sobre nuestros hijos, querían volar, pobres nuestros hijos”, cantan las mujeres envueltas en frazadas en una esquina del barrio porteño de Barracas, al Sur del Sur. Representan a las Madres contra el Paco, mujeres que se autoconvocaron para luchar contra los estragos sociales del narcotráfico en los barrios populares. Es una escena de “Barracas al fondo”, la obra de teatro del Circuito Cultural Barracas que se da todos los domingos a las 16 en las calles de este barrio porteño, olvidado por las políticas públicas.
Guiados y guiadas por una mujer, el público recorre las calles barraquenses junto a una República Argentina llevada en un carro de cartonero. Es Cacho, el propio cartonero, el que va contando la historia del barrio atravesada por los recuerdos de la época dorada de Barracas, cuando resplandecía con sus fábricas y el pleno empleo, para llegar a la actualidad en donde aumentan los asentamientos, la pobreza y falta el trabajo.
Pero “Barracas al fondo” también habla del poder de la organización comunitaria, de recuperar las calles y los espacios públicos, de la fuerza que dan las redes generacionales y la comunicación entre vecinos y vecinas. La obra termina en la plaza Jorge con una canción cantada por todas las voces: las de niños y niñas, adultos y adultas que invitan a la organización colectiva contra la desesperanza y el aislamiento que quiere imponer este sistema.
El Circuito
El Circuito Cultural Barracas es un proyecto de arte comunitario, un ámbito de trabajo colectivo para imaginar y producir ideas, valores y prácticas que sean puentes entre las diferentes realidades, generaciones y espacios geográficos de nuestra comunidad. “Somos parte del barrio de Barracas y construimos junto a nuestros vecinos desde el año 1996. El nombre Circuito busca que el proyecto circule y atraviese los distintos grupos socioeconómicos y culturales del barrio”, explican sus coordinadores.
Quienes conformaron el Circuito entienden que la creatividad es una esencia humana y no un don de elegidos: “para nosotros el arte es un derecho de todas las personas y lo ponemos en acción con nuestro proyecto. Hacemos memoria, construimos identidad, ficcionamos, ponemos en escena la otra palabra del habitante de nuestro barrio, nos convertimos en protagonistas y compartimos la posibilidad de imaginarnos y transformarnos colectivamente. Esta es nuestra construcción política comunitaria”.
Ser parte
Todos los viernes de 20:30 a 23 el Circuito tiene un espacio de integración teatral para jóvenes y adultos. “Abordamos desde el juego colectivo distintas técnicas para poder actuar y cantar. A partir de los encuentros llegamos a conceptos que fundamentan la práctica del teatro comunitario”, explican.
También hay teatro para niños y niñas a partir de los 8 años. Es los viernes de 18 a 19:30, en donde se promueve el desarrollo de la creatividad y la imaginación en acción a partir de propuestas grupales se trabaja la disponibilidad corporal, los juegos teatrales, la improvisación así como un acercamiento no formal a la música.
El Circuito tiene también un espacio de percusión los miércoles de 20 a 22:30 en el que se busca construir formas de expresión a partir de la música y el movimiento. Se trabaja con diferentes ritmos y sonoridades: timbales, cajón, conga, zurdo, bombo con platillo, redoblante, se ponen al servicios del ensamble colectivo.
Y el Circuito en banda invita a sumarse a personas de entre 8 y 90 años a ser parte de la banda musical comunitaria, cuyo repertorio abarca una amplia variedad de ritmos y estilos, con creaciones propias que a través de la reflexión y el humor proponen abordar la música como una herramienta de integración inter generacional.