Redacción Canal Abierto | Marcelo Burello es doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires, graduado en Realización Cinematográfica (INCAA), profesor e investigador en las Facultades de Filosofía y Letras y Ciencias Sociales de la UBA.
Promesa y traición. Breve historia del periodismo
“La charla tiene como pretexto mi investigación de los últimos años o décadas sobre la figura de Karl Kraus, un periodista e intelectual vienés de comienzos del siglo XX que tuvo la grata idea de sospechar que los periódicos y las revistas decían todas mentiras. Entonces fundó su propio periódico, lo escribía él solo, lo hacía él, y lo hizo durante varias décadas. En realidad lo que hacía era metaperiodismo y perseguía a los periodistas, denunciaba a los periódicos y demostraba que normalmente la política de los países europeos, sobre todo la exterior y la financiera, está construida obedeciendo a intereses muy obvios y que los periodistas son los agentes mercenarios que intermedian en esa relación”, se explaya Burello en una entrevista del programa Algo con erre en FM La Tribu.
Describiendo una suerte de cronología, señala que “el periodismo surgió con este nombre que rápidamente empezó a circular de “cuarto poder” -que en realidad es un eufemismo-, en el momento en que la nobleza, la aristocracia tienen que ceder el poder y capitular ante el sistema de tripartición de poderes republicano. Entonces, rápidamente surge la idea de que se necesitaba una válvula de ventilación entre el pueblo y los gobernantes, que le hiciera saber a los gobernantes lo que el pueblo necesitaba y le permitiera saber al pueblo lo que los gobernantes pensaban y hacían. Así también se fundó en nuestro país, con el famoso ‘el pueblo quiere saber de qué se trata’”.
“El periodismo aparece, con los primeros diarios y revistas, sobre todo en Gran Bretaña y luego se expande por Europa. Surge con la promesa de que todo hombre puede estar informado y saber más o menos de qué se está hablando en los círculos de poder”.
“Cuando los británicos tienen la idea de que una cámara parlamentaria no alcanza, porque está constituida sólo por nobles, fundan la cámara baja, la cámara de los plebeyos. Allí se hizo obvia la idea de que el pueblo bajo debe estar informado para poder votar, y si te van a cobrar impuestos tenés que estar alfabetizado e informado. Necesitás dos cosas: formación e información. Con la fundación de las escuelas se cubre el papel de la formación, y el periodismo vendría a satisfacer la información. Aquí radica la promesa y rápidamente viene la traición: al poco tiempo un diario tuvo la idea de que el sistema de suscripción no es suficiente para paliar los costos y entonces empieza a incluir publicidades pequeñas que luego se van haciendo más grandes. Así empieza a haber redes de intereses que influyen, y el poder económico comienza a pesar sobre las decisiones editoriales de los medios. De lo que se trata de ahí en adelante es de ver qué cosas podés poner para que sean atractivas para que la gente vea las publicidades. Se invierte la relación de fuerzas, no es que la publicidad decora la información, sino que la información comienza a oropelar la publicidad”.
“Ya a finales del siglo XIX se había hecho bastante obvio que había un gran cinismo, un gran mercenarismo en todo este mecanismo, y es la época en que aparece Karl Kraus. Él presiente que a fines del XIX, Europa se mueve con los hilos de un titiritero oculto que es el poder de grandes corporaciones que tienen que ver con la minería, con el armamento y, poco después, tiene confirmación de sus sospechas con el arranque de la Primera Guerra Mundial. Kraus demuestra que la guerra estuvo más provocada por los periodistas que por los políticos”, sostiene Burello.
Así describe al disparador de su clase magistral, un vienés que con su periódico “La Antorcha” (Die Fackel), llegó a tener mucho éxito y plantea de alguna forma el paradigma de un antiperiodista.
Red Máster
“Red Máster es una propuesta que surge de esta red de gestualidad política que implica distintas formas de intervención: una con Red Editorial y sus publicaciones, con Red Máster y con intervenciones puntuales a veces con los libros, a veces con arte callejero en vínculo con otros colectivos y organizaciones”, describe Ariel Pennisi, docente univesitario, ensayista y conductor en Canal Abierto del programa Pensando la cosa.
Red Máster recupera la tradición de la clase magistral en la cual una autora o autor de los libros de red editorial trabaja sobre un problema. “Tiene que ver con el hastío ante la presentación de los libros. En lugar de presentar libros, donde el autor se tiene que hacer cargo del libro y el libro se vuelve una especie de fetiche, le pedimos a los autores que sigan trabajando los problemas que venían trabajando en el libro y entonces la clase magistral agrega algo, despliega un problema que conecta el libro con un nuevo problema, e incluso surgen nuevos materiales”.
“Es una apuesta a la educación no formal, gratuita, con una idea de gratuidad circular: los docentes donan la clase, conectamos con espacio que brindan el lugar, nosotros ponemos nuestro trabajo”. Al final de los encuentros, los participantes que hayan “cursado” ocho encuentros se llevarán un certificado como cursante de la Red Máster. “Es un master sin validez institucional, pero difícilmente en la universidad se pueda cursar un master con clases de Horacio González, Omar Acha, Horacio Tarcus, Diana Maffia, Claudio Lozano, Marcelo Burello, Miguel Benasayag…”.
Proximos encuentros