Por Carlos Saglul | “Operación Masacre” se estrenó oficialmente en 1973. Hasta ese momento se dio en la clandestinidad de barrios obreros, villas miseria, unidades básicas. El emblemático documental de Jorge Cedrón con guión de Rodolfo Walsh, autor del libro, denuncia los fusilamientos de militantes peronistas durante 1956 en José León Suarez luego del levantamiento militar contra la Revolución Libertadora.
La película fue filmada en la clandestinidad entre 1970 y 1972 bajo las dictaduras de Roberto Marcelo Levingston y Alejandro Agustín Lanusse. Relató Cedrón: “Hubo que filmar veinte noches en los basurales. Venían los canas y veían actores famosos. Norma Aleandro, Carlos Carella, Walter Vidarte y para ellos era como si se encontrarán con Carlitos Gardel (…) Nos preguntaban: ¿qué andan haciendo muchachos? Les decíamos: una película, publicidad”.
Antes de Operación Masacre, Cedrón filmó una película sobre la vida de San Martín con fondos del Instituto Sanmartiniano y el Banco Ciudad. El general Agustín Lanusse asistió al estreno de “Por los senderos del Libertador” sin sospechar que con parte de los dineros aportados para esa realización se filmaba “Operación Masacre”.
La película cuenta con el aporte de uno de los sobrevivientes de la masacre, Julio Toxler, que como Walsh y Cedrón serán asesinados durante la dictadura cívico-militar. Cedrón contó que a veces ponía a dirigir a Toxler. “Quién puede tenerla más clara que él”. Con Cedrón se inicia el cine militante. Su película antes de ser estrenada oficialmente es vista por más de cien mil villeros, obreros, delegados.
“El Tigre”, como le decían a Cedrón logró rescatar los negativos de Operación Masacre de las garras de la dictadura. También sobreviven otras películas como “Resistir” que hizo por encargo de Montoneros y está lejos de ser un vulgar panfleto, “Gotan”, que filmó antes de ser asesinado en París, “El habilitado” y la mencionada “Por los Senderos del Libertador”.
Cuando lo asesinan Cedrón estaba por filmar “El Asilo”, una coproducción entre Francia y Holanda, lo que para su mujer, Marta Montero desmiente que haya pensado en suicidarse. Su muerte es quizá uno de los episodios más oscuros del Proceso. Fernando Martín Peña, a través de su libro “El cine que quema: Jorge Cedrón”, escribió la mejor investigación que pueda encontrarse no solo sobre la obra del realizador sino también sobre su historia y final. De acuerdo a esa investigación, la última secuencia de la vida del Tigre seguramente deba comenzar con el secuestro en Francia de su suegro, el ex intendente de Buenos Aires Saturnino Montero Ruiz.
Curiosamente antes que la esposa de Cedrón pueda entregar el rescate, Montero Ruiz es liberado. Cuando la policía lo entrevista por primera vez se entera que Cedrón se suicidó “apuñalándose a sí mismo” Tenía cuatro heridas y la aorta cortada.
Peña entrevista a Montero Ruiz: “Yo sé que fueron ellos (las Fuerzas Armadas) pero no podía demostrarlo. Yo era amigo de Jorge Antonio y Camps le anticipó mi secuestro. Un almirante amigo me dijo que había sido la Marina”. En ese momento funcionaba en París el Centro Piloto en el marco del Operativo Cóndor. Montero Ruiz es aún más taxativo y dice que en una cena el ex jefe de la Armada, Emilio Labruschini, le confesó “yo ordene ponerlo a usted en libertad”.
No solo el Centro Piloto de Paris es implicado por las versiones en el secuestro de Montero Ruiz y la muerte de Cedrón. En esos días, el sector de Montoneros encabezado por Rodolfo Galimerti rompe con la organización. Poco después de la muerte de Cedrón, el guerrillero abandona París. Muchos sospechan que existieron relaciones entre ex montoneros, militares de la Marina y la inteligencia estadounidense.
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Por esa época, la actual ministra Patricia Bullrich militaba con su cuñado Galimberti. Juan Gasparini, periodista, ex dirigente del Peronismo Revolucionario, recordó que “a la doctora se le atribuyen vínculos en París con un grupo capitaneado por el extinto Rodolfo Galimberti, a los que se agrega el secuestro extorsivo de Montero Ruiz, hechos que no tienen que ver con una eventual actividad política”.
Cedrón, según la historia oficial, se mata en la Prefectura de la Policía de París mientras se le tomaba declaración a su esposa. Jorge se habría apuñalado con un cuchillo que mantenía en la mano derecha. Se dio varias puñadas. Cedrón era zurdo. Bromeaba “soy de izquierda para todo”. El policía que lo encontró dijo que la puerta del baño donde murió estaba abierta, cuando volvió a declarar señaló que estaba cerrada.
Nunca se hizo una contra autopsia. Los expedientes de la investigación se ahogaron en una inundación. Para muchos, la bisagra que completa la historia es el comisario Marcel Leclerc, jefe de la Policía Judicial y encargado del caso Montero Ruiz y quien luego se descubrió fue ex militante de la OAS, una organización paramilitar ultraderechista. El funcionario francés interrogó a la mujer de Cedrón en compañía de dos miembros de los servicios argentinos que le advirtieron que no querían que se pagara el rescate
Rudi Barnet, un director teatral amigo de Cedrón arriesga que el policía asustado por el escándalo que significaba la muerte de Cedrón en la sede Judicial informó a la banda integrada por ex montoneros y servicios, que debían liberar a Montero Ruiz, aún antes de recibir el rescate. ¿Mataron a Cedrón porque sabía algo comprometedor, como opinó parte de su familia? ¿Se suicidó y con eso posibilitó la liberación de Montero Ruiz?
“Por qué nos odian tanto”, dice Julio Toxler en “Operación Masacre”. Quien hizo la pregunta, el que la escribió, quien lo filmó, todos fueron arrastrados por la noche de odio y sangre desatada por la dictadura cívico-militar. Su sangre fue a unirse con la de los fusilados de José León Suarez. Todos ellos forman parte de los ejércitos de sombras que andan por la memoria de nuestras tierras, de las muertes casi siempre impunes de los que se atrevieron a soñar aires de Justicia y Libertad para este país. Y desataron viejos odios, que aún andan por aquí.