Redacción Canal Abierto | ¡Una de terror! La industria cinematográfica estadounidense estuvo a punto de paralizarse a partir del mediodía de este lunes 18 de octubre. Una huelga de más de 60 mil trabajadores y trabajadoras amenazó detener las producciones de cine y televisión en todo el país. La medida se suspendió tras que el sindicato de trabajadores del entretenimiento (IATSE – International Alliance of Theatrical Stage Employees) alcanzara un acuerdo con la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) para un nuevo convenio laboral. La votación a favor de la huelga había sido del 98%, aunque habrá que seguir observando si los escasos logros obtenidos logran apagar el incendio.
No es el único caso. En todo Estados Unidos, miles de trabajadores y trabajadoras están yendo a la huelga en lo que en las redes sociales se bautizó como Striketober (strike: huelga; october: octubre).
Un caso relevante es el de los 10 mil empleados de John Deere, compañía fabricante de maquinaria agrícola y para la construcción, que iniciaron el pasado 13 de octubre una huelga luego de que el sindicato United Auto Workers (UAW) rechazara el convenio colectivo propuesto por la empresa. La medida afecta a 14 plantas de producción: 7 en Iowa, 4 en Illinois y las fábricas de Kansas, Colorado y Georgia. Chuck Browning, vicepresidente de UAW, señaló que se declararon en huelga “para ganar un salario decente, jubilarse con dignidad y establecer reglas de trabajo justas”, pero los trabajadores señalan que la dirigencia gremial presentaba el acuerdo como un logro sólo una semana antes.
Igual paga por igual trabajo
El principal problema, en este y otros conflictos, es la existencia de convenios laborales de primera y de segunda –convenio de dos niveles aceptado por la UAW–, y, en este caso, John Deere impulsaba un tercer subnivel.
Los trabajadores con convenio Nivel 1, que ingresaron a trabajar antes de la celebración del último convenio que incluyó flexibilizaciones, tienen mejores salarios, mayores beneficios sociales y pueden elegir si hacen o no horas extras. Los de Nivel 2, contratados recientemente y más jóvenes, cargan con grandes desventajas, una paga menor y con una mayor carga horaria laboral.
El sistema de dos niveles viene quebrando las luchas y debilitando la acción gremial, rompe la solidaridad entre las y los trabajadores de una misma empresa, tanto generacional como socialmente. De allí que una de las principales consignas del Striketober sea “Igual salario por igual trabajo”. La celebración de nuevos convenios a medida que cede la pandemia ha abierto un umbral para debatir estas políticas flexibilizadoras.
#Striketober coming in hot 🔥
After years of being underserved and taken for granted – & doubly so during the pandemic – workers are starting to authorize strikes across the country: from @IATSE production workers to @UAW John Deere & @BCTGM Kellogg workers,& many more.
Good.💪🏽 https://t.co/jkgfCfXSwt
— Alexandria Ocasio-Cortez (@AOC) October 14, 2021
Menos salarios para los trabajadores, más dividendos para los CEOs
Como en otras áreas, los trabajadores de John Deere fueron declarados esenciales por la empresa y continuaron trabajando y arriesgando sus vidas durante la pandemia del COVID-19. La patronal ofreció en las negociaciones con UAW aumentos salariales de entre el 5% y el 6% que los trabajadores consideraron insuficientes. A la vez, los altos ejecutivos se han aumentado los salarios y la compañía espera tener este año beneficios récord de entre 5.700 y 5.900 millones de dólares. Por otro lado, el CEO de la firma, John May pasó de ganar 5 millones de dólares en 2019 a 16 millones de dólares en 2020. El famoso costo gerencial del que poco se habla.
Esta superposición de desigualdades ha provocado que luego de 35 años, por primera vez, una huelga paralice a toda la compañía.
Sectores de trabajadores denuncian que UAW ha actuado en convenio con la empresa, empujándolos a trabajar durante la pandemia, mientras que trabajadores automotrices en Detroit y Canadá abandonaron el trabajo durante las primeras etapas del Covid-19 en marzo de 2020.
Los obreros y obreras de Kellogg’s, otro gigante de la industria, en este caso de alimentos ultraprocesados, también están en conflicto en contra del sistema de dos niveles que ha fragmentado las luchas de los trabajadores desde que se implementó su último contrato hace seis años.
El sistema de dos niveles y la pandemia
La crisis financiera de 2008 desatada debido al colapso de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos provocada a su vez por la llamada crisis de las hipotecas subprime, o hipotecas basura, generó derrumbes bursátiles, una falta de liquidez internacional y hasta complicaciones alimentarias en algunos países, una gran crisis económica internacional. Sin dudarlo, la administración de Barack Obama salió al rescate de los bancos y las grandes corporaciones. Gastó más de un billón de dólares en la tarea y obviamente los trabajadores debieron pagar la cuenta. Miles se quedaron sin sus casas, sus trabajos y, a los que permanecieron en la rueda productiva, se les flexibilizaron los convenios laborales, con la connivencia de las dirigencias sindicales mayoritarias. De allí proviene este sistema de convenios de dos niveles con diferencias entre los trabajadores de una misma empresa y afiliados a un mismo sindicato.
La experiencia de continuar trabajando en la pandemia mientras los gerentes se quedaban en sus casas, la creciente inflación y la unidad entre estos trabajadores de primera y de segunda son algunos de los factores que está generando esta ola de protestas que busca convertirse en una serie de conquistas.
En los años ‘60 un tercio de los trabajadores estadounidenses estaban afiliados a un sindicato. Este standar fue combatido por las corporaciones y las leyes anti-sindicales diezmando la participación gremial y las luchas colectivas. Sin embargo, en 2020 la tasa de afiliación sindical aumentó al 10,8%, un hecho inédito en décadas, mientras la encuestadora Gallup relevó un crecimiento en la imagen pública de los sindicatos. Según sondeos de opinión recientes, el 65% de los ciudadanos norteamericanos aprueba los sindicatos: la mejor imagen en 20 años.
La gestión de Joe Biden dio un espaldarazo a esta ola de participación gremial. “Siempre he dicho que Estados Unidos no fue construido por Wall Street. Fue construido por la clase media. Y los sindicatos construyeron la clase media”, dijo el pasado febrero en un mensaje grabado para los trabajadores de Amazon en Bessemer, Alabama. Esta corporación anti-sindical está combatiendo la sindicalización de los 6.000 trabajadores de la planta de distribución de la empresa instalada en ese estado.