Redacción Canal Abierto | En mayo de 2020 un escándalo internacional sacudió al gobierno de Iván Duque en Colombia. La revista Semana reveló que el Ejército espiaba y perseguía a políticos opositores, dirigentes sociales y sindicales, y periodistas, entre ellos Nicholas Casey, el corresponsal de New York Times que en 2019 había publicado una investigación según la cual propio Ejército colombiano programaba una serie anual de “falsos positivos”, el nombre con el que se conocen las ejecuciones de civiles en enfrentamientos simulados.
El escándalo fue tan grosero que Duque envió al canciller a Nueva York para reunirse con el consejo editorial del diario. También participaron el embajador de Colombia en Estados Unidos y el embajador ante la ONU.
En las listas de espiados también figuraba Humberto Correa Gómez, vicepresidente de la Unión de Trabajadores del Estado de Colombia (UTRADEC), y secretario de Derechos Humanos de la CGT, junto a su esposa y su hijo.
Una vez enterado de la persecución, y con la confirmación de que estaba señalado para ser asesinado, el dirigente gremial abandonó su casa en Bogotá rumbo a Cali, luego a México donde fue recibido por el Suteym, organización que nuclea a los trabajadores de los poderes, municipios e instituciones del Estado, y desde el 27 de mayo se encuentra en Buenos Aires, donde fue acogido por ATE, la CTA Autónoma, y la Confederación Latinoamericana de Trabajadores Estatales (CLATE), cuya presidencia se encuentra en Argentina.
“Yo estaba haciendo un informe para la Comisión de la Verdad, sobre las muertes, asesinatos, desapariciones y destierro de sindicalistas en Colombia, que es uno de los países más violentos para hacer sindicalismo en el mundo”, empieza describiendo en esta entrevista con Canal Abierto.
“Me habían infiltrado mis redes sociales, mi teléfono, los de mi esposa y mi hijo, y me tenían en una lista para hacerme un falso positivo, porque según la doctrina del Ejército, quienes estamos elaborando estos revelamientos de derechos humanos hacemos parte del enemigo interno del Estado”, agrega.
“Desde el exilio o dónde estemos vamos a seguir luchando por la democracia en Colombia, este gobierno de Duque ha sido un gobierno genocida, ha roto todos los acuerdos que había con la guerrilla, el país estaba por un buen sendero, pero gana las elecciones la ultraderecha y empiezan a asesinar a los militantes del nuevo partido formado por las FARC, lo cual hace que un grupo se haya ido a la disidencia y retomaron las armas, pero los estaban asesinando, no tenían otro camino”, cuenta sobre la convulsionada situación en su país.
“Ya nos habían hecho algún intento de secuestro o asesinato, lo vinimos a deducir luego, vinieron a atacarme en una moto de alta cilindrada, se frustró porque salieron varias personas. Veinte días después (de la revelación periodística) me abordan para decirme que era cierto, que mi nombre se lo habían dado a una estructura criminal para que me asesinaran”, detalla el dirigente estatal.
Además, en esta charla, la trama de asesinatos de activistas gremiales para facilitar negociados con empresas públicas y privadas que involucra al narcotráfico y el paramilitarismo, y las elecciones en Ecuador, sobre las que advierte: “Son un retroceso en la democracia en América Latina, y un reforzamiento de la ultraderecha. Lasso ha manifestado su admiración por Uribe, diciendo que es un demócrata que en todos los pueblos y ciudades de Ecuador tienen que enterarse quién es. Para nosotros eso es una barbaridad, que el nuevo presidente de Ecuador tenga en ese alto honor a un genocida como Álvaro Uribe Vélez”
Entrevista: Leo Vázquez @LeoVaz2020