Redacción Canal Abierto | A raíz de la denuncia pública de la Asociación Argentina de Abogados y Abogadas Ambientalistas (AAdeAA) la Subsecretaría de Puertos de la Nación emitió una orden para detener las tareas de sobredragado en el río Paraná que desde mayo de este año viene realizando la empresa belga Jan De Nul y ésta y otras organizaciones ambientales vienen denunciando.
La Orden de Servicio N°218 obliga a la empresa Hidrovía S.A. a “mantener los diseños de obra oportunamente aprobados en cuanto a las profundidades alcanzadas, los veriles y los anchos de solera”. En el marco de una bajante histórica, la continuidad de esta práctica sin estudios de impacto ambiental, sostiene la AAdeAA, constituye un verdadero “crimen ambiental”.
La bajante del río Paraná es la más aguda desde 1944. Un informe de la propia Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) sostiene que el complejo agroexportador granario tendrá una pérdida de U$S 315 millones entre marzo y agosto de este año como consecuencia de la bajante del curso de agua que este año alcanzará su nivel más bajo en décadas en la zona de Rosario. Esto genera sobrecostos de logística y transporte debido a que los buques cargueros deben ajustar el volumen de carga, no pueden completar su capacidad (“falso flete”); deben suplementar su carga en otros puertos (Quequén-Necochea, Bahía Blanca o incluso en puertos brasileños); saturación de almacenajes y demoras en la molienda; entre otros.
Acceso a la información
El 11 de junio la AAdeAA presentó una Solicitud de Acceso a la Información Pública Ambiental ante los ministerios nacionales de Transporte y de Ambiente y Desarrollo Sostenible, para que se informara si existían evaluaciones de impacto ambiental, si se habían realizado audiencias públicas y qué previsiones se habían hecho para la participación de las áreas ambientales de las provincias y municipios implicados.
El 22 de junio, en respuesta a la solicitud de los ambientalistas, desde la Secretaría de Control y Monitoreo Ambiental del Ministerio de Ambiente se envío un requerimiento de información a la empresa Jan de Nul sobre las tareas de sobredragado. También se envió una nota a la Subsecretaría de Puertos de la Nación para consultar sobre los dichos de un representante técnico de Jan de Nul que señaló que la empresa “está redoblando sus esfuerzos y llevando adelante tareas de sobredragado de dos pies adicionales de profundidad (50 cm) para compensar el bajo nivel del río Paraná en el menor plazo posible con el fin de aminorar el impacto de este fenómeno y facilitar el tránsito fluvial”.
Tras la confirmación del sobredragado por la empresa concesionaria belga la Subsecretaría de Puertos libró la orden citada previamente.
Un problema ambiental que se “profundiza”
En mayo de 2020, en este medio reportábamos que “el segundo río más largo de Sudamérica tiene, a la altura de Rosario, 3,68 metros de profundidad. Al cierre de esta nota sólo contaba con 0,38 metros de agua… y bajando”.
La, tan mentada en estos días, hidrovía Paraguay-Paraná, principal vía de comunicación fluvial de la producción cerealera nacional con el mundo, es una autopista de agua. Si no hay caudal y no hay calado suficiente, no hay autopista. El sobredragado viene siendo la respuesta para que el agronegocio no se detenga pero el saldo ambiental es muy grave.
Tanto el río Paraná, como el Paraguay, atraviesan por segundo año consecutivo una crítica reducción del caudal del agua, constituyendo en estas horas la mayor bajante desde el año 1944. Las proyecciones del Instituto Nacional del Agua (INA) para el mes de agosto de 2021 no prevén mejoras del caudal de la cuenca del Paraná, por lo cual la bajante se irá pronunciando con el correr de los días, afectando la captación de agua para el consumo urbano y la salud de los ecosistemas fluviales.
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Sobre el curso del Paraná se encuentran las bocas de agua potable de las poblaciones costeras de siete provincias, el área más poblada de la Argentina. El sobredragado no hace más que profundizar esta crisis socio-ambiental, perjudicando gravemente la fauna ictícola, los ecosistemas fluviales, los sistemas de humedales y la calidad del agua para el consumo humano.
La AAdeAA viene proponiendo al Gobierno Nacional la necesidad imperiosa de conformar un comité de cuenca del río Paraná en su tramo nacional, para llevar adelante los principios rectores de una política hídrica nacional y señala la necesidad de “contemplar al río en su complejidad y belleza, en sus diversidades culturales y biológicas, en sus reinos de vida, y no simplemente como un canal”.
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