Redacción Canal Abierto | A menos de dos años del último fallo que lo condenó a cadena perpetua, Jorge “El Tigre” Acosta -el hombre que decidía sobre la vida y la muerte de los detenidos desaparecidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante la última dictadura-, solicitó la libertad condicional.
Ante el Tribunal Oral Federal Nº 5 de Comodoro Py, el último jueves la defensa del represor solicitó su incorporación al régimen de la libertad condicional “a la luz de lo normado en el artículo 13 del Código Penal de la Nación”.
Graciela Daleo, sobreviviente de la ESMA, explica que el artículo en cuestión dice claramente “que el condenado a prisión perpetua tiene que haber cumplido 35 años” para obtener el beneficio de la libertad condicional “previo informe de la dirección del establecimiento e informe de peritos que pronostique en forma individualizada y favorable su reinserción social”. Requisito que el genocida Acosta no cumple.
Por su parte, Emiliano Hueravilo, nacido en la ESMA y secretario de Derechos Humanos de ATE y CTA Buenos Aires, sostiene en diálogo con Canal Abierto: “Repudiamos el pedido. Tiene que seguir cumpliendo la cadena perpetua, una de las tres condenas que tiene, y cumplirla en cárcel común”.
Efectivamente, pesan sobre el Tigre Acosta una condena a prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua de 2011, producto del primer juicio por los crímenes de la ESMA. Otra de 2012, cuando fue condenado a 30 años de prisión en la causa Plan sistemático, por ser coautor penalmente responsable del robo de bebés. Y otra de noviembre de 2017, en el tercer tramo del Juicio ESMA, cuando Acosta encabezó la lista de los 29 genocidas condenados a perpetua esa tarde histórica.
Los amagues
Como jefe de la ESMA, El Tigre decidía a quiénes se torturaba y quiénes morían. En total, se lo ha encontrado culpable de 82 delitos probables, muchos de lesa humanidad. Entre ellos están los secuestros, desapariciones y torturas de la adolescente sueca-argentina Dagmar Hagelin, y del grupo de Madres de Plaza de Mayo y activistas de derechos humanos secuestrados en la iglesia de la Santa Cruz que integraban la monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet.
De esta iniciativa de liberación anticipada hay antecedentes. En marzo de 2018, el Servicio Penitenciario Federal, dependiente del Ministerio de Justicia a cargo de Germán Garavano, solicitó a magistrados penales que evalúen otorgar libertad condicional o prisión domiciliaria a 96 condenados por crímenes de lesa humanidad, entre ellos el ex jefe de la ESMA. Una posible e insólita “solución” a la saturación de las cárceles.
Por otro lado, hace pocos días, Acosta fue visto en la sede de la Unidad de Atención Integral de la Anses del centro porteño haciendo fila para obtener un crédito, al que pudo acceder gracias a que percibe una jubilación mínima de 12.000 pesos desde septiembre de 2018. El permiso para salir fue otorgado por el mismo TOF Nº 5, donde ahora solicita su libertad.