Por Lucas Cordero | El 17 de junio de 2017 se hundió el buque pesquero “Repunte” en las cercanías de las costas de Rawson. La tragedia dejó 7 desaparecidos, 3 fallecidos y 2 sobrevivientes. Los familiares de la tripulación formaron la agrupación “Ningún hundimiento más” y a través de ella expusieron la terrible realidad de los barcos pesqueros.
Según las denuncias, los barcos de pesca son viejos y no están en condiciones de navegar, pero las empresas ganan más con los permisos. En ese negocio vale menos la vida de los trabajadores en el mar: los barcos siguen saliendo y las tragedias ocurren de manera reiterada.
Gabriela Sánchez, hermana del capitán del «Repunte» Gustavo Sánchez y referente de “Ningún Hundimiento Más”, se refirió al pedido de pericias, el DNU de Macri para la modernización de la flota pesquera y el cambio de carátula que solicitaron los familiares para llevar esta causa.
¿Qué pasó con la causa?
-Salieron todos los pedidos de informes juntos. Primero se intimó al Consejo Federal Pesquero que explique cómo se permitió que Luis Caputo mantenga el permiso de pesca cuando nuestra ley dice que después de seis meses de inactividad de un buque se pierde el permiso. El “Repunte” estuvo cuatro años parado y tirado en el muelle, fue todo muy burdo.
¿Qué pasa después de un hundimiento?
-Normalmente después de un hundimiento se disuelven las sociedades anónimas que conforman la empresa. Una es dueña del barco y otra del permiso de pesca. Y son nombres fantasmas, todas son de Caputo. Fue un gran avance que se intimara información sobre cómo quedaron conformadas estas empresas.
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¿Cambio de alguna manera la mirada sobre la causa?
-Sí, se está mirando de otra manera. Es el mismo juzgado que tiene la causa del “Repunte” y del “Rígel”. El “Repunte” abrió escuela, incluso antes que el juez en la causa del Rígel. Los abogados ya habían pedido las cosas necesarias porque habían aprendido de lo que generamos a través del Repunte.
¿Cómo fue el rol de los trabajadores?
-El Sindicato Marítimo de la Pesca (SIMAPE) claramente jugó a defender a la patronal y a las empresas, con la excusa de cuidar las fuentes de trabajo. Cuidaron los permisos de pesca y no a los trabajadores.
Se presentaron como veedores de los trabajos que supuestamente se estaban haciendo en el buque, algo que era tan grosero que no se podía esconder. El SIMAPE terminó aceptando que no estaban capacitados para esa tarea, que obviamente le sirvió a la empresa que sacó a navegar un barco viejo y en malas condiciones y además mantuvo intacto su permiso de pesca.
El SIMAPE también en el momento del hundimiento toma el lugar de vocero cuasi oficial de la empresa, y era el canal por el cual Caputo y la empresa hablaba con las familias. Nosotros nos dimos cuenta muy rápido de esto, en cuestión de días. Y se cortó todo tipo de diálogo con el Sindicato.
¿Qué más se enteraron?
-También nos enteramos que Tomás Gerpe, del Consejo Federal Pesquero, estuvo unos meses antes trabajando en la empresa de Caputo, no se sabe bien haciendo qué. Cuando nos juntamos con el nos dijo: “Yo firmo papeles, no decido nada”. Ese desprecio burócrata me hacía acordar a Hannah Arendt, en La banalidad del mal.
¿Cómo se sigue en la causa?
-Ahora estamos pidiendo que se presente la pericia. Con eso y los pedidos de informes vamos a poder pedir el cambio de carátula. Esta causa tiene que ser un estrago doloso, que es la misma que tuvo Cromañón y la masacre de Once. Eso quiere decir cuando vos por acción u omisión permitís que algunas personas pierdan la vida. Hasta ahora la causa es investigación de siniestro. O sea que no hay nadie imputado. El cambio de carátula modificaría eso.
Nosotros fuimos construyendo esto a lo largo de dos años presentando testigos, informes y datos. No es que el juez un día cambio de idea. Es mucho trabajo nuestro, hecho con la convicción de que las cosas fueron así. Si se hubieran hecho como corresponde, el “Repunte” hubiera ido a desguace, Caputo habría perdido el permiso de pesca y estarían todos vivos. Y eso no pasó.
Los mismos obreros navales del astillero nos decían a días del hundimiento que no había forma de habilitar ese buque para navegar. Todos los cambios en la causa no se pueden explicar sin “Ningún Hundimiento Más” y sin los familiares del “Repunte” en la calle reclamando, visibilizando y generando un cambio bisagra. Antes de esto, en el puerto, siendo Moscuzza, Solimeno, Caputo o cualquiera podías hacer lo que quieras sin dar explicaciones. Eso cambió con nuestra militancia y va a prevenir futuros hundimientos. Decimos Justicia, Verdad y Pericia. Sin Pericia no hay Verdad, y no se puede llegar a la Justicia.
¿Cuál es la otra parte de la lucha de “Ningún Hundimiento Más”?
-La otra parte de nuestra lucha tiene que ver con la renovación de la flota pesquera. No es casualidad que los últimos hundimientos sean de barcos viejos, es causalidad. Mientras pasen la inspección de Prefectura pueden navegar el tiempo que quieran, sin límites.
El proyecto de renovación de la flota pesquera de Pino Solanas se unificó con el proyecto de pesca del senador Alfredo Luenzo para hacer uno solo. Pero una semana antes que empezó a sesionar el Congreso el presidente Mauricio Macri presentó un DNU sobre la modernización de la flota pesquera en el año 2040. O sea un Decreto de Necesidad y Urgencia que se va a poner en vigencia dentro de 21 años.
La excusa es que el proyecto de Pino exige la renovación en cinco años, y como los astilleros argentinos supuestamente no tienen la capacidad para renovar la flota en ese tiempo, se llenaría con buques usados. Totalmente lo contrario de lo que ocurriría de verdad, ya que el DNU directamente autoriza la entrada de buques usados. Barcos que tienen caducidad en Europa, y para sacarles algo más de plata los venden al Tercer Mundo, como les gusta pensarnos a ellos.
No es casualidad que estuvo el G20 y Macri salió con esto. Se reúne con los empresarios pesqueros y después el DNU que otra de las barbaridades que incluye es que los empresarios puedan usar el permiso de pesca como garantía para un barco nuevo. Modernizar y renovar no son sinónimos.
Además lo que dice del proyecto de Pino es mentira. La mayor urgencia la tenemos con 31 buques que tienen entre 15 y 40 metros destinados a la pesca de langostino. Por los años que tienen y el estado en el que están se debieron haber renovado ayer. Y en los astilleros está la capacidad para hacerlo.
Es muy importante el apoyo de los trabajadores. El SOMU, el SICONARA, y el Centro de Capitanes de Pesca apoyan el proyecto de Pino. Y es muy importante que nosotras hayamos estado presentes en la presentación, si no hubiera pasado sin pena ni gloria.
Seguramente tendremos que ceder, pero en vez de 5 años serán 8, no 21. Lo más importante es la seguridad de los trabajadores, y que los responsables den la cara, porque con el estado actual de los barcos, algo va a volver a pasar.
¿Una última reflexión?
–Tenemos que cambiar la cabeza y pensar al mar como parte de nuestro territorio y como parte fundamental de nuestra soberanía territorial y alimentaria.