El viejo billete de 20 pesos, hoy reemplazada por un guanaco, exhibía una imagen del combate de La Vuelta de Obligado al dorso de la cara de Rosas.
Aquel hecho, sucedido el 20 de noviembre de 1845, marcó el inicio de la llamada “Guerra del Paraná”. Parte de la flota imperial más poderosa de la época, ingleses y franceses juntos, derrotaron a las tropas de la Confederación. Sin embargo, por la resistencia, quedó como fecha de la soberanía.
Pero cuando esa poderosa alianza volvía Paraná abajo, se encontró, en una maravillosa terraza cósmica a la altura de la angostura de Punta Quebracho, con familias gauchas y soldados que los derrotaron.
Eso fue el 4 de junio de 1846.
Hay que hacer memoria en estos tiempos de resignación y regreso del FMI: cuando el pueblo enfrentó a los más poderosos de la Tierra, les ganó.
Por eso hay que recordar lo sucedido. Porque si una vez se pudo, también se podrá en otra ocasión.
En ese lugar, hoy, en las costas de Puerto General San Martín, sur de la provincia de Santa Fe, Cargill levanta su principal planta y desde hace años ha corrido el monumento nacional que intentaba hacer un poquito de memoria.
Rescatar del olvido la batalla de Punta Quebracho es reconquistar parte de la autoestima de nuestro pueblo y saber que nada está cerrado en la historia.
Que siempre se puede transformar y que los que son más también ganan por más poderosos que parezcan los poderes de turno.
*Carlos del Frade es periodista, diputado provincial del Frente Social y Popular de Santa Fe.
Foto: Monumento a la Batalla de Vuelta de Obligado, San Pedro, Buenos Aires.