Redacción Canal Abierto| Trabajadores nucleados en el Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Construcción (SITRAIC) movilizan al parque eólico de Mayor Buratovich exigiendo el ingreso de trabajadores locales. El reclamo no se limita a la construcción de los parques en la localidad del partido bonaerense de Villarino, sino en la construcción de otros parques en Punta Alta y Tornquist. Piden también la sanción de ordenanzas en las que se establezca un piso de trabajadores de cada zona en la que las obras se hagan.
Además, denuncian una connivencia del otro gremio, la UOCRA, con la empresa Envision Energy, para garantizar mano de obra proveniente de las bolsas de trabajo, aunque los obreros provengan de otros distritos como La Plata, Rosario o Mendoza. Aducen que así el proceso de precarización es más sencillo para los empresarios.
«Tanto en Villalonga como en Carmen de Patagones y otros pueblos de la región,habíamos logrado que se incorporaran trabajadores locales de cada pueblo en los que se están construyendo. Pero esto no está ocurriendo ni en Buratovich, ni en Tornquist ni en Punta Alta», señaló a Canal Abierto el Secretario General del Sitraic, Víctor Grosi.
«Las empresas, en combinación con la UOCRA, llevan trabajadores de otros lugares y terminan siempre en la misma situación: precarizándolos y disciplinándolos. Se está planteando una ordenanza, que inclusive puede llegar a ser acompañada por la corporación de comercio e industria, que rija que por lo menos el 60% de los trabajadores de una obra sean trabajadores locales. Esto está relacionado con el comercio, porque si el trabajador es de esa localidad, el dinero que gana lo deja en el pueblo. Por supuesto que una empresa puede llevar parte de su equipo, pero también tiene que tomar trabajadores locales», agregó Grosi.
Sobre el rol de la UOCRA, Grosi indicó: «escudados en su bolsa de trabajo, que no está homologada por el Ministerio de Trabajo, traen trabajadores de otros lugares para tener el manejo discrecional de ellos. Entonces un obrero cobra mal, reclama y lo echan. Es una situación de coto. No tienen la libertad de agremiarse ni organizarse. En el caso de Villalonga, la UOCRA le vendía la comida a la empresa. Es un tema, para poner un nombre decoroso, comercial».