Por Carlos Fanjul | EL PELO DEL HUEVO
Se advierte desde el primer renglón que en este texto no se quiere alimentar la guerra K y la guerra amarilla. Ya de eso hay demasiado en todas partes y lo último que se pretende en este relato es participar de ese barullo lleno de falacias.
Sí remarcar la contradicción que el personaje genera en este escriba…
Nos referimos a Carlitos Tevez, el Jugador del Pueblo, como muchos lo llaman. Ese pibe, con cara de haberla pasado mal y con una historia que demuestra esos malos momentos vividos pero, también, esa estrella de nivel y fama mundial que transitó por los niveles máximos a los que pueda llegarse. Y que, en reiteradas ocasiones, pareciera seguir sirviéndolos. Siempre a las órdenes de su Jefe.
Tevez se muestra siempre como ese pibe que vuelve a sus orígenes en Fuerte Apache, que sigue tomando mate con los otros pibes de su infancia, y que, en cada aparición pública reivindica aquello. Siempre aparece como ese pibe sufrido y luchador.
Pero claro, la vida no es solamente estar frente a las cámaras. Y en esos tramos mayoritarios emerge una figura medio rara, medio calculadora y permanentemente dispuesta a realizar alguna jugada turbia.
En estas horas gran parte de la sociedad, aún de la boquense, no ha parado de criticar con dureza su decisión de dar batalla judicial para no pagar el impuesto a las grandes fortunas, que él acumuló con sus piernas, pero que no quiere compartir con nadie.
También se recuerda aquel aporte millonario que sí dispuso dar para sostener el negociado de los Macri alrededor del denominado Parque Eólico, que tanto perjudicó al Estado.
Siempre raras sus actitudes fuera de la cancha. Pero, no abundemos.
Además, como aquí hablamos de deporte, bien vale recostarnos en los propios inicios futboleros de Jugador de Pueblo, también rodeados de un aroma turbio. Y de ‘macrista’ resolución….
Cuenta la historia que allá por los arrabales capitalinos había un pibito que jugaba al fútbol como ninguno en algunos equipos barriales. Observado por esos detectores de talentos que rondan las canchitas perdidas, rápidamente fue incorporado a las Inferiores de All Boys.
Carlitos Martínez se llamaba y, quienes lo veían jugar, sabían sin dudarlo que iba a llegar a alturas máximas.
En paralelo a esa historia cargada de ilusiones, el millonario por su cargo de hijo, Mauricio Macri, ya había comenzado a transitar por el mundo del fútbol, al que obviamente veía como una nueva fuente de ingresos para su abultada cuenta personal.
En 1997, Mauricio ya era presidente de Boca y como nació con el concepto de que en la vida todo se compra o se apropia con plata, lanzó la operatoria de incorporar a Martínez, esa joya que estaba a punto de explotar. Previamente, ya había comprado de un plumazo al afamado club barrial Parque -formador de talentos al por mayor- con Riquelme, La Paglia y otros en el paquete, y también con Ramón Maddoni, el hacedor de toda esa estructura, que ya antes le había echado el ojo al pibito de All Boys.
En su accionar Mauricio y los suyos comenzaron a desparramar todas las barajas posibles. Las correctas y también las marcadas. Le ofrecieron a All Boys que le ceda la ficha, algunos ‘allegados’ se dispusieron a poner plata en cajas fuerte institucionales y también dirigenciales, mientras otros chamuyaban a la familia del pibe. Siempre con el obstáculo de la negativa del club de Floresta.
Para solucionar la encerrona, Mauricio, conocedor del rol del tío Segundo Tevez a cargo de la crianza del hijo de su cuñada, propuso la solución mágica: ‘Le cambiamos el apellido y listo, así evitamos problemas con la AFA’.
Alguna vez, quien fuera el presidente del club de Floresta en ese tiempo, Pablo Brey, le contó a este cronista que “después de muchos intentos frustrados, un día Martínez dejó de venir y nos volvimos locos. Lo buscamos por todos lados, pero no dimos más con él, ni supimos más que le había pasado. Pasó el tiempo, nos resignamos, hasta que un día cuando nuestros pibes enfrentaban a las Inferiores de Boca, volvimos a ver a Carlitos, que ya no era Martínez, y que con la 9 boquense se apellidaba Tevez. Nos queríamos morir, nos sentíamos robados y hasta iniciamos acciones por las vías correspondientes para recuperarlo”.
Allí Boca intentó comprar la ficha del pibe con nuevo apellido. Brey volvió a negarse porque “aceptar era convalidar la estafa”. Abundaron las presiones y al contar con el aval de la familia Tevez, Boca amagó con usar la vía de los derechos otorgados por la Patria Potestad de su ‘padre’. Al final, All Boys terminó aceptando los 10 mil pesos que le ofrecían, cosa no permitida con pibes menores de edad.
Hoy en los registros de la AFA figura que Carlos Tevez fue dejado en libertad de acción por el club de Floresta.
Las formas quedaron a salvo. Que es lo único que importa en cualquier maniobra turbia.
Europa: poderosos vs débiles
El gallinero del fútbol de Europa se ha visto revoloteado en las últimas horas por la decisión de 12 clubes de alto rango de lanzarse a armar la Superliga Europea, abandonando así a la híper globalizada Champions League.
En castellano esto quiere decir hacer el negocio para sí sin darle nada a la UEFA y al resto de clubes participantes. Lo mismo que hicieron aquí los llamados clubes grandes. Como se imaginarán, la entidad ya saltó por los aires mediáticos a gritar, quejarse y amenazar con terribles sanciones, como borrarlos de sus competencias.
Al final, todos lo sabemos, se sentará, soltará algo de su poder, repartirá de otra forma la guita a favor de los poderosos, y terminará negociando para que la fiesta siga.
Los clubes en cuestión (3 de España, 3 de Italia y 6 de Inglaterra), y que están financiados por la banca Morgan, son: Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Inter, Milan, Juventus, Manchester United, Manchester City, Liverpool, Arsenal, Chelsea y Tottenham.
¿Que quieren? Más parte de la torta, que hoy se ven ‘obligados’, pobrecitos, a compartir con el resto.
Parecen tener el poderío necesario como para extorsionar al que sea. Pero no.
Como en otros temas, la mejor explicación la dio Marcelo Bielsa: «Los más poderosos son lo que son por lo que producen y convocan. La lógica que impera en el mundo, y el fútbol no está esta fuera de eso, es que los ricos sean más ricos a costa de que los débiles seamos más pobres. Lo que los poderosos no entienden es que el resto somos indispensables y lo que le da salud a las competencias es la posibilidad del desarrollo de los débiles, no el exceso de crecimiento de los fuertes«.
Por ahora, los clubes poderosos se muestran firmes. Seguro que sacarán algo. Pero también ellos, se tendrán que sentar y negociar.
A nadie le gusta que una joda termine temprano…