Señoras y señores, nos vemos en la obligación de informarles, con extremada pena, que tras considerar sesudamente la situación de naturaleza cruel, inhumana y, por qué no, escatológica, que hoy padece el mundo, hemos caído en la cuenta de que nosotros teníamos razón. A lo largo de años nos han censurado, reprimido, encarcelado, desaparecido, torturado, silenciado, ninguneado, despreciado, denigrado, humillado, asesinado, mentido, engañado, ausentado, apartado. Y demases. Nos dijeron que éramos funcionales a la derecha, que éramos una banda de troskos, jipis, anarcos, zurditos, idiotas útiles, subversivos, ecololós, desequilibrados, perejiles, marmotas. Y demases. Gastaron el tiempo en discursos cargados de discriminación y burla hacia nosotros. Todos. Todos lo hicieron.
Pero, nobleza obliga, celebramos que ahora, de sopetón, gracias a la aparición de un virus que ignora raza, religión y riqueza, hayan caído en la cuenta de que este sistema de vida, que desde una y otra voz siempre han defendido, apoyado, sustentado y auspiciado como si fuera una suerte de elixir de los pueblos, es por lo menos atroz e inmundo.
Aguardamos con ansia las debidas disculpas. De todos, absolutamente todos.