¡Ah!, la vida es, un río bravo, pescador
Con peces de sombra y un dorado en estribor
(Pan de agua, Ramón Ayala)
Por Sergio Alvez* | Lentamente, los primeros pescadores van llegando a la costa. Algunas canoas son de timbó, otras de laurel. Exhiben, como sus tripulantes, las marcas del tiempo, del sol, de la bravura del río. Son las nueve de la mañana y el cielo claro se espeja brillante en las aguas verdosas del cauce. Por estas latitudes, el “río de los pájaros” se curva entre los terruños de frontera. A través de este inmenso torrente, Argentina y Brasil se encuentran, se abrazan. Del mismo modo, se encuentran y abrazan estos pescadores que vienen llegando a la ribera de Puerto Azara para mantener una reunión de características históricas. Es que por primera vez, estos trabajadores que buscan día a día el “pan del agua”, van a mantener una asamblea para comenzar a pensar en la posibilidad de organizarse como sector. Los mueve la necesidad. Ya en la costa, un grupo de militantes de la CTA Regional Apóstoles los aguardan mate en mano. La asamblea se hará sobre tablones de madera, bajo la sombra de árboles de mora y la vista al río.
Dueños del río
Pescadores de subsistencia o pescadores artesanales, son las nomeclaturas habituales para denominar a aquellas personas que hacen de la pesca un sustento familiar y no un comercio o un deporte. Quienes han venido esta mañana a Puerto Azara suelen pescar en las costas de los parajes linderos. Barra Concepción, la isla San Lucas y Puerto Mauri, son algunos de los puntos en dónde estos hombres ingresan a las aguas buscando dorados, pacú, armados, bogas o sábalos, entre otras especies.
Comienza la ronda de mates y poco a poco los pescadores van perdiendo la timidez, para dar paso al relato acerca de sus realidades y experiencias. Pero la primera en tomar la palabra ha sido una mujer. María Alvez, puertoazareña nacida y criada en una isla del río Uruguay, conocedora del sufrimiento profundo y de la cultura singular del pescador. Además, María es una reconocida dirigente gremial que hoy ocupa el cargo de Secretaria General de ATE Seccional Zona Sur y el de directora de Desarrollo Territorial y Bienes Comunes de la CTA Regional Apóstoles: “Ustedes pescan desde guricitos, todos los días salen a pescar. Pero para las autoridades son ilegales. No los reconocen. Y eso en parte es porque nunca se organziaron para hacer vales sus derechos como trabajadores. Antes de hacer valer esos derechos, debemos reconocernos como trabajadores y que nos reconozcan como tales. Por eso estamos acá”.
Desafíos
Mauricio, un pescador de Puerto Azara, revela que la labor está fuertemente ligada a otro oficio clásico por esta zona: el de tarefero. “Cuando hay cosecha se tarefea, pero cuando termina solamente podemos pescar. El gran problema es cuando no hay cosecha y tampoco se puede pescar porque hay veda. Son meses dónde resulta muy complicada la subsistencia. Encima como no tenemos las canoas matriculadas, para el ministerio de Ecología somos ilegales y no nos dejan pescar. Queremos terminar con eso porque pescamos desde toda la vida y no somos depredadores sino que pescamos lo justo para alimentar a nuestras familias y cuidamos el río mejor que nadie”.
Esta inquietud, referida a las cuestiones legales, fue uno de los puntos más reiterados. Por eso, se definió que una comisión compuesta por autoridades de la CTA Regional Apóstoles solicitará una audiencia con el área competente del ministerio de Ecología, a los fines de avanzar en la debida matriculación de los pescadores que hoy comienzan este camino organizativo.
Marcelo vive en la ribera de Puerto Concepción, un recóndito de monte y senderos dónde la mayoría de las familias subsisten de la pesca y de los cultivos para el autoabastecimiento. “A veces pesco para comer, otras veces hago trueque de pescado por carne vacuna o mercadería. Otros problemas que tenemos es que no contamos con conservadoras o heladeras entonces hay que comer o entregar en el día lo que se pesca. Tampoco tenemos recursos para reparar nuestras embarcaciones. No conocemos programas de ayuda del Estado para los pescadores como nosotros. Tenemos mucho que aprender” afirma.
Organizarse
El mate va de mano en mano. Los rayos del sol penetran el monte. El río está bajo y los casi 30 grados invitan al chapuzón. Los pescadores siguen discurriendo, charlando. Fluyen anécdotas. Uno cuenta que pescó un surubí de 33 kilos alguna vez. Otro de aquella vez que sacó un dorado que traía un transmisor de metal en su interior, con un número telefónico tallado, y con el cual aún no pudieron dar. No falta quien relata dramáticas secuencias de tormentas feroces en medio del río. Finalmente hay consenso. Los pescadores expresan su voluntad de organizarse dentro de la CTA Regional Apóstoles. Se dispone fecha para una nueva asamblea. “Pescadores unidos del río Uruguay” propone uno de los muchachos. “Paciencia, ya vamos a tener tiempo de pensar un nombre” contesta otro.
Horacio Dumñaski, Secretario General de la CTA Apóstoles, saluda a los pescadores que vuelven al río en sus canoas, y mientras los observa partir califica de “muy positiva” a la asamblea que acaba de concluir. “Esto es el comienzo de algo que puede ser muy importante para los pescadores de nuestra zona. Dependerá de ellos y nosotros organizarse y por primera vez en la historia, disputar los derechos que les corresponden”.
*Periodista. Secretario de Organización de la CTA Regional Apóstoles