Redacción Canal Abierto | Trabajadores de la cementera Loma Negra denuncian la no renovación de contratos y la paralización intencional de la fábrica.
La empresa –propiedad de la multinacional brasilera Camargo Correa- debió renovar el contrato de seis de sus empleados tercerizados a fines de marzo. La modalidad de contratación es a plazo fijo, y una vez finalizado, los contratados deben pasar a planta permanente.
Esto no sucedió y el plantel de 350 trabajadores, agrupados en la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA) de Berker, decidió parar las actividades de la fábrica.
“Realizamos una asamblea y decidimos hacer un paro que no se extienda de las 48 horas, pero Loma Negra se tardó 10 días en dar una respuesta. Logramos que intervenga el Ministerio de Trabajo del partido de Benito Juárez. En la reunión, la empresa confirmó su postura de no cubrir los puestos y no renovar contrato”, comentó Sebastián Blanco, trabajador de la fábrica.
Posterior a eso, lograron una reunión en la Secretaría de Trabajo de Nación de la cual participó una delegación de 60 trabajadores, el CEO de Loma Negra y el ministro de Producción Dante Sica.
Después de ocho horas de discusión se decretó la conciliación obligatoria hasta el miércoles 10 de abril.
“Una conciliación implica retrotraer todo lo que pasó, es decir, que la gente siga trabajando hasta la fecha pactada. Cuando levantamos el paro y nos presentamos a trabajar, la escribana de la empresa estaba esperando en la puerta de la fábrica a los chicos que habían despedido para no dejarlos entrar. Van todos los días y no los dejan ingresar. Por este motivo se inició una denuncia a Loma Negra por incumplir con los acuerdos que se firmaron”, informó Blanco.
Por su parte, quienes tienen continuidad laboral informan que no hay trabajos para hacer porque se lo otorgan a contratistas, que derivan la producción a la planta de Olavarria L´Amalí, y esto lo entienden como otro ataque de la patronal.
Barker es un pueblo chico –de 7.000 habitantes- que ya vivió una crisis similar. En 2001 Loma Negra cerró sus puertas y estos despidos provocaron la migración de sus habitantes. “Se convirtió en un pueblo fantasma, desapareció”, dijo el trabajador.
Quienes no trabajan en la cementera prestan servicios en la Unidad 7 de la Penitenciaría que lograron instalar también durante la crisis. “350 familias dependen de esta empresa para vivir. Es una situación estresante. No hay previsibilidad. Estás trabajando y no sabes que va a pasar dentro de cinco meses, en un año o mañana”, expresó Blanco.
Hoy, en la conciliación obligatoria, Loma Negra deberá definir su situación y comunicar a los trabajadores si se trata de un cierre o una reducción del personal al mínimo indispensable.