Federico Chechele | El Gobierno perdió mucho más que una elección, derrotado en todo el país con diferencias irreversibles, Macri y sus aliados tienen la misión ordenar una transición lo más pronto posible porque octubre será un trámite para definir sólo intendencias y bancas en el Congreso. Todo lo demás se definió ayer.
Se pueden analizar decenas de variables para entender el knockout que le propinaron al Gobierno, pero la más sencilla está a la vista de todos: El pueblo castiga, es así de sencillo. De la misma manera que en el 2015 se entendió que 12 años de gobierno habían sido suficientes y que en el 2017, se le daba una nueva oportunidad para ordenar la economía; la elección Primaria de ayer le dijo basta a un modelo que empobreció día a día a la mayoría de los argentinos y extranjeros que viven en nuestro país.
Quedó demostrado que el periodismo (el mayor aliado del gobierno) incide muy poco en los resultados electorales, que las consignas vacías no engañan a la realidad y que el futuro es hoy no mañana. Así lo manifestaron el 34% de la población que vive en la pobreza, el 7.9% que padece hambre y las 20 mil pymes que bajaron sus persianas en estos últimos cuatro años.
Durante meses se analizó si María Eugenia Vidal podía levantar a Mauricio Macri de las encuestas y para ello el gobierno definió la estrategia de personalizar la campaña en torno a la dirigente “con mejor imagen del país”. Fue todo un engaño. Ambos terminaron aplastados. La gobernadora, a quien nunca le hicieron una repregunta en 4 años, anoche se fue en silencio, sin hablar, masticando bronca hacia dentro de Cambiemos, pero negando que su gestión en el mayor distrito del país fue igual o peor que la de su jefe político.
Subestimaron a la gente de la peor manera. Decenas de notas explicaron las estrategias de whatsapp para dar vuelta los números en rojos que llegaban a la Casa Rosada. Se jactaron que con el apoyo de Donald Trump y la baja de las tasas de interés podían repercutir en las elecciones. Trajeron a Jair Bolsonaro… Cambiemos vivió en otra dimensión, pero los votos de ayer lo transportaron a la realidad.
Esa realidad en la que Miguel Ángel Pichetto no pudo sumar ni a un solo gobernador, donde los mandatarios provinciales pusieron todo lo que tenían y no a media máquina como preveía el Gobierno, donde los intendentes no cortaron boleta. No vieron que el Peronismo se unió para echarlos.
Porque el Frente de Todos terminó siendo eso, un frente que juntó a diferentes partidos y organizaciones que se unieron para derrotar a Macri. Nadie escondió nada, todos jugaron a ganador, sabiendo que a partir de diciembre se debe ordenar una estrategia para, en principio, disminuir el hambre y la pobreza. Así lo entendieron desde la fórmula presidencial, los partidos aliados, los gobernadores e intendentes. Las mezquindades quedaron a un lado.
La historia dirá que de un lado quedaron funcionarios millonarios que multiplicaron su dinero en el exterior y que enriquecieron a las multinacionales que representan; y del otro el pueblo argentino, que ya había avisado con múltiples marchas durante estos cuatro años y que ayer, con el poder de los votos, se fue a dormir cuando quiso y sabiendo que había hecho lo que había que hacer.
Foto: Nacho Yuchark, para LaVaca