Redacción Canal Abierto| A los 72 años y luego de una intervención quirúrgica, Germán Moldes presentó su renuncia. Así, el hoy fiscal general ante la Cámara Federal porteña abandonará su cargo, evitará una salida escandalosa y pasará a cobrar una jugosa jubilación.
Se trata de la primera salida de un peso pesado de la justicia federal, pero no sería única. Los resultados de las PASO y el probable triunfo de la fórmula Fernández-Fernández en octubre apresuraron los trámites jubilatorios de varios fiscales y jueces. Entre los nombres que podrían engrosar la lista figuran el juez Claudio Bonadio y el camarista Martín Irurzun.
Aunque se encontraba de licencia médica desde el 6 de septiembre, la renuncia que Moldes le hizo llegar en las últimas horas al procurador interino Eduardo Casal poco tiene que ver con razones de salud. En línea con cómo fue su llegada, esta salida de la función pública responde a la dinámica política y sus posibles consecuencias.
Secretario de un juzgado durante la última dictadura militar, Moldes supo hacer carrera en tiempos de Carlos Menem y, en primer término, alcanzar el cargo de subsecretario de Coordinación del Ministerio del Interior que por entonces encabezaba José Luis Manzano. Inmediatamente, escaló peldaños hasta ocupar el segundo lugar de la cartera menemista.
Durante aquella gestión cosechó varias polémicas, entre ellas una denuncia por el ingreso irregular al país del traficante de armas sirio Monzer Al Kassar en el marco de una causa que investigaba el otorgamiento irregular de radicaciones a inmigrantes de origen asiático a cambio de costos que oscilaban de 3.000 a 5.000 dólares. Según denunció entonces un subalterno suyo en el ministerio, el propio Germán Moldes era el jefe de la asociación ilícita.
Esos años también lo vieron salpicarse por una acusación de Jorge Rachid, secretario de Prensa durante el gobierno de Carlos Menem. Según el ex funcionario, Manzano -jefe del bloque Justicialista en Diputados a principios de los ’90- y Moldes le ofrecieron dinero para que la privatización de Canal 11 cayera en manos de quien luego se convertiría en primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, a través de Franco Macri. Tras su negativa y luego de que planteara el caso de corrupción al entonces presidente, Rachid salió del gobierno.
Finalmente, a través de una adjudicación directa, la licitación de Canal 11 terminaría en manos de Arte Radiotelevisivo Argentino (Artear), propiedad del Grupo Clarín a Clarín. Sin embargo, debido a que también había obtenido la licencia de Canal 13, el pulpo mediático terminaría quedándose con este último.
En lo que respecta al ámbito judicial, la maratónica carrera alcanzada por Moldes sería el orgullo de cualquier egresado de derecho: luego de nombrado fiscal ante los Tribunales Orales en lo Penal Económico de la Capital Federal, a principios de 1994 quedó a cargo de una de las tres fiscalías ante la Cámara del Crimen de la Capital Federal. En mayo de 1995 alcanzó el cargo de Fiscal General ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, una ubicación clave en el aparato de Comodoro Py. Al poco tiempo, en 1997 designó como una de sus fiscales adjuntas a Eugenia Anzorreguy, sobrina del ex jefe de la Secretaría de Inteligencia Hugo Anzorreguy.
Desde allí, Moldes supo cultivar aceitados vínculos con los poderes de turno: durante el gobierno de de la Rúa, en tiempos de Néstor Kirchner e incluso con Cristina Fernández de Kirchner, situación que cambió hacia el final del segundo mandato cuando se enfrentó con la procuradora Alejandra Gils Carbó.
En un giro de 180º respecto del bajo perfil mediático que lo caracterizó durante casi dos décadas y tras la muerte del fiscal Alberto Nisman, el fiscal se puso a la cabeza de la cruzada judicial. De hecho, recién entonces lo conocimos como uno de los fiscales que impulsaron la marcha en la que se pedía el esclarecimiento de la muerte de su colega.
En la misma línea, buscó reflotar la denuncia por el Memorándum e hizo fuertes declaraciones públicas contra la ex mandataria. También arremetió contra los jueces que habían declarado la inexistencia de delito en el acuerdo con el gobierno de Irán.
Pese a esta denodada posición pública en torno a la causa AMIA, a fines de los 90´ el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) había denunciado su accionar en uno de los tantos tropiezos que sufrieron los querellantes de Memoria Activa en una causa a cargo del juez Ariel Lijo relacionada con la voladura. Según detalló Paula Litvachky (CELS) en una columna de opinión publicada en Página/12, el hecho ocurrió “ante el sobreseimiento de un grupo de imputados”. Entonces “la querella apeló la decisión, pero fue nuevamente abandonada por los fiscales”. Dijo Litvachky que “quien debía impulsar la acción consintió el sobreseimiento sin diferenciar situaciones” y señaló que, como jefe de la Unidad Amia, Nisman “sostuvo que el fiscal de Cámara Germán Moldes dio la orden de no apelar porque compartía los fundamentos del juez”. Según Litvachky, Nisman explicó que no había apelado porque “carecía de autorización para hacerlo por su cuenta” ya que el fiscal natural de la causa era Moldes.
Ya en tiempos macristas, Moldes jugó a favor de funcionarios en causas como las que involucraban al titular de la ex SIDE, Gustavo Arribas, en los Panamá Papers, o la investigación contra Mario Quintana por favorecer estudios de abogados en una colocación de deuda.
En la misma línea, el funcionario judicial desistió investigar la denuncia presentada por Claudio Lozano contra Macri, Marcos Peña y otros funcionarios por el endeudamiento de más de 50 mil millones de dólares con el FMI.
A su vez, el fiscal general fue quien aceptó el pedido de prescripción de Bernardo Guaira, policía acusado de disparar balas de plomo durante la represión de diciembre de 2001. Con pocas semanas de diferencia, Moldes también decidido reabrir causa contra los trabajadores de prensa detenidos durante la represión del 1º de septiembre de 2017. “Se cierra respecto a un policía que disparó armas de fuego en una protesta y se abre contra un grupo de manifestantes”, planteó en su momento el CELS.
El cargo que deja vacante Moldes es de un enorme poder. Todavía no conocemos el nombre, pero quien lo suceda le corresponderá decidir si mantiene o desiste las apelaciones de los fiscales de primera instancia de Comodoro Py. En sus manos quedará el futuro de varias causas sensibles al poder político.
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