Redacción Canal Abierto | “Mi mamá me obligaba a meter panza o a usar faja. El verano era una tortura, a tal punto que intenté vomitar después de las comidas y no pude”. “Y se me vienen flashes de pequeña y mi papá diciéndome a mí o a mi mamá escondé la panza, parate bien que si no se te nota la panza”. “Meter panza cuando estoy hinchada es un sufrimiento”.
Estos son los mensajes que llegan a Mujeres Que No Fueron Tapa. El motivo es la campaña impulsada por esta comunidad a la que dieron a llamar #HermanaSoltáLaPanza. El objetivo es hackear el “operativo llegar al verano” y la “operación bikini”, y seguir cuestionando la crueldad del mandato de belleza y sus consecuencias concretas en la vida de miles de mujeres y adolescentes.
“Es una campaña que empezamos en 2018. Este año decidimos hacer algo un poco más contundente y de alguna manera empezar a hackear la representación de los cuerpos a través de imágenes nuestras, de los cuerpos de mujeres que no somos elegidas para hacer una publicidad o para tener millones de seguidores en redes. Mostramos cuerpos no hegemónicos, que en realidad son la mayoría de los cuerpos, son los que te encontrás cuando salís a la calle, cuando haces las compras o cuando vas al trabajo”, comentó Lala Pasquinelli, creadora de Mujeres Que No Fueron Tapa.
Con septiembre y la llegada de la primavera empieza el bombardeo de mensajes como “llegar bien al verano” impulsados por las publicidades de centros de estética, nutricionistas y cirujanos plásticos para bajar la panza o hacer dieta. “Nos ofrecen todo esto como si nos dijeran que nuestros cuerpos tal como son el resto del año no tuvieran el derecho de vivir el verano en el sentido de estar al sol, disfrutar del agua en una playa, un río o una pileta, o caminar por la ciudad con ropa más cómoda que no te tape todo el cuerpo por vergüenza o culpa”, resaltó Pasquinelli.
Además, agregó: “Ahora pasa algo con las panzas. Si hasta hace unos años lo que se exigía era la panza chata, hoy lo que se exige es que en la panza haya una cavidad hundida hacia adentro, y las costillas salidas. Por eso a nosotras nos pareció importante empezar a hackear estos mensajes del operativo bikini con nuestra campaña #HermanaSoltáLaPanza. Esto tiene una connotación material y una simbólica también. Meter la panza, retraerla significa ser educadas en esta idea de que ser mujer es encajar en ese modelo de belleza como objetivo fundamental para acceder al resto de beneficios de las feminidades”.
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En este mensaje también se traslada de alguna manera el fin del disfrute. En este sentido, Pasquinelli remarcó: “Las que no encajamos ahí nos tenemos que ocultar, tenemos que sentir vergüenza o hacer todo esto que nos dicen que tenemos que hacer, como someternos a una restricción alimentaria, extenuar nuestros cuerpos, hacernos cirugías. Todo esto porque parece que si no no valemos. No podés disfrutar de la comida, de hacer alguna actividad con tu cuerpo porque hay que hacer actividades para adelgazar y tonificar, no podés disfrutar de tu sexualidad tampoco porque parece que nuestros cuerpos no merecen ser deseados o amados. Se trata de un no disfrute general, porque si hay algo que no te permite disfrutar es justamente la vergüenza y la culpa”.
En los testimonios que les llegan durante esta campaña, en general lo que más aparece es esto de dejar de hacer cosas que les gustan porque sienten vergüenza de sus cuerpos, no vincularse ni hacer actividades que les generan placer.
“Nos llegan muchísimas imágenes y testimonios. Mandar imágenes es lo que más cuesta, mostrar los cuerpos como son. No es lo que estamos acostumbradas a ver, por eso también es tan importante exponernos a estas imágenes porque es lo que en general no vemos, no vemos cuerpos que se nos parecen”, aseveró Pasquinelli.
Los planteos y replanteos que vinieron con la nueva ola del feminismo pusieron en agenda al menos dejar de opinar sobre cuerpos ajenos. Para la creadora de Mujeres Que No Fueron Tapa, el cambio no es suficiente. “No cambió nada, porque si lo hace es en un pequeño nicho que no permea la masividad. En general, las nuevas generaciones están mucho más expuestas a las imágenes y mucho más permeables a todo esto. Tenemos cada vez más casos de bulimia y anorexia en jardines de infantes, mucho bullying y trastornos sobre la percepción del cuerpo. Estos datos dan una pauta de que no, que el modelo se vuelve cada vez más opresivo”.
Este hackeo se hace por las redes de Mujeres Que No Fueron Tapa, a donde pueden enviar sus testimonios y fotos para seguir rompiendo los mandatos de belleza de esta sociedad.