Redacción Canal Abierto | “A poco de cerrar un acuerdo de reestructuración de la deuda con los acreedores privados, la economía argentina naufraga en una crisis de producción con corridas sobre el mercado de cambios. Ni siquiera el valor de los bonos logró recomponerse y el riesgo país se encuentra a valores que inhiben el acceso al financiamiento internacional para el Estado. ¿Fue entonces un fracaso la estrategia de renegociación con los acreedores?”.
La pregunta que se hace el último informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO) es la misma que atraviesa todo el arco económico. Y, para ellos, la respuesta es compleja.
En su último informe titulado De la confianza en el mercado a la realidad del Estado, el instituto enfatiza en que el acuerdo con los acreedores fue exitoso “para despejar los vencimientos de corto plazo y evitar juicios internacionales que inflen judicialmente la deuda”.
“Lo que fracasó no es el acuerdo con los acreedores sino la fantasiosa tesis de que su éxito derivaría en un shock de confianza que alentaría la reactivación macroeconómica en un contexto de estabilidad cambiaria”, completa.
Cómo crecer
Con una economía cercada por condicionamientos estructurales –restricción de dólares, pobreza y desocupación, entre otros-, desde el CESO venían advirtiendo que, incluso reestructurando exitosamente la deuda, el mercado interno se iba a mantener estancado. Los motivos que argüían eran un consumo y gasto público real “con bajas perspectivas de crecimiento, y una inversión que difícilmente sea el motor de la recuperación dada la capacidad ociosa reinante en el aparato productivo”.
Desde allí descartan por completo que un “shock de confianza” destinado a los mercados sea el motor reactivador de la economía. El mismo es defendido por los economistas que descansan en el equilibrio fiscal y la liberación de controles cambiarios, receta que reinó durante los cuatro años de gestión macrista.
Por el contrario, los integrantes del CESO –dirigido por Andrés Asiain- consideran que para salir de la crisis “se impone la necesidad de una política clara de impulso a la demanda que deberá ser inducida por el Estado”.
Qué esperar para 2021
En su análisis exponen que la clave de la reactivación no es sólo el impulso al consumo de la mano de una moderación en el ritmo de la devaluación oficial y una recomposición salarial. Sino, y fundamentalmente, “un programa de obras públicas que se concentre en sectores económicos que resuelven demandas sociales urgentes (alimentación, vivienda, salud, educación, seguridad), con amplios multiplicadores del empleo y la actividad, y bajo derrame hacia importaciones y compra de divisas”.
La estrategia está también presente en el plan que movimientos y organizaciones sociales y sindicales presentaron a Alberto Fernández.
En un análisis exhaustivo de la Ley de Presupuesto 2021 enviada por el Ejecutivo, el CESO concluye que no hay muestras de que el Gobierno planee darle al Estado ese rol decisivo en el impulso a la economía.
“Las proyecciones de gastos no son muy diferentes a las de otros años electores recientes y no hacen prever un programa audaz para salir de la pandemia, impulsándose sólo en el margen programas destinados a reducir las brechas de ingresos y la desigualdad”, afirman.
¿Qué pasa con el dólar?
Luego de varios meses de goteo incesante de fuga de divisas -pese a los controles cambiarios impuestos por el ex ministro Hernán Lacunza y sostenidos por el actual, Martín Guzmán-, el Gobierno optó por tomar medidas para evitar una devaluación.
Por un lado, se aumentaron las condiciones de las empresas y personas para acceder al mercado cambiario y restringir quiénes pudieran comprar dólares. Por otra parte, se encareció el precio del dólar para atesoramiento (que quedó en $130). Y, por último, se facilitó la venta de dólares MEP a través de títulos en la bolsa al eliminar el parking de cinco días.
Para el CESO, el encarecimiento del dólar ahorro genera muchos interrogantes. “¿Cuánto durará una brecha cercana en torno al 5/10%? ¿Es una normativa adecuada?”, se pregunta. Sucede que el concepto del impuesto como “adelanto de ganancias” ya ha generado fuertes distorsiones en el período 2011-2015. En aquel momento generó que “el segmento más acomodado terminase accediendo a un tipo de cambio más barato que el resto de los trabajadores que no pagan Ganancias. Si el objetivo fuese simplemente devolver el impuesto, está claro que no se adoptaría una medida de este estilo”, recordó el informe.
Para el CESO, pese a todo, el mecanismo de goteo va a persistir y el precio del dólar blue (ilegal) tenderá a aumentar. “A pesar de encarecer el dólar solidario la brecha continuará y, con ella, la pérdida de reservas”, aseguran.
“La respuesta a este escenario tiene que venir por construir un mercado de referencia en el dólar MEP a través de los títulos en el mercado de valores, eliminando el parking para darle volumen e intervenir sobre la brecha a través de las operaciones del Banco Central y organismos públicos –sugieren-. En paralelo, la política de tasas también debe ser revisada de manera tal que el financiamiento a las empresas no se encuentre por debajo de la tasa de devaluación oficial, ya que si no se generan incentivos financieros para el stockeo de granos y el pago anticipado de importaciones”.