Redacción Canal Abierto | En las próximas semanas la Cámara de Diputados deberá tratar el proyecto de Presupuesto 2022 que acaba de enviar el Gobierno y que prevé un crecimiento del 4% del Producto Bruto Interno, una inflación del 33% y un dólar a $131,1 para diciembre del año que viene. Asimismo, la “ley de leyes” establece un incremento del consumo público del 3,1%, del consumo privado del 4,6% y de la inversión del 3,1%. En el plano del comercio exterior, plantea una suba del 7,5% en las exportaciones y del 9,4% en las importaciones.
En un primer análisis, especialistas consultados por Canal Abierto coinciden en el carácter “optimista, aunque moderado” de las proyecciones. Y si bien aún no hay fecha para que el ministro de Economía Martín Guzmán asista al Congreso para su presentación formal y responder preguntas, ya sobrevuelan dudas y cuestionamientos.
Uno de los puntos salientes del proyecto es que no prevé asignaciones presupuestarias para el pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que para 2022 se estiman en torno a los US$ 19.000. La pregunta es si esto se debe a la confianza que existe en el Ejecutivo de alcanzar un acuerdo para postergar los vencimientos, o si más bien se trata del simple y llano reconocimiento de que frente a esta crisis no hay margen para cumplir con el organismo de crédito.
Los interrogantes surgen en un contexto de suma tensión por una crisis política que comenzó con la paliza electoral del domingo y continuó ayer con la salida de varios ministros y funcionarios kirchneristas, pero que mucho tiene que ver con este dilema macroeconómico. En definitiva, el eje central de la disputa interna es sobre la continuidad o no del rumbo económico con miras a las elecciones generales de noviembre. En cualquier caso, el margen de maniobra mucho va a depender de los recursos disponibles, y estos de cuánto vaya o no al pago de la deuda.
Demás está decir que los acuerdos de Facilidades Extendidas instrumentados por el organismo crédito para re financiar deuda suelen venir acompañados de exigencias de ajuste fiscal y reformas de corte laboral, previsional y tributaria.
En línea con las expectativa expresadas por el albertismo, esta mañana la agencia Télam salió a confirmar que el Presupuesto “descuenta un acuerdo con el FMI”. En este sentido, un analista muy crítico con la gestión económica del Frente de Todos no duda en suscribir la proyección del medio estatal, aunque aclarando que el posible pacto no llegaría antes de marzo: “a Duhalde le pasó lo mismo en noviembre de 2002, y los organismos le dieron unas semanas de changüí”.
“Es cierto que para bailar un tango hacen falta dos y el compañero de enfrente es ni mas ni menos que el Fondo, pero con este Ministerio de Economía y esta dirección económica me parece mucho más probable que se llegue a un acuerdo antes de marzo que se caiga en default o se repudie la deuda ilegítima”, señala.
Un tema no menor es que en caso de lograr un acuerdo, el Ejecutivo luego deberá ratificarlo en el Congreso de la Nación, tal como dicta la ley Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública impulsada por el oficialismo y sancionada en marzo de este año. Es decir que incluso logrando el visto bueno del FMI, el Gobierno debería lograr consensos legislativos que hoy ya tiene complicados, pero que podrían dificultarse aún más en diciembre.
En la vereda de enfrente, aquellos que todavía creen en un posible distanciamiento con el Fondo, son menos optimistas y en ningún caso apuestan a una posible ruptura: “pueden intentar patear la pelota lo más lejos posible, dilatar la negociación”.