Por Sergio Alvez | Corría 1977. Ricardo Biazzi era uno de los jueces penales de la provincia de Misiones. En plena dictadura, Biazzi ordenó el procesamiento de una comisión policial que desempeñaba tareas en la Comisaría de la localidad misionera de 25 de Mayo, a raíz de la tortura seguida de muerte contra el ciudadano Manuel Dornelles.
Los efectivos involucrados en el caso fueron once en total, incluyendo el comisario de la seccional. También recibió una condena por encubrimiento y presentación de un certificado falso, el médico forense que examinó a la víctima tras su deceso.
Esta causa se desencadenó a partir de hechos registrados durante el mes de noviembre de 1977, cuando Dornelles fue detenido en la colonia Pindaity.
Los testimonios que dieron forma a la reconstrucción de los hechos se encuentran reunidos en el sumario Nº 898, un expediente de 17 folios.
Allí, los testigos dan cuenta de que Manuel Dornelles comenzó a ser víctima de apremios y vejaciones desde el momento mismo de su detención. El padre de la víctima, presente en el momento en que la comisión policial capturó y trasladó a Manuel Dornelles hacia la comisaría, aseguró en su testimonio que a su hijo “le pegaron trompadas y patadas que le hicieron caer al suelo; le levantaban de los pelos y le volvían a pegar, y así estuvieron pegándole unos quince minutos, aproximadamente. Luego le tiraron como una bolsa de harina al piso de la carrocería del móvil, pero antes de eso un efectivo le tomó de los huevos y le arrastró por el suelo”.
La descripción de este testigo se enlaza con la de otros que aseguran que Dornelles llegó a la comisaría muy golpeado y con las manos atadas.
En absoluto estado de indefensión y durante dos días, la víctima fue sometida a humillaciones y agresiones físicas de todo tipo, incluyendo largas sesiones de inmersión forzosa en el tanque de agua del destacamento.
Estas torturas a la que fue sometido, le causaron la muerte. El médico obrante, luego de que el informe oficial obviara todas las lesiones que presentaba el cadáver de Dornelles, concluyó en que el mismo presentaba: heridas contusas en las piernas, grandes equimosis en el tórax, excoriaciones y hematomas en el cuero cabelludo, fractura del hemitórax derecho, fractura de diez costillas y varias heridas que modificaron su dinámica cardíaca hasta provocarle la muerte.
El compendio de testimoniales especifica que los efectivos fueron turnándose de a grupos para castigar y humillar al detenido.
Tras el deceso de Dornelles, se cometieron varias irregularidades dirigidas al ocultamiento de lo sucedido, de las cuáles fueron partícipes los policías involucrados y el médico forense a cargo de la inspección del cuerpo, que fue entregado a los familiares de la víctima a cajón cerrado.
Finalmente, los integrantes de la comisión policial y el galeno, recibieron respectivas condenas por los delitos de homicidio calificado, apremios ilegales, encubrimiento y falsedad de certificado médico.
La valiente actuación del juez Biazzi, quien luego tendría una destacada carrera política que lo llevó incluso a ocupar el cargo de Ministro de Educación de la Nación, resultó ejemplar en un momento histórico en el cual la tortura y la muerte en centros de detención era moneda corriente.