Redacción Canal Abierto | La cuarentena, tiempo de encierro y reconfiguraciones del día a día, afecta tanto a grandes como a chicos. La suspensión de las clases, la falta de ese tiempo fuera del hogar y el gasto extra de energía pueden hacer que los más pequeños de la casa sufran cambios en su humor, en sus conductas e incluso en su salud.
Pero no todo es preocupación. Si hay algo que la pandemia nos ofrece hoy es la oportunidad de acercarnos a los otros de maneras diferentes y quizás hasta más profundas. Para la psicóloga infantil María Laura Lezaeta, esta desaceleración de los tiempos se puede invertir en fortalecer vínculos y nutrir nuestra salud emocional.
En diálogo con Canal Abierto, la licenciada de la UBA despeja ofrece una serie de recomendaciones para interactuar con los niños y niñas durante la cuarentena.
¿Cuáles son los principales puntos a tener en cuenta con los chicos en este tiempo?
-Como primera recomendación es importante hablar con los chicos, tener una comunicación diaria con ellos. Preguntarles qué es lo que conocen sobre esta enfermedad y a partir de la información que ellos tienen poder despejar sus dudas e inquietudes. Es muy importante en este momento hablar de las emociones de los niños. En el caso de los más pequeños, ellos no cuentan con las herramientas ni los recursos suficientes para poner en palabras aquello que les sucede, entonces necesitan del adulto para poder ayudarlos a comprender lo que está sucediendo en su entorno.
¿Hay cambios negativos que se puedan generar en ellos durante la cuarentena? ¿Qué se puede hacer ante estas situaciones?
-Están más irritables, con mayor frustración frente a la imposibilidad de salir de sus casas. Hay cambios también en su alimentación y alteraciones en el sueño. Toda esta situación provoca mucha angustia y estrés en los chicos. Pueden tener más pesadillas en estos días. Si notamos que están comiendo menos y perdura en el tiempo (dos semanas) tenemos que estar más atentos. Puede que estén más impulsivos e hiperactivos.
Si notamos estos cambios y se sostienen, es importante la consulta a un profesional de la salud porque sabemos que la cuarentena se va a extender. Los chicos, de acá a unos meses más, van a tener que estar en sus casas, y es importante prestar atención a estos síntomas.
La comunicación es clave. Ir con la verdad, sin alarmarlos, y en la medida en que ellos nos pregunten y dependiendo de su edad y etapa evolutiva. Ellos de todos modos están atentos y absorben nuestro malestar y angustia. Entonces, si no ponemos en palabras todo lo que está pasando, de todos modos ellos se van a ver afectados.
¿Cómo hay que manejar el ritmo escolar y las clases virtuales?
-Lo que estamos viviendo hoy como sociedad en Argentina no es una escolaridad a distancia. Es una escolaridad en un contexto de emergencia sanitaria. Claramente las condiciones no van a ser las mismas. Hoy lo que predomina es cuidar nuestra salud, física y emocional. Después está ayudar a los chicos a que en lo posible puedan continuar con el aprendizaje y los contenidos escolares.
Pero no van a ser las mismas condiciones ni el mismo ritmo que tenían antes de que sucediera todo esto. Mi consejo es no alarmarnos o preocuparnos si no están al día con las tareas escolares. Lo que sí es recomendable es estar en contacto con los docentes para pedirles sugerencias sobre cómo ayudarlos en las tareas.
Continuar con las rutinas, no sólo escolares, si no a nivel general en el hogar es importante. Armar un cronograma de las actividades del día a día, hacerlos partícipes, saber qué es lo que ellos quisieran hacer y preparar con ellos esta rutina nos ayuda como familia a organizarnos. A ellos les genera tranquilidad y seguridad saber que en nuestros hogares vamos a seguir haciendo lo que hacíamos antes, más allá de lo que se ve alterado por no poder salir de las casas. Recordarles que esto es transitorio, que no va a durar toda la vida. Es un momento en el que tenemos que resguardarnos en nuestras casas para cuidar nuestra salud.
¿Cuáles son los aspectos positivos de la cuarentena?
-Cuando comenzó todo esto pudimos evidenciar la oportunidad de afianzar más los vínculos familiares. En este contexto sale todo a la luz, lo bueno y lo malo de cada uno de nosotros, porque estamos en una situación atípica y podemos vivenciar muchas emociones.
Estar todo el día bien no es posible, pero si tomar conciencia y vivir todo esto como una oportunidad para acercarnos más a nuestros hijos. Hoy los tiempos no nos corren, más allá de continuar con nuestra rutina laboral. El día es más lento y podemos hacer más actividades con ellos, conocerlos más en profundidad como ellos también a nosotros, y aprender. Los chicos tienen esa inteligencia emocional de vivir un día a la vez y disfrutar de las pequeñas cosas, de sorprenderse y jugar con la creatividad de la imaginación. Deberíamos aprovechar eso y proponernos a nosotros esa invitación, esa habilitación a jugar con ellos, relajarnos y disfrutar.
¿Qué actividades se recomiendan?
-Una de las actividades que recomiendo, como miembro también de una empresa que desarrolla materiales y recursos terapéuticos para profesionales y padres, es un juego en el que se realizan tarjetas con diferentes emociones -que las pueden dibujar los mismos chicos- como la alegría, el enojo o la tristeza, y después otras que representen diferentes ámbitos, personas y lugares. A modo de juego, la selección al azar de estas tarjetas logra que se conozca por ejemplo qué situaciones les provocan enojo. Es interesante y necesario también en estos momentos para continuar hablando sobre las emociones.
Sirve para hacerles entender a los chicos que nosotros también sentimos enojo, angustia, y que es totalmente natural. Cuando los chicos lloran y se frustran por algo nosotros tendemos a decirles “no pasa nada, no es para tanto” y eso no hace bien porque si respondemos de esa manera estamos negándole la emoción, entonces terminan ocultando lo que sienten por miedo a que el padre subestime esa emoción. Entonces, poner en palabras las emociones y contar cómo se siente cada uno es fundamental.
Otra actividad que sugiero es poner música y hacer cosas que impliquen un movimiento físico. Es bueno destinar un tiempo a poner canciones que a ellos les guste, ver clases sencillas de educación física, jugar con el cuerpo, buscar actividades que impliquen una descarga de tensión, de estrés y energía.
¿Aumentaron las consultas en estas semanas?
-Sí. Cómo hacer para que se concentren con las tareas de la escuela es una de las más recurrentes. Hoy es importante transmitirle a las familias que la prioridad no es que los chicos sigan el ritmo de la escuela. La prioridad es cuidar y atender la salud emocional de ellos, no sólo la física. Para la escolaridad ya habrá tiempo para retomar, y para que los docentes evalúen caso por caso. Mientras tanto hacemos lo que podemos. No hay que ir a los extremos, ni sobre exigirles ni resignarnos a que no van a poder llegar a los contenidos de este año. Una sugerencia es preguntarles a ellos en qué momento se sienten más cómodos o motivados, si por la mañana o por la tarde para hacer las tareas.
También hay consultas de padres que hoy están más atentos y notan conductas en nenes chiquitos, que no hablan mucho. En estos casos hay que darles tiempo y estimularlos. No hay que preocuparse si no ocuparse. Hay que consultar a profesionales y seguir también afianzando el vínculo afectivo, que también estimula el lenguaje.
Por supuesto que hay consultas de chicos que están atravesando síntomas de ansiedad, temores y pesadillas. Validar sus emociones y explicarles que es entendible lo que les pasa es importante.
La exposición a los medios ¿es recomendable?
-Sugiero no exponer a los chicos a la televisión. Hay mucha información circulando pero tiene que ser transmitida a ellos por los adultos referentes del niño. Siempre hay que partir de la información que ellos tienen. A veces, sin querer, los subestimamos y pensamos que no se dan cuenta, pero pasa todo lo contrario. Ellos están súper atentos, no sólo a nuestros gestos y movimientos, sino también a lo que está a su alrededor. Por eso siempre es bueno que los padres tomen la iniciativa de hablar con ellos.
¿Y cómo se habla de coronavirus con ellos?
-Para hablar de coronavirus, lo primero es preguntarles qué es lo saben, si tienen algún miedo o preocupación. En la medida que tengamos esa información iremos despejando sus dudas. Hay que hablar con la verdad, no creándoles una realidad diferente a la que estamos viviendo pero sin alarmarlos.
Si surge la pregunta de la gente que se muere, como adultos no hay que tener miedo a hablar sobre ese tema. Teniendo en cuenta la edad y la etapa evolutiva de cada niño, le brindaremos más o menos información. Si nos preguntan sobre la muerte hay que explicarles que es algo que puede pasar, que esto conlleva muchas emociones y que si es algo que no nos toca tan de cerca que el chico no lo viva como algo cercano. Es una realidad que existe, pero que no es algo que vaya a pasar porque toda la familia está cuidando de ellos. Si no lo consultan no es necesario bombardearlos con esta información.