Redacción Canal Abierto | Amenazado de destrucción por el complejo hidroeléctrico Cóndor Cliff-La Barrancosa, el río Santa Cruz nace en el desagüe de los lagos Viedma y Argentino cuyas aguas provienen del deshielo de los ventisqueros del Parque Nacional Los Glaciares y desemboca en el Mar Argentino, luego de atravesar y dar vida a la estepa.
Durante cuatro días, 27 activistas provenientes de distintas partes de Argentina, Alemania, Estados Unidos y Chile, reman los 360 kilómetros que separan la naciente cordillerana de la desembocadura en el mar del último río glaciario de la Argentina que aún permanece en estado natural. El objetivo es continuar denunciando que las obras acabarán con el río, generan un daño irreversible sobre el ecosistema y atentan contra especies en peligro crítico de extinción como el macá tobiano, un ave endémica en la zona. También profanan tierras sagradas de las comunidades tehuelches de la zona.
Con sus kayaks, luchadores por los ríos de todo el continente recorren la serpiente turquesa del Santa Cruz –aún libre– con su centenar de curvas y acampan tres noches a su vera. Entre ellos, cuatro equipos van registrando la “bajada” hasta el mar.
“Esto empezó en el 2019, la idea era ir a remar por el río y hacer algo distinto de lo que veníamos haciendo. La propuesta que surgió fue documentar la bajada. Cubrimos la travesía a cuatro cámaras y juntamos todo el material al terminar el viaje. En el 2020, aprovechando la pandemia y el encierro, me puse a visualizar el material y a armar el documental. El trabajo muestra desde distintas miradas una travesía que fue increíble y fuerte, porque las obras ya se habían iniciado en ese momento. Fue remar por un río hermoso y virgen y de repente chocar contra dos obradores inmensos, con muchísimo movimiento, gente, policías, militares, gendarmería… todos los verdes”, narra en diálogo con Canal Abierto Sofía Nemenmann de Río Santa Cruz Sin Represas, directora del documental “El último río de la Patagonia”, junto a Ignacio Otero.
Estas represas son el proyecto hidroeléctrico de mayor envergadura financiado por capitales chinos fuera de su territorio. Las grandes represas no son consideradas como generadoras de energía renovable por el impacto ambiental que producen. Desde el 2014 hasta hoy, organizaciones ambientales y comunitarias han interpuesto medidas judiciales y las obras fueron frenadas en diferentes oportunidades.
Sofía fue una de las remeras de la “bajada”. “El río Santa Cruz es muy tranquilo, tiene en general 10 kilómetros por hora de corriente y puede llegar a tener mucho viento en contra. Sabíamos que en Condor Cliff habían tirado mucha piedra al río y que habían construido un puente. Los puentes en el río generan remolinos y las columnas del puente “chupan”. Antes de llegar a Condor Cliff hicimos una parada, sacamos las banderas, estaba lleno de movimiento y camiones. Luego avanzamos hacia el puente. Iba en un kayak de travesía doble con un compañero, cargado con equipo y comida en un bote muy estable. En el puente, el río nos dio vuelta el kayak, algo muy difícil con ese tipo de embarcación. Eso que está dañando al río nos dañó también a nosotros”, narra Sofía quien debió cambiar de ropas para no congelarse luego de caer a las aguas de un río con aguas de deshielo.
Los “avances” de una obra sin fisuras
“El río hoy sigue libre. El cauce de agua sigue intacto, no lo desviaron todavía y yo digo que no van a llegar a desviarlo”, sostiene Nemenmann.
El 19 de diciembre de 2019, tras una falla de cálculos en Condor Cliff hicieron una prueba de fijación de materiales –del hormigon– y, tras un movimiento de tierras, se les abrió una grieta de 20 metros en el muro que habían construido. Debido a ello tuvieron que reubicar el emplazamiento de la obra.
A partir de este hecho, las organizaciones en defensa del río hicieron una nueva presentación judicial, solicitando una nueva medida cautelar para que se detenga la obra hasta tanto se haga un nuevo estudio de impacto ambiental con la reubicación del proyecto. A su vez, la Corte Suprema de Justicia de la Nación solicitó a los organismos del Estado –Parques Nacionales, Conicet, etc.– que informen lo que estaba pasando con estas mega represas. “La última novedad es que el INPRES –Instituto Nacional de Prevención Sísmica–, un organismo público estatal, sacó un informe absolutamente desfavorable criticando el estudio de impacto ambiental de las mega represas, elaborado por otro organismos estatal” –la muy floja de papeles Emprendimientos Energéticos Binacionales S.A. (EBISA), una sociedad anónima de capital estatal dependiente del Ministerio de Energía, en ese momento presidida por Jorge Marcolini, Subsecretario de Energía Hidroeléctrica y en todos los mostradores–. “Sabemos que en Cóndor Cliff no están avanzando las obras en este momento, pero sí en La Barrancosa, lo cual no tiene sentido porque Cóndor Cliff es la que da sentido a nivel energético al emprendimiento”, comenta la directora del documental y militante ambiental.
En este momento la pelota está del lado de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La ONG Banco de Bosques y la Asociación de Abogados Ambientalistas de la Patagonia presentaron dos medidas cautelares que siguen esperando la resolución de los supremos.
“En paralelo se está llevando adelante la consulta ni previa, ni libre, ni informada a las comunidades originarias –ironiza Nemenmann en referencia al derecho constitucional que asiste a las comunidades de ser consultadas previamente a cualquier intervención con impacto en sus territorios–. Se empezó a hacer luego de una medida cautelar presentada por las comunidades una vez comenzada la obra. No se puede reparar el daño que ya se les hizo porque la obra se inició antes de consultarlos. Se los convocó y se les mostró cómo habían “recuperado” el patrimonio comunitario. Levantaron cementerios enteros y los metieron en un container. Después de eso hicieron la consulta”.
En la bajada participaron personas de distintas cuencas y distintos países. Cada uno de ellos lucha y rema por la libertad de sus ríos en su país. “Participaron miembros de Patagonia Sin Represas que lograron frenar cuatro mega represas en Chile y hoy están unidos a nuestra lucha porque los ríos son nuestras venas, sin importar de qué lado de la cordillera estemos. Es el mismo agua”.
“Queremos que el documental circule por todos los ríos del mundo. Que se haga eco que las dos mega represas en el río Santa Cruz no tienen licencia social. El río Santa Cruz sigue vivo, libre, salvaje, sagrado”, concluye Sofía.
[mks_toggle title=»Estreno del documental» state=»open»]El 8 de julio a las 19 horas sale a la luz este documental. La transmisión será en vivo, vía Streaming y las novedades serán publicadas la web http://ultimorio.com/.
Redes @rioscsinrepresas – Correo: ultimoriodocumental@gmail.com[/mks_toggle]