Redacción Canal Abierto | La Justicia Nacional del Trabajo habilitó la feria e hizo lugar a la medida cautelar requerida por tres trabajadores del Hipódromo de Palermo despedidos a raíz de su postulación a cargos de delegados gremiales de la CTA Autónoma en las elecciones del próximo 7 de febrero. Se trata de Carolina Antonela Duarte, a Mario Alejandro Flores y a Clever Jonatan Céspedis, quienes -tras el fallo de la jueza Patricia Russo- deberán ser reincorporados en sus puestos.
“No consideramos que ‘si la empresa paga, puede despedir’, aunque mienta invente causas y discrimine, amenace, espíe para obstruir la libertad que tienen los trabajadores de elegir el sindicato donde organizarse, ni que ese ejercicio abusivo del poder sea atribuido a la llamada ‘facultad de dirección’”, aseguró Gustavo Córdoba, delegado general del sindicato joven CIS (Comercio, Industria y Servicios).
Si bien la organización enrolada en la CTA Autónoma celebró la resolución, los tres casos en cuestión son sólo ejemplos de una práctica antisindical que desde hace tiempo impulsa el dueño de la concesión, Federico de Achaval padre, socio de Cristóbal López en varios bingos y casinos. Todo esto, denuncian, en connivencia con la Asociación del Personal de los Hipódromos, Agencias, Apuestas y Afines de Argentina (APHARA) que conduce Diego Quiroga, un dirigente cercano a Luis Barrionuevo.
“Los abusos que sufrimos son moneda corriente: cambios de tarea sin sentido, asignación de tareas inejecutables, innecesarias o denigrantes, como vigilar un estacionamiento vacío en horas de madrugada con cero grados. La sobrecarga o no asignación de tareas, difamar, criticar o ridiculizar al empleado solo porque considera injusta una suspensión sin motivo”, aseguran desde el gremio CIS.
Luego de la polémica contratación de Diego Brancatelli en el municipio bonaerense, la gestión de Federico Achaval hijo (modificó ligeramente su apellido para no ser vinculado con su padre) sumó razones para que la familia siga bien arriba en los portales de noticias. Y no por haber protagonizado buenas noticias: es que, en las últimas semanas y de un plumazo, decidió echar -y de manera injustificada- a 700 municipales.
A penas se conocieron las cesantías masivas, el flamante funcionario enfrentó la resistencia de las Asociación Trabajadores del Estado (ATE). Sin embargo, por entonces Achaval argumentó que no se había tratado de despidos, sino de un «cese de contratos temporarios».
Y para que no quede ninguna duda del vínculo empresario y familiar, el joven intendente no tuvo mejor idea que contratar en el municipio a Mauro Wallace, el director de Recursos Humanos del hipódromo. Según denuncia el sindicato de la CTA Autónoma, este era quien apretaba a las trabajadoras para que “toleraran el acoso sexual de los clientes que ‘apuestan fuerte’”.
Otro de los escándalos que pesan sobre los Achaval fue la investigación por posible lavado de dinero luego de que el escándalo de los Panamá Papers revelara que eran propietarios de Val de Loire, sociedad de Nevada (Estados Unidos) dueña del 37% de Hipódromo de Palermo SA (HAPSA). Pese las pruebas en su contra, el empresario siempre negó el vínculo. La misteriosa off shore cerró a mediados de 2018.