Redacción Canal Abierto | Comedores comunitarios, movimientos sociales y organizaciones gremiales de todo el país organizados en la Federación Nacional Territorial (FeNaT-CTAA) y la CTA Autónoma llevaron adelante a lo largo de todo el territorio nacional más de mil ollas populares denunciando que en el contexto de encierro obligatorio por la cuarentena se agudizan las carencias que viven cotidianamente los barrios populares.
“Estamos planteando que el hambre es un crimen, que no se puede esperar y que es necesario profundizar las políticas públicas hacia nuestros trabajadores y trabajadoras”, señala Omar Giuliani, coordinador nacional de la FeNaT-CTAA, en un comedor de la Villa 21-24 de la ciudad de Buenos Aires, en medio de la tormenta de este lunes 28 de abril que inundó los pasillos del barrio como tantas otras veces.
“Estamos planteando un ingreso universal a todas las familias, para generar un piso de dignidad y que además ese dinero salga de los grandes grupos económicos”, señaló Giuliani.
“Todavía no hay casos de coronavirus en la villa 21. Lo que más nos preocupa es el dengue, cada semana se multiplican los casos”, señala Dagna Aiva, referente del Frente Territorial Salvador Herrera de la CTA Autónoma y alma mater del comedor La Usina, que diariamente cocina y entrega el almuerzo y la cena a doscientas familias. “La gente tiene miedo de que sea coronavirus porque en seguida los internan. Entonces no van al centro de salud y eso hace que después sea muy complicado detectar los casos”.
“Son muy importante las iniciativas que se están tomando desde el gobierno nacional de volver a poner en valor al Estaso, creemos igual, que el hambre no espera”, señaló en declaraciones a Canal Abierto Pablo Spataro, secretario General de la CTA-A.
La jornada de protesta de la central de trabajadores y la FeNaT, tuvo su epicentro en la ciudad de Buenos Aires pero contó con ollas en las grandes ciudades de muchas provincias. La Rioja, Entre Ríos, el conurbano bonaerense, Río Cuarto, San Juan, Caleta Olivia (Santa Cruz), General Roca (Río Negro) y San Miguel de Tucumán replicaron el grito “El hambre es un crimen” y señalaron que es hora de profundizar la transformaciones en las políticas públicas hacia un Estado que incluya a las grandes mayorías con el protagonismo del pueblo.