Redacción Canal Abierto | Este viernes, y en medio del agravamiento de los incendios en el Amazonas, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció que retiraba su apoyo al acuerdo comercial Unión Europea-Mercosur como consecuencia de las violaciones constantes de Brasil para con sus compromisos ambientales.
Su actitud sorprendió a medias. Francia fue uno de los países que tomó como cruzada bloquear el avance del acuerdo. “Las organizaciones francesas están diciendo que es una cuestión bastante hipócrita por parte de Macron”, explica en diálogo con Canal Abierto la especialista en relaciones económicas internacionales e investigadora del CONICET, Luciana Ghiotto.
“Se puede interpretar que la quema del Amazonas finalmente le da la excusa real a Francia y a Irlanda -que son dos de los países que justamente encabezaron la pelea en el marco de la Unión Europea para que el acuerdo no se cerrara-, para bloquearlo en el Consejo Europeo”, agrega.
El jueves el jefe de Gobierno irlandés, Leo Varadkar ya había anticipado que Irlanda supervisará las acciones ambientales de Brasil para determinar si bloquea el trato, al que consideró como algo posible recién en dos años.
«Que el tratado se trabe en el Consejo Europeo es lo mejor que nos puede pasar como argentinos, por los peligros para nuestro país que el TLC involucra”, explica Ghiotto.
Para Ghiotto, quien también integra ATTAC Argentina (Asociación por una Tasa a las Transacciones Financieras especulativas para Ayuda a los Ciudadanos), se trata de un escenario complejo con múltiples tramas. «Macron también está jugando otras cosas, como su propia carta hacia la reelección presidencial de su país, y para eso le sirve tener un rol mucho más protagónico en la orquestación del sistema internacional y lanzarse como líder global a favor del cambio climático», explica.
Sucede que el acuerdo jamás cerró al interior de Francia. Los sectores agrícolas franceses, que integran incluso el partido socialdemócrata de gobierno (LaREM, en francés La République en marche), consideran que afecta sus intereses. “Eso es lo que más ruido le hace a Francia, más que el cambio climático”, sentencia la especialista.
Cuando el viernes 28 de junio anunciaron el final de las negociaciones, Macron viajó al G20 en Japón. Y a su vuelta a Francia, en una entrevista, afirmó que el gobierno francés no estaba contento con la forma en la que se habían cerrado las negociaciones y que iban a revisar todo el acuerdo. Incluso, unos días antes del anuncio, los negociadores franceses ya estaban diciendo que de ningún modo iban a cerrar el acuerdo si no se garantizaba que Brasil sostuviera sus compromisos del Acuerdo de París.
Pese a que ese anuncio ya lleva casi dos meses, la realidad es que el acuerdo todavía está verde. Debería pasar la próxima instancia, que es el Consejo Europeo, órgano intergubernamental de la Unión Europea que debe aprobar el tratado de libre comercio para que éste prospere. Allí es donde Francia amenaza con trabarlo y su propio presidente, Donald Tusk, asegura que “es difícil imaginar una ratificación armoniosa por los países europeos mientras el presidente brasileño permite la destrucción de los espacios verdes del planeta”.
“Entre comillas, que el tratado se trabe en el Consejo Europeo es lo mejor que nos puede pasar como argentinos, por los peligros para nuestro país que el TLC involucra”, explica Ghiotto.
Por su parte, el presidente brasilero Jair Bolsonaro afirmó hoy que sólo podría aceptar los 20 millones de dólares ofrecidos por el G7 para combatir el incendio amazónico después recibir disculpas públicas de Macron, por haberlo llamado «mentiroso».
Y es que el jefe de Estado francés afirmó en un comunicado que su par de Brasil “mintió” a los líderes mundiales sobre sus compromisos para abordar el cambio climático en la cumbre del G20 de este año en Osaka, Japón.
Fuera de las rispideces protocolares, la situación merece una mirada reflexiva sobre la verdadera injerencia de los países sobre lugares que podrían considerarse patrimonio de la humanidad. “Es cierto que los anuncios de Macron, como la intervención con dinero, tienen que ver directamente con la soberanía brasilera. Por eso Bolsonaro responde así. Pero los incendios vienen sucediéndose desde hace veinte años, coincidentemente con el corrimiento de la frontera sojera. Esto pasa en Brasil, en Paraguay, y también en Bolivia. Uno piensa que Bolsonaro debería tener políticas de protección medioambiental mucho más fuertes, pero la realidad es que esto en la época de Lula también sucedía porque el problema es el sistema entero, el sistema del agronegocio”, remata Ghiotto.
Dibujo: Marcelo Spotti