Por Sergio Alvez | El primer día de noviembre amaneció bravo en La Sexta, el barrio orillero y sureño de Rosario donde el gobierno del socialista Miguel Lifschitz privilegia los negocios inmobiliarios por sobre la vida de las y los vecinos. Con balas de goma y gases, a pura brutalidad, la policía santafesina junto a la Infantería irrumpieron en el barrio para intentar -una vez más- desalojar a las familias que ahí viven y resisten. Hubo veinte heridos y un detenido a quien en todo el barrio y más allá se lo conoce como “El Colo”. Se trata de Matías Romaguera, de 25 años. Ésta es su historia.
Poeta
Bordeando el Paraná, cerquita del puerto, se encuentra el barrio “La República de la Sexta”, conglomerado al que también se conoce como “La Siberia”. En esta barriada de familias humildes (muchas oriundas de Corrientes, Chaco, Santiago del Estero y otras provincias) y estigmatizada por cierto periodismo burgués como una “zona roja” del delito, se encuentra la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario y la Ciudad Universitaria. Los pasillos angostos y los techos de chapa de La Sexta fueron mudos testigos de allanamientos y balas policiales que se llevaron la vida de jóvenes del barrio. Aquí, en la Sexta, nació, se crió y vive Matías Romaguera, alias “El Colo” o “El poeta de la Sexta”.
“Gracias a la escritura me zafé de robar, de la droga. Aprendí mucho; hace falta leer para que se te abran las ideas. Empecé leyendo Bukowski, un libro de poemas, y después me enganché en talleres de literatura. Y pude escribir un libro, que para mí es muy valioso. También estoy terminando la Primaria, porque cuando era chico quise ser adulto y salí a la calle, salía a robar, me drogaba, y terminé preso. Estando en cana yo ya tenía a mi hijo, y al ver que mi vieja para llevarme mis bagayos, mis cigarros, tenía que dejar de comprar pañales para mi hijo decidí rescatarme, buscar un cambio. Y en eso leer a Bukowski y comenzar a querer escribir fue fundamental, me cambió todo. Ahí empecé a acercarme a los espacios comunitarios que había en mi barrio”, cuenta El Colo, quien a los 21 años publicó su primer poemario.
Desde 1989, el Centro Cultural La Rigoberta sostiene una experiencia de trabajo comunitario autogestivo en La Sexta. Allí, Romaguera comenzó a dar forma a su criatura literaria: Un relato colorado. Pero fue a partir del vínculo con el Centro de Desarrollo Infantil y Promoción Familiar, de Rosario, que el libro se hizo realidad. “Ahí creé mi primer libro. Son espacios muy importantes para mí y para todo el barrio. Yo era el raterito del barrio, el falopero, y ahora soy escritor y quiero ser escritor toda la vida. Nadie nace chorro. La sociedad es la que hace ser chorros a los pibes. La falta de oportunidades”, dice. Su libro fue editado artesanalmente y encuadernado por manos amigas.
“La pluma que estás a punto de conocer es una de esas que ha logrado la altura que se necesita para ver el sol. Tiene la música que transmite el latido de los corazones más profundos. Esta pluma le pone palabras a un nervio endurecido, pobre, intacto, insolente, rebelde y capaz de acariciarte el alma. Esta pluma recupera la palabra que alguna vez nos robaron y te deja listo para que esa palabra también sea tuya. Esta pluma te invita a ingresar en un mundo de afectos, ternuras, paciencias, desventuras y tristezas, y sobre todo, de amor. En este mundo, solo ingresaremos realmente quienes seamos capaces de leer la mirada profunda del poeta”, enuncia el prólogo de Un relato colorado, a cargo de Varón Fernández y Martín Ríos.
El libro tiene 31 poemas que van desde la instrospección y la angustia hasta la picardía y la celebración de los pequeños milagros, pasando por varias anécdotas de universos genuinamente transitados, donde conviven los amores, las caravanas, el sexo, la inspiración y la noche.
En el poema «Mis comienzos», el autor evoca el origen de su condición de poeta, sus primeros pasos con la birome y el papel: “yo andaba en una burbuja / hasta que la vida me impactó”.
«El drogado, el vago y el don nadie» es una venganza poética para “aquellos que se creyeron que yo nunca iba a triunfar”. En el poema «25 de febrero», el poeta recuerda a su hermano César, asesinado en Rosario. «El amor por mi vecina» narra con humor la atracción del poeta hacia una mujer casada del vecindario. El placer de ciertos estímulos artificiales se revela en poemas como «El Tirito» y «Ver el polvo blanco»; mientras que «El sujeto» expresa el desencanto del desamor. El 3 de diciembre de 2014, en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario, se presentó este libro que fue, tres años más tarde, sucedido por Los Pasos de la Vida, una obra que mixtura prosa con poesía.
Hoy Matías, además de escribir y ser padre, estudia en la Facultad de Psicología y milita en la asamblea barrial La Sexta Resiste. Al salir de la comisaría después de haber estado detenido varias horas este 1 de noviembre, se abrazó con sus vecinos y luego escribió un poema sin título:
Cuando escuché sus voces
Desde el calabozo
Empecé a lagrimear
Por qué fue la primera vez que no me sentí sólo en una celda
Lágrimas de emoción
Lágrimas de placer
Lágrimas de entusiasmo
Lágrimas de lucha…
Me podrán meter preso
Me podrán citar de mil juzgados
Me podrán dar balas de goma…
Pero lo que nunca lograrán es parar esta resistencia
Intentarán dividirnos
Intentarán asustarnos
Intentarán comprarnos
Pero nunca podrán acallarnos
Nunca podrán desalojarnos
La lucha continúa compañeres
Éste es el momento donde ellos tienen más miedo que nosotros
Luchemos
Que nosotros nos organizamos
¿Acaso pensaron que La Sexta no tenía organización?
Jaja qué chiste
Hoy se dieron cuenta de que no es así
Hoy con valor
Y orgullo
La nueva trinchera
demostró
Su brazo…
No sé imaginan su inmensidad de cuerpo
Hoy demostramos que si tocan a unes tocan a todes
Los golpes
No me hicieron llorar
Lo que me hizo llorar fue la voz de mi resistencia
La voz de mi barrio
La voz de mi gente
La lucha sigue
La Sexta resiste…