Redacción Canal Abierto | Además de los candidatos del oficialismo en la mayoría de los distritos del país, las elecciones realizadas ayer tuvieron otro derrotado: las encuestas y los equipos profesionales de comunicación que trabajaron en la campaña de Juntos por el Cambio.
Si bien las primeras daban cuenta del triunfo de la fórmula Fernández-Fernández, ninguna aproximó al porcentaje ni a la diferencia con la de Macri-Pichetto. Los segundos, planteados desde muchos espacios como un arma imbatible que incluía, no sólo la artillería mediática tradicional, sino aspectos más innovadores como la big data o la campaña vietnamita planteada por el jefe de Gabinete.
«Saltaron por el aire todas las teorías, y ahora hay que empezar a pensar desde cero», sostiene el docente e investigador Pascual Calicchio ante la consulta de Canal Abierto. «Siempre están los que plantean que el centro de todo son las manipulaciones mediáticas, que en el último tiempo de la campaña se vieron claramente o la incorporación de nuevas herramientas como la segmentación y el big data en el tema de las campañas por redes. Ahí el Gobierno de Cambiemos aparecía como el gran especialista y el que tenía la mayor capacidad para modificar datos en una elección y generar un cierto escenario más favorable. Ninguna de esas dos cosas se verificó si lo analizamos al calor de los resultados. Lo mismo ocurre con la capacidad de predicción. Ni las encuestas tradicionales, salvo algunas pocas que no se hicieron públicas ni tampoco el análisis a través del big data acertó lo que iba a ocurrir. Todos los análisis estuvieron muy lejos de lo que ocurrió ayer», agrega.
En los meses previos al comicio, los medios masivos de comunicación con mayor alcance de nuestro país jugaron fuertemente a favor del Gobierno, tanto al quitarle peso a sus medidas perjudiciales como al tener siempre en primera plana a la candidata a vicepresidenta Cristina Fernández como figura de lo malo que puede pasar en caso de un triunfo.
«Está la pregunta contrafáctica de pensar qué hubiera pasado si esos medios no hubieran operados. ¿La derrota hubiera sido mayor? -plantea Calicchio-. Lo que aparece es que la gente eligió a partir de la situación económica. La semana pasada en un debate en el Instituto Gino Germani, un sociólogo planteaba si lo económico iba a ser el condicionante de la elección, si iba a ser lo político o si comunicacional iba a tener una incidencia mayor. Uno podría darle la razón a los que planteaban que la economía iba a ser central y el peso de la comunicación quedó limitado en función de la fuerte crisis económica y la decepción de la gente frente a las promesas en el terreno económico. Sería interesante que esto se pueda estudiar en los próximos meses para poder entenderlo un poco mejor».
Consultado por las características, Calicchio plantea que «la campaña estuvo en función de una estrategia política y al que le funcionó mejor fue al Frente de Todos. Ellos articularon una lógica política que no arrancó del todo bien en la campaña, que en sí arrancó con algunos vaivenes y después se fue acomodando, pero encajó bien en una lógica política de intentar agrupar a todos los sectores opositores al Gobierno y mostrar que había logrado sumar a sectores del progresismo, a Massa, que poner a Alberto en ese lugar y Cristina resignando su lugar, ampliaba y convocaba a otros sectores. Mientras que el Gobierno intentó hacerlo con Pichetto, planteando una ampliación hacia el peronismo, pero no lograron trasladar eso comunicacionalmente. La campaña fue a su núcleo duro, el sector que ya estaba convencido y que los iba a votar por el miedo a que volvieran determinados sectores políticos y creo que no le función. Sólo logró nuclear a sectores que ya tenían convencidos y que el Frente de Todos logró llegar a sectores un poco más amplios que en otros momentos».
Y agrega: «la campaña de Cambiemos fue mucho más dirigida, tenía una centralidad mayor, tenía más presupuesto, tenía un trabajo más preciso de segmentación. En algunas notas se vieron que mandaban 400 mensajes microsegmentados a determinados públicos. Si se piensa de ahí, ese esquema de campaña de Cambiemos estaba mucho más profesionalizado».
«En el caso de Alberto Fernández no tenía ningún gurú, que es una figura en la que no cree. Se volcó a una campaña más tradicional con mucho trabajo en territorio y trabajo de redes también, con equipos muy buenos y profesionales, pero sin la centralidad que tenía en Cambiemos. A la vista de los resultados, pone en debate muchas supuestas verdades que se venían manejando hasta ahora», concluye Calicchio.