Redacción Canal Abierto | En el Congreso de Brasil predominan los representantes de los agronegocios, del fundamentalismo religioso y de las fuerzas de seguridad. Es la bancada BBB —Biblia, Boi (toro), Balas— la que logró no solo la destitución de Dilma Rousseff el 31 de agosto de 2016 en un burdo golpe parlamentario sino también la que desde ese entonces ha avanzado en el retorno del trabajo esclavo, la baja de edad de imputabilidad para menores, portación libre de armas de fuego, estatuto de la familia (católica, apostólica y romana), reversión de la propiedad de tierras de los indios, aborto como “crimen hediondo”, día del orgullo hétero y medio centenar de iniciativas para destruir los derechos laborales de los trabajadores.
Este escenario permitió el juicio político arbitrario contra Rousseff y trazó el camino para el golpe judicial contra Lula en una sentencia fraudulenta que jamás pudo probarle un solo delito. La derecha sabía que el líder sindical encabezaba holgadamente las encuestas para las elecciones del 7 de octubre de 2018. Por eso la dupla mediática-judicial atacó sin piedad al líder obrero dos veces presidente del país.
La fase golpista tuvo su fecha clave el 18 de abril de 2016. La Cámara de Diputados aprobaba por una mayoría abrumadora el impeachment contra Dilma Rousseff bajo argumentos falsos. El odio al lulismo se condensa en el discurso del diputado de la bancada policial Fernando Francischini: “Por el fin de la facción criminal del Lulo-petismo, por el fin de la CUT (Central Única de Trabajadores) y sus marginales, voto sí”.
El entonces diputado y exmilitar Bolsonaro dijo en esa sesión ignominiosa: “Perdieron en 1964 (año del golpe contra João Goulart) y van a perder ahora”. Dedicó su voto a favor de la destitución a uno de los más brutales verdugos de la dictadura, responsable del encarcelamiento ilegal y de las torturas contra Dilma Rousseff en los ’70: “Por la familia, la inocencia de los niños en las aulas, que el PT nunca tuvo, contra el comunismo, por nuestra libertad, en contra del Foro de São Paulo, por la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el pavor de Rousseff, por las Fuerzas Armadas, por Brasil encima de todo y por Dios por encima de todo, mi voto es sí”, provocó, mientras su hijo Eduardo Bolsonaro, también congresista, imitaba con sus manos el gesto de una ametralladora disparando sobre la bancada petista.
Luego el Senado, el 31 de agosto consumó el golpe. Dos años después, con Lula fuera de la carrera política, Bolsonaro, homófobo, racista y apologista del terrorismo de Estado, ganaba las elecciones.
EL ODIO describe la campaña de desprestigio impulsada contra Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores en Brasil, demostrando cómo ese proceso catapultó a Jair Bolsonaro a la presidencia. El audiovisual realizado por el documentalista argentino Andrés Sal.lari y con la producción periodística de Mariano Vázquez también detalla la participación protagónica del juez Moro, de los medios de comunicación y de Washington en toda la operación.