Por Pablo Bassi | La voluntad de los movimientos sociales de unificar a los trabajadores de la economía popular en un sindicato deambula en la cabeza de sus dirigentes desde hace meses, pero ahora retoma impulso, y sería dada a conocer el próximo 7 de diciembre. Se denominará UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular) o SUTEP (Sindicato Único de Trabajadores de la Economía Popular), y tendría a Esteban Castro como secretario general, cargo que ocupa en la más grande de las organizaciones, la CTEP.
Faltaría el aval de la CGT para que el acto se realice en el salón Felipe Vallese. La respuesta se demora, como la solicitud de ingreso a la confederación que el año pasado presentó la CTEP. “El asunto está verde”, revela uno de los máximos referentes sociales a Canal Abierto. De no ser ahí, sería el 7 en otro lugar.
Sólo Comercio cuenta en la Argentina con más de 400 mil afiliados, un número similar al de personas nucleadas en la CTEP, Somos Barrios de Pie, CCC, La Dignidad, Frente Popular Darío Santillán y FOL, sobre un universo de 800.000 trabajadores. Cabe descontar que un gremio con esta potencialidad incidirá, sin duda, en la esfera política y social.
Se afianzará de esta manera el pacto de unidad callejera que se prometieron el 7 de agosto de 2016 de Liniers a Plaza de Mayo y desembocó en la sanción de las leyes de emergencia social, regularización de barrios populares y emergencia alimentaria.
No es menor la acumulación de fuerza adecuada para poner en marcha el programa de Tierra, Techo y Trabajo: son necesarios 250 mil millones de pesos, equivalentes al 4% del presupuesto.
El marco legal que encuadrará al sindicato es la personería social que el Ministerio de Trabajo otorgó a la CTEP en 2015. Esa norma crea un régimen de agremiación complementario al modelo sindical, que sólo contempla la situación de trabajadores en relación de dependencia. Gracias a él, los afiliados a CTEP cuentan hoy con obra social. En una primera etapa, los cayetanos constituirán un consejo interventor que designe las representaciones nacionales y regionales. Entrado 2020, se irá a una etapa de normalización.
Quien anotició de la buena nueva a Alberto Fernández fue Juan Grabois, durante la reunión que mantuvieron junto a otros dirigentes populares y de la Conferencia Episcopal Argentina en la sede eclesiástica días atrás. No obstante, un sector de los movimientos populares explica que el proceso aún está en debate en el seno de sus organizaciones y que persisten indefiniciones clave: ¿Se podrán afiliar sólo trabajadores de la economía popular o también a quienes tienen relación laboral con el Estado?
Minoritarias versiones provinciales condicionan el acuerdo y otros espacios, como la FeNaT de la CTA Autónoma, intenta consensuar una integración. Quieren despejar dudas sobre la tipología de relación que el nuevo sindicato buscará construir con el próximo gobierno y la intención latente de integrar la CGT.
Es firme la decisión de las organizaciones mayoritarias de fortalecer la institucionalidad de los movimientos sociales para la etapa que viene. Subrayan que no se trata de una coordinadora ni central de siglas, sino de un sindicato que apuntale la autopercepción de ese 30% de la sociedad como trabajador con derechos a una jornada limitada, obra social, vacaciones, jubilación.