Redacción Canal Abierto | El 28 de julio Perú celebra el Bicentenario de su Independencia. Un par de meses antes, el 11 de abril, se realizarán las elecciones generales en las que se votará por quién será el nuevo presidente o presidenta de la nación. En 1821, el ejército independentista al mando del General José de San Martín ingresaba a Lima y comenzaba a sellar el ocaso del dominio español en Latinoamérica.
Para este abril, son 18 los candidatos aprobados a postularse para encabezar el gobierno del país andino. Según un sondeo realizado a mediados de febrero (del 17 al 19), las preferencias del electorado están aún poco definidas: un 30% no tiene un voto decidido y cerca del 20% respondió que votará en blanco o anulará su voto. Lo que se puede entrever en estas cifras es el desinterés y el descreimiento en una solución electoral a la profunda y extensa crisis política que vive la nación.
“Estamos en una encrucijada. Creo que estas elecciones no resuelven todo pero son un punto importante para ver el desenlace de esta crisis. El Perú ya ha vivido crisis agudas, gravísimas, como la de los años ‘80 en la que finalmente se impuso una salida autoritaria. Creo que esa salida está en ciernes hoy también, y creo que lamentablemente las derechas reformistas –por llamarlas de algún modo– no han dado la talla, han profundizado la desafección de la gente con la democracia, con la política”, sostiene Álvaro Campana, coordinador nacional de la campaña de Juntos por el Perú, coalición política de izquierda que lleva como candidata a la presidencia a Veronika Mendoza.
Recordemos que el 9 de noviembre pasado el Congreso destituyó al presidente Martín Vizcarra declarándolo moralmente incapaz. Luego de algunas horas de indefinición fue reemplazado por el presidente del cuerpo legislativo, Manuel Merino. Menos de una semana después, éste y su gabinete ultraconservador volaron por los aires tras reprimir la movilización popular y causar la muerte de dos jóvenes. Así llegó al poder el actual presidente Francisco Sagasti, un liberal moderado. Cerremos este breve –y convulso– racconto señalando que el citado Vizcarra era vicepresidente de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) –habían asumido en julio de 2016– a quien reemplazó cuando PPK dimitió alcanzado por una serie de denuncias de corrupción que lo incriminaban en maniobras junto a otros diputados y funcionarios de distintas fuerzas políticas.
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Las encuestas las encabeza con un 9% de intención de voto George Forsyth del partido de centro derecha Victoria Nacional, un ex futbolista y empresario, actualmente alcalde del municipio de La Victoria. Lo secunda Yohny Lescano de Acción Popular que viene creciendo en intención de votos llegando al 8%. En tercer lugar se encuentra Keiko Fujimori (Fuerza Popular), hija de quien fuera tres veces presidente del país entre 1990 y el 2000, hoy condenado a 25 años de prisión por homicidio y corrupción. Fujimori hija, quien hasta hace poco también purgaba una condena de prisión domiciliaria por actos de corrupción, acumula un 6,4% de intención de voto pero su imagen negativa es de más del 50%.
En cuarto lugar, la joven cusqueña Verónika Mendoza de Juntos por el Perú, se acerca a los 5 puntos. Esta fuerza se presenta como una alternativa de izquierda renovada, con una mirada ambiental y un discurso que busca atraer el voto y la participación política de los jóvenes, sin dogmatismos y una práctica horizontal y democrática. Canal Abierto sostuvo el siguiente diálogo con Álvaro Campana, su jefe de campaña, camino al aeropuerto de Lima para viajar a la sureña ciudad de Puno.
Alvaro, ¿cuál es el escenario político después de la sucesión de renuncias presidenciales, procesos de vacancias, el breve intento de golpe de Merino, la situación de pandemia? ¿Cuál es el humor social frente al próximo proceso electoral?
-Con el intento de golpe de Merino se desarrollaron movilizaciones importantes con gran participación de los jóvenes, que dieron mucha esperanza. Por fin la gente decía basta y que era necesario cambiar las cosas. A eso se sumó luego la movilización de los trabajadores de las agroexportadoras –conocido como el Paro Agrario–, un sector que es una de las joyitas de la corona neoliberal. Estos trabajadores tienen un régimen especial con altos niveles de precarización, tercerización e injusticia. Este régimen que tiene décadas fue seriamente cuestionado.
Estos eran elementos alentadores para pensar que entrábamos a una campaña electoral donde discutiríamos cosas de fondo; se introdujo la discusión sobre el proceso constituyente y la posibilidad de una convocatoria a un referendum, a una segunda urna, para que la gente participara y decidiera si quiere o no una nueva Constitución.
Era muy alentador ese escenario, pero estamos ahora en una segunda ola donde se han puesto sobre la mesa las deficiencias profundas y estructurales que tiene el Estado. Un Estado capturado por intereses particulares donde prima lo privado y donde la gente está harta de todo, de la política, de los políticos, harta incluso de medidas que parecían valiosas como los bonos de apoyo. Los bonos llegaron mal, tarde o nunca a la gente que los necesitaba para quedarse en su casa frente a la pandemia. Quedó demostrada una vez más la deficiencia del Estado.
La gente ya no quiere más confinamiento porque lo asocia a morirse de hambre o morir de COVID. Esto genera una sinergia con la permanente presión de los grupos económicos por poner por delante la economía frente a la salud. Esto nos obliga a cambiar la discusión.
Es una campaña con una gran dispersión electoral. Hay 20 listas compitiendo lo que hace indistinguible las ofertas electorales. No está siendo fácil para la gente eso. La gente orienta sus preferencias de acuerdo a lo más visible, a lo más publicitado. Hay una gran cantidad de indecisos y tenemos un pelotón de 5 o 6 candidatos con muy poca diferencia entre ellos, que evidencian esa fragmentación.
En Perú también tuvimos un escándalo con las vacunas, el vacunagate, en el que estuvo implicado el ex presidente Vizcarra, lo que ha generado un desaliento mayor en aquellos que confiaron en su liderazgo y esto es aprovechado por la derecha y la ultraderecha. Tenemos una oferta bastante grande de candidatos de derecha, además del fujimorismo. Keiko (Fujimori) ha endurecido su discurso para hacerse distinguible.
En fin, estamos en una discusión no muy clara entre si vamos a definir un próximo gobierno o si vamos a votar por cambiar las cosas o no, o si lo que tenemos hasta ahora alcanza o no..
Ustedes están en ese pelotón que encabeza las intenciones de voto, pero en segundo lugar. ¿Cómo están leyendo las encuestas?
-Está muy apretado y mediáticamente se hace todo lo posible por invisibilizarnos. Se nota un ascenso claro de Acción Popular, que lleva la candidatura de Lescano, un personaje muy particular que ha tratado de recoger banderas que nosotros hemos propuesto, como la nueva constitución y una serie de propuestas de cambio. Él ya habría pasado a George Forsyth en las preferencias que es quien encabeza los últimos sondeos.
Según mi lectura, esa candidatura es la carta que tiene la derecha bajo la manga, en última instancia, para impedir un cambio real. Mientras tanto nosotros hemos sido sometidos a una serie de ataques mediáticos.
Nosotros tenemos una pelea hacia la izquierda para lograr que realmente las opciones de cambio ganen las preferencias electorales y no aquellas que simulan serlo.
George Forsyth concita el apoyo de aquellos que ven en este candidato un intento de buscar algo nuevo, novedoso, pero ha evidenciado en sus intervenciones tener muy poca preparación, pocas aptitudes para asumir esta responsabilidad y está rodeado de personajes de dudoso origen. Por su parte, el fujimorismo ha crecido, se ha recuperado, pero tiene un techo y una resistencia muy grande.
Como mencionaba antes, es destacable el crecimiento de algunos partidos de ultraderecha con un discurso securitario, que demandan mano dura y promueven la xenofobia. Es entendible que en este escenario, en esta crisis múltiple, la mano dura a veces empate con la desesperación de la gente.
¿Cuáles son las fortalezas de Juntos por el Perú?
-Tenemos apoyo en los sectores rurales. La propuesta de desarrollar una segunda reforma agraria en nuestro país, que implica darle verdadera atención a los productores, sobre todo a la agricultura familiar a la pequeña agricultura que es la que finalmente genera empleo y que permanentemente se encuentra en una situación de abandono. Este es un tema central para nosotros.
Tenemos una candidata formidable. Lo ha demostrado recientemente en el debate que organizaron los gremios empresariales, donde ha logrado dejar en evidencia que los políticos vinculados a los grupos de poder, la mayor preocupación que tienen no es resolver los problemas que genera la emergencia sanitaria sino ver cómo se hacen negocios y se privatiza el tema de las vacunas, y cómo se defiende la constitución de Fujimori.
Estamos recorriendo el país, pese a las dificultades, y afinando nuestra propuesta electoral que a veces no queda lo suficientemente nítida frente a la gran cantidad de candidaturas y multitud de propuestas. También estamos intentando concitar el voto de toda la izquierda y procuramos ganar el favor del sur insurrecto de nuestro país.
¡Basta ya!
Es tiempo de cambiarlo todo. pic.twitter.com/HI1IJl7Oeu— Verónika Mendoza (@Vero_Mendoza_F) February 15, 2021
¿Tienen eco en la juventud, en la generación del Bicentenario?
-Tratamos de hacer empatía con los jóvenes, con esta indignación que movilizó a los jóvenes ante el intento de golpe de estado. Para esos sectores quedó claro que tenemos una propuesta seria y que propugnamos el cambio.
Nos interesa empatizar con los sectores de jóvenes trabajadores; hay una juventud trabajadora que exige que haya un Estado que les garantice condiciones básicas para tener una vida digna, a través de la educación, de la generación de un trabajo digno. Todo este discurso anti-Estado, exitista, ya no alcanza, definitvamente. La gente está consciente de que se necesita un Estado que garantice mínimamente estos derechos, derecho a educarse, la salud, derecho a tener un trabajo digno. Nosotros eso es lo que queremos representar.
Nuestra tarea es hacer que la discusión de esta campaña electoral sea el que están en juego muchas cosas, incluso la vida de las personas. Perú es un país con muy alta letalidad y eso no es un designio de la fortuna, es el resultado de un abandono y de la captura que ha tenido el Estado por parte de algunos grupos de poder que han dejado en estado de indefensión a las mayorías.
Nuestro deber es poner eso en el centro de la discusión y qué hay que hacer para que cambien las cosas. Para nosotros ese cambio pasa porque la gente se pueda involucrar más en las grandes decisiones que se tienen que tomar y en la apuesta por generar un nuevo contrato social, un nuevo consenso en el cual el Estado tenga un rol mucho más activo en garantizar derechos y en que haya un cambio de modelo económico. Un consenso en el que podamos forjar un nuevo marco de valores de convivencia que no se base en la guerra de todos contra todos que propone el modelo neoliberal, sino en la solidaridad.
#Perú 🇵🇪 | @alvarocampana de @JuntosporPeru analiza el escenario político frente a las elecciones de abril: "Se han puesto sobre la mesa las deficiencias profundas y estructurales que tiene este Estado capturado por intereses particulares. La gente está harta de todo". pic.twitter.com/FWOZAu3UDT
— Canal Abierto (@canalabiertoar) February 27, 2021
¿Qué papel juega el voto de los migrantes peruanos, en Argentina por ejemplo?
-Es muy importante. María Antonieta Alba es parte del Frente Popular Darío Santillán, una mujer trabajadora migrante, es nuestra candidata allá. Le hemos dado mucha importancia al voto de peruanos en el exterior. Esta vez se van a elegir representantes específicos de peruanos en el exterior. Para nosotros el voto en Argentina es crucial.