Federico Chechele | Sergio Zacaríaz murió desprotegido en la ciudad más rica del país y a diez cuadras de la Casa Rosada. Lo que debería llamar la atención por la ausencia del Estado se terminó transformando en una nueva disputa entre el Gobierno y sectores de la oposición.
Ante la helada noche del miércoles, por iniciativa de Red Solidaria, el club River Plate abrió las puertas de su estadio para recibir donaciones de frazadas, ropa de abrigo y dar albergue. Esto enfureció al presidente Mauricio Macri quien le recriminó Rodolfo D’Onofrio, titular de River por exponer al Gobierno nacional en el día más frío del año.
«¿Por qué no llamó antes para coordinar con el gobierno porteño?», se quejaron desde el Ejecutivo. Tratando de explicar la muerte de Zacaríaz, el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, afirmó que “hay personas que prefieren dormir en la calle antes que a ir a un parador”; “hay personas con situación psiquiátrica, con adicciones”, y “hay quienes vienen de otras jurisdicciones…”. El macrismo cree que el mundo está por empezar.
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Pero no. Más allá de la furia oficial que desataron el diputado Fernando Iglesias y la maquinaria del PRO en las redes sociales, en las calles de Buenos Aires ya no hay sólo vagabundos, hay familias enteras con chicos expulsados por sus propias políticas
El número que oficialmente difundió la Ciudad es de 1.146 personas en situación de calle en el distrito que gobierna desde hace casi 12 años el macrismo. Ese número, que creció un 32% desde 2016, es cuestionado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y por más de 40 ONGs. Las organizaciones sociales relevaron 4.394. La enorme distancia se encuentra en que el relevamiento oficial se hace durante una sola noche de abril y en zonas de alta concentración de personas en situación de calle, mientras que el de las ONGs dura una semana y abarca a toda la Ciudad.
Diego Santilli afirmó que “hay personas que prefieren dormir en la calle antes que a ir a un parador”
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Esta semana se difundió un sondeo realizado por la Encuesta de Preferencias Políticas en la que respondieron 15.600 personas en los últimos 13 días, una suerte de «gran focus group». En la misma se preguntaba «¿Qué preferís que mejore más en Argentina, la pobreza, la desigualdad, el desempleo o la productividad?».
Casi el 50% de los votantes de la fórmula Fernández- Fernández y también del FIT optaron por la desigualdad, mientras que del votante de Macri/Espert sólo el 5% optó por ese ítem. Diametralmente a la inversa ocurrió con la productividad. Dos maneras de entender cómo salir de la crisis: unos eligen por lo más concreto, otros a largo plazo y que mientras tanto pasen cosas.
En ese tono, esta semana, luego del anuncio del Gobierno por el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, el presidente del grupo Los Grobo, Gustavo Grobocopatel, dijo que «hay que permitir que haya sectores que desaparezcan, pero el principal problema que tenemos por delante es hacer que haya muchos sectores nuevos que aparezcan. Tiene que haber más nuevos que viejos que dejen de existir». Todo un postulado hacia más desigualdad.
La disputa por los gobernadores
Alberto Fernández se reunió esta semana con 12 gobernadores del Partido Justicialista con una foto que retorció al oficialismo. En sus oficinas de San Telmo recibió a los mandatarios provinciales quienes se mostraron alineados de cara a las PASO de agosto y le prometieron a Fernández acercar a Juan Schiaretti.
Fue tal el acompañamiento que incluso participó Domingo Peppo, a quien el Frente de Todos en Chaco no le permitió adherir su boleta como precandidato a senador nacional para favorecer a Jorge Capitanich. Sólo faltó, con aviso, Alberto Rodríguez Saá de San Luis.
Con la intención de sumar fortaleza, Alberto Fernández también se llegó hasta el Senado de la Nación donde el cordobés Carlos Caserio, quien reemplaza desde la semana pasada a Miguel Pichetto, convocó al Bloque Justicialista. Otro gesto, otra foto.
La frutilla del postre del Frente de Todos se colocó en la provincia de Buenos Aires. Axel Kicillof y Sergio Massa, precandidatos a gobernador y a primer diputado por la provincia mantuvieron un encuentro con casi todos los alcaldes bonaerenses del peronismo. Más de 50 intendentes realizaron una cumbre en La Plata con el propósito de dejar atrás las rispideces del cierre de listas y alinear a toda la tropa de cara a la campaña.
Ante este escenario, el Gobierno siguió tejiendo alianzas para desactivar el armado opositor que veía por los diarios. Confía en algunos gobernadores, incluso, de algunos de los que participaron del encuentro con Alberto Fernández. La Casa Rosada reconoce que varios de ellos jugarán fuerte en la campaña, pero especula en atender las urgencias de algunas provincias para monitorear la elección más de cerca.
Domingo Peppo, Lucía Corpacci, Sergio Uñac, Omar Perotti y Mariano Arcioni son los apuntados para entrelazar alianzas por fuera de lo público para que no vayan a fondo en las elecciones de agosto. Cada uno de los mencionados tiene un interés propio para escuchar al Presidente.
Agosto en la mira
Por más que el gobierno apueste a obtener resultados favorables en octubre y en un potencial balotaje, saben que en agosto, con las encuestas negativas, deben hacer un buen papel que los posicione para las elecciones generales. Para eso necesitan que la votación sea masiva y así achicar la actual diferencia de entre 6 y 8 puntos. En su análisis reconocen que el votante opositor es joven, más militante y que irá a votar, mientras que su voto duro oscila entre personas mayores de 60 o 65 que pueden tomarse una licencia en agosto. Al Gobierno lo desvela cómo reaccionarán los mercados ante una derrota por lo que pretenden despejar todo tipo de riesgo político lo más rápido posible.
Por más que el gobierno apueste a obtener resultados favorables en octubre y en un potencial balotaje, saben que en agosto, con las encuestas negativas, deben hacer un buen papel. Al Gobierno lo desvela cómo reaccionarán los mercados ante una derrota.
Una encuesta de la provincia de Buenos Aires que no fue difundida pero que llegó a los escritorios de políticos y periodistas vaticina un triunfo de María Eugenia Vidal por apenas un punto pero una derrota presidencial con 11 puntos debajo de la fórmula Fernández-Fernández. Si en 2015 el corte de boleta a favor de la gobernadora fue de 6 puntos ahora estiraría esa diferencia con Macri en más de 10.
Por eso la estrategia de la Casa Rosada es subir a escena a Cristina Kirchner y ningunear a Alberto Fernández. “La verdadera candidata del kirchnersimo es Cristina, no da la cara para no dar una discusión pública”, dijo Marcos Peña en el CCK en la ponencia de los tres gabinetes principales de la coalición oficialista. Nadie desconoce los votos anticristina y la campaña está encaminada para ese lado
Foto principal: AM 750 (Peru 480, CABA, el lugar en el que murió Sergio Zacarías)