Redacción Canal Abierto | La huelga por tiempo indeterminado en Francia va por su quinta jornada. Para entender los motivos y la potencia de esta medida de protesta que muchos señalan como la más fuerte del último cuarto de siglo, hablamos con Nara Cladera, miembro de la Comisión Internacional de la central francesa Solidaires.
Nara es maestra primaria, afiliada a la Federación Sud Education que se encuentra dentro de la Union Syndicale Solidaires, una central sindical que agrupa a alrededor de 120 mil trabajadoras y trabajadores del sector público y privado. Vive y trabaja en Saint Gaudens, una pequeña ciudad de 10.000 habitantes en la zona de los Pirineos franceses, al sur de Toulouse y cerca de la frontera con España. Nació en Uruguay y creció en el exilio, hija de una pareja de militantes que debieron huir de la dictadura.
“La huelga es por tiempo indeterminado en algunos sectores como el ferroviario y el de transportes urbanos en la región de París. En la educación, nosotros también tomamos una medida de huelga a tiempo indeterminado y, según las escuelas, algunos estamos en huelga desde hace cinco días y otros trabajan uno o dos días y retoman la huelga cuando la medida es nacional. Los trabajadores de la Salud también están en huelga en varios hospitales. Lo que estamos esperando es el tema de la industria y sobre todo de los combustibles, que los trabajadores de las refinerías se declaren en huelga”.
“Esta es una de las huelgas más fuertes desde el ‘95 en que hubo un movimiento de contrarrefoma que enfrentó también un intento de reforma previsional.”
¿Cómo se inicia esta huelga?
-Es una huelga muy fuerte, como la del ‘95. El 13 de septiembre hubo una huelga total del Metro de París, convocada en unidad por todos los gremios del sector. La intersindical nacional quería llamar a la huelga ese mismo día, pero se postergó hasta este 5 de diciembre. La fortaleza de esta protesta tiene que ver con que estamos capitalizando toda la politización, todo el fruto de la lucha de los gilets jaunes (los chalecos amarillos) que hace un año ya viene irrigando las luchas de todos los sectores profesionales. Ese movimiento, sumamente popular y de masas, produjo una politización acelerada en la sociedad francesa y hace que esta reivindicación contra el proyecto de privatizar las jubilaciones, de la jubilación por puntos de este gobierno, encuentre un frente muy amplio que se levante contra este gobierno y su propuesta de reforma.
-Desde el exterior y por lo que podemos ver en la prensa internacional, el movimiento de los gilets jaunes parecía estar apagándose luego de su fuerte irrupción en octubre y los últimos meses de 2018, ¿es así?
-Efectivamente no estamos en el auge de la lucha de los gilets jaunes pero aún así, en la región en la que vivo, los sábados se sigue reuniendo un pequeño grupo y en la movilización del 5 de diciembre y del sábado 7 en Saint Gaudens, los chalecos amarillos estaban y participaron también de las volanteadas llamando al paro.
¿Cuál es la organicidad de este movimiento…?
-No tenemos ninguna institucionalidad, yo también soy gilets jaunes, nos organizamos en asambleas generales una vez por semana donde se toman las decisiones. Los gilets jaunes en París no existen, es un movimiento de las provincias, y lo que se ve en los medios de comunicación es cuando los gilets jaunes suben a Paris, o a otras grandes ciudades, los sábados a manifestarse.
¿Cuáles son los argumentos de Macron para llevar adelante esta reforma de las jubilaciones?
-El argumento sostiene que esta reforma es para unificar y con una preocupación de “igualdad” entre todos los futuros jubilados y jubiladas, de que las pensiones sean lo más igualitarias posibles. Este es el discurso que esgrime el gobierno para intentar quebrar a los sectores profesionales que con luchas de muchas décadas han conseguido lo que se llama condiciones especiales (reflejadas en 43 diferentes convenios jubilatorios); así el gobierno pretende enfrentar a los diferentes cuerpos profesionales y nivelar a todo el mundo por abajo.
Intenta establecer un régimen de puntos, que propone que el trabajador como activo aporta un euro y eso es igual a una cantidad de puntos x. Pero lo que no se sabe es a qué cantidad de dinero equivale cada punto y el precio del punto puede variar según la situación económica. Esto implica una capitalización de las pensiones y va a llevar a que haya una privatización agudizada del sistema de seguridad social. Las clases medias van a tender a salir del sistema.
Otro punto a señalar es que aquellos que ganan más de 10 mil euros por mes, yo como docente con 25 años de servicio gano 2 mil, son exceptuados de participar en el sistema público que es solidario.
Al ministro que se ocupa de esto, justamente se le ha descubierto que está muy en contacto con las compañías de seguros, evidentemente esta contrarreforma beneficiaría a todo el sistema financiero y de fondos de pensiones y todos estos buitres.
¿Cómo es el trámite legal y político para la aprobación o no de la reforma?
–El miércoles 11 el primer ministro va a anunciar el proyecto final. Aún no tenemos un proyecto definido, no conocemos los términos exactos. Por eso hoy, martes, es crucial, tenemos que ser muchos y muchas en las calles y en huelga para rechazar la propuesta.
Luego, el proyecto pasaría a diputados en enero. El gobierno quiere acelerar el proceso. Lo que va a pasar es que el gobierno va a presentar el miércoles un proyecto un poco menos duro de lo que se dio a entender en un principio, con la intención de dar la sensación a las organizaciones sindicales más blandas de que se ganó algo y ellas van a salir de la intersindical, eso es muy probable.
La expectativa para este martes es de que seamos más de un millón de trabajadores y trabajadoras en las calles y rutas de todo el país, y de que crezca la huelga. Estamos esperando que los trabajadores de las refinerías del norte se sumen a la huelga, eso implicaría un gran bloqueo a la economía. Es un momento muy interesante de alta movilización.