Redacción Canal Abierto | Fabián Tablado, el femicida que asesinó a su novia Carolina Aló de 113 puñaladas en 1996, podría salir en libertad en febrero de 2020. En diciembre de 1998, Tablado fue condenado por el Tribunal Oral de San Isidro a 24 años de reclusión, sin beneficios. Durante el transcurso de su condena tuvo reincidencias que le sumaron dos años y medio más de condena.
La inminente liberación surge por la reducción de la pena al aplicar la ley de 2×1, que contabilizaba por dos los días en prisión cumplidos sin condena firme. Si bien la norma fue derogada antes de la condena, se contempló porque estaba vigente al momento de ocurrido el hecho.
Sobre la Hora dialogó con Edgardo Aló, el padre de Carolina, quien manifestó su descontento con la medida. “Me sorprende porque el último fallo del Dr. Blanco le había sumado dos años y medio más a la pena por la amenaza de muerte hacia su ex. El fallo dice 26 años y medio a cumplir en forma efectiva sin tener ningún otro beneficio. Así que me sorprende que no llegue ni siquiera a cumplir los 24 y ya le quieran dar la libertad”, dijo.
El historial de violencia de Tablado no comenzó ni culminó con el femicidio de Carolina Aló. Tras el hecho, el padre de la víctima tomó conocimiento de que otras situaciones de este tipo se vivían en su casa. También ocurrieron estando él en prisión, lo que llevó a la sumatoria de dos años y medio a la condena original. El hilo conductor de todas sus víctimas era su condición de mujer.
“Una de ellas fue una evangelista que quiso ver a su hermano de religión y terminó prácticamente muerta porque Tablado le quiso clavar una bombilla de mate en el cuello por el sólo hecho de tener pantalones ajustados. Y tuvo que salir y mudarse de donde vivía porque la estaba amenazando constantemente. Hubo otro caso de alguien de varadero que lo iba a visitar a la cárcel y también intentó matarlo. Así que no es un solo hecho aislado. Son muchos y que terminó con el de Roxana, que fue su esposa”, narró Aló.
Tablado tenía participación en grupos de skinheads, en boga a mediados de la década del ´90. Estos grupos supieron copar la atención de los medios por sus ataques vandálicos en patotas, de las que el femicida participaba de un modo particular, no interviniendo ya que sus ataques siempre fueron dirigidos exclusivamente hacia mujeres. “Yo conozco gente que estaba en un grupo de skinheads neonazis y me decían que él se sentaba en un banco de plaza porque no quería pelear con hombres, solamente atacaba a mujeres. Así que no es un acto solitario sino que es su modus operandi”, graficó Aló.
También contó cómo fue tomando conocimiento de esta característica del entonces novio de su hija: “Cuando un día veo que él le levanta la mano en la puerta de casa intervine y se cortó la relación. Yo no podía saberlo porque este chacal tiene doble personalidad. Por un lado demuestra ser un tipo bueno, pero después saca sus uñas y ataca a las mujeres. Viene de una familia golpeadora. Uno no puede pedir los antecedentes cuando su hija de 15 años empieza a salir con alguien, porque es algo que todos hemos hecho. Pero si me hubiera fiado en los antecedentes, que lo habían echado de cuatro colegios por violencia, que era una apersona violenta. Nunca me gustó”, recordó.
Otro de las íes sobre las que Aló puso los puntos tiene que ver con el comportamiento de la Justicia, no sólo por la situación actual, sino desde el minuto cero de la causa: “En 1998 la Justicia le asestó la puñalada 114 a Carolina. Para ellos, 113 puñaladas y 19 golpes no eran ensañamiento ni alevosía. Le correspondían 35 años de reclusión. De haber hecho eso, hoy no estaríamos hablando de esto porque estaría cumpliendo su pena y todavía le faltarían 12 años más”
Y añadió: “En ese momento no existía la figura de femicidio, estaba tipificado como emoción violenta. Ni siquiera vieron esto los dos jueces que dijeron que era homicidio simple. Ese fallo estaba tomado antes de empezar el juicio. Esto me lo contó el mismo juez que intervino en este juicio, Fernando Maroto, que Margarita Vázquez le dijo antes de empezar el juicio que ella estaba de acuerdo con la reclusión perpetua porque era lo que correspondía. Pero el presidente Eduardo Macini le torció el brazo y le dijo que como ella era nueva tenía que fallar como fallaba él. De ahí salió el dos a uno sobre Homicidio Simple en un fallo totalmente hecho en escritorio, porque todavía no había empezado un minuto de discusión”.
Por último, Aló cuestionó la legislación vigente, que avanzó en el aspecto del castigo cuando el daño ya está hecho, pero no en la parte de prevenir los femicidios. “Esto ha ido in crescendo porque hay una ausencia de leyes que castiguen. A la mujer no le están dando la seriedad que corresponde, a pesar de que se haya incorporado la figura de femicidio. Yo le dije al juez y al ministro de Justicia que es una ley que no sirve porque se aplica cuando ya hay una muerte. Tenemos que tratar de concientizar, de cuidar los derechos de la víctima antes que muera”, concluyó.