Por Carlos Saglul | Cada 21 horas la policía mata. Se multiplicó la contratación de agentes. No obstante, todas las encuestas muestran que la gente no se siente más segura. Las cárceles no alcanzan, algunas comisarías parecen campos de concentración de la dictadura y no pocas veces se incendian dejando un saldo de presos muertos. Esa sensación de tierra de nadie que recorre algunos barrios, llegó a la Universidad.
Numerosos intentos de secuestro se produjeron en las sedes del CBC de la UBA, en especial Ramos Mejía en el barrio de Parque Centenario, Ciudad Universitaria, Drago y San Isidro. Ante la falta de respuesta de las autoridades, la Federación Universitaria de Buenos Aires denunció una situación de inseguridad que calificó como “extremadamente grave” y pidió que se tomen medidas para proteger a las alumnas.
Eva Dimopulos, presidenta de la FUBA, dijo a Canal Abierto que “ya en otras oportunidades se registró una ola de intentos de secuestros y se pudo parar. Sentimos que la reiteración de estos hechos obliga a tomar medidas”. En estos días de un FIAT blanco que rondaba la sede de Ramos Mejía bajaron dos hombres que intentaron llevarse por la fuerza a una joven después de adormecerla con cloroformo. En Drago, otra vez, un coche blanco intentó llevarse otra alumna. En la sede de San Isidro una joven tuvo menos suerte ya que fue secuestrada y violada luego de subirla por la fuerza a una camioneta. Otro hecho más fue reportado en Ciudad Universitaria.
-La denuncia de la FUBA da la impresión de que no se trata de sucesos aislados.
-Hay demasiadas coincidencias. Los coches, horarios, la forma en que se realizan los intentos de secuestro. No somos el Poder Judicial, no podemos investigar. Por eso hacemos una denuncia pública. Hemos tratado de contener a las compañeras organizando la salida de las Facultades para no estar solas, armar un sistema de vigilancia mutua para saber si cada una llega a su hogar.
-¿Cómo reaccionaron las autoridades? El diario Clarín señaló que no había denuncias en la Policía.
-Yo no confió en lo que dice Clarín. Y en todo caso, si consultó a la Policía sabemos que las instituciones siempre se cubren. Por otro lado, cuando se trata de casos de trata, a las mujeres les cuesta ir a la policía. Prefieren denunciar los hechos en las redes sociales. Cuando sucedió la oleada anterior, las autoridades hicieron lo mismo. No obstante, accedieron a remodelar la Plaza Houssay para darle más seguridad.
-La presencia de la policía se reforzó en toda la ciudad
-A mí no me corresponde decir si hay zona liberada o no. Eso lo tienen que ver las autoridades. Hablamos de intentos que suceden en pleno día. En cuanto a la cantidad de policías, hay zonas que puede haber muchos, otras ninguno.
El gobierno de la ciudad es el que debe reforzar la seguridad e informar qué está pasando. Si esto no sucede nos vamos a seguir movilizando. No queremos sembrar la paranoia, pero tampoco merecemos vivir con miedo.
LA HISTORIA SE REPITE
En 2017, estudiantes de las facultades de Medicina y Psicología de la UBA cortaron el cruce de la avenida Córdoba con la calle Junín para denunciar la existencia de «una zona liberada» en el barrio de Balvanera. En las redes varias jóvenes habían denunciado intentos de secuestro. Marcelo D’Alessandro, secretario de Seguridad porteño, aseguró que “no hay secuestro de chicas en la Ciudad”. Sin embargo agregó que “según datos del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata hubo un aumento del número de denuncias por trata a la línea telefónica 145. (…) El año pasado hubo casos de desapariciones de chicas en la zona sur: de los doce casos, cinco se fueron con novios, el resto por violencia en el propio hogar. Hay que verlo en un contexto donde hay personas capaces de generar una campaña política basándose en la paranoia de la sociedad”, dijo el funcionario. Aclaró además que la Traffic blanca que las chicas decían ver rondando era de la Policía, e investigaba puntos de venta de drogas.
Fotos: Agencia Dyn; protesta 2017.