Me dicen aquí que las cosas empezarán a tener sentido, y acaso una dosis de satisfacción, cuando caigamos en la cuenta de la definitiva sonoridad de esas palabras que Vicente Huidobro dijo, dice y se la pasa diciéndome a cada rato: “Los cuatro puntos cardinales son tres: el sur y el norte”. Se los aseguro, y de modo alguno exagero. No hay situación más humana, demasiado humana, que andar a la deriva, en su propia marea, desprovisto de brújulas preconcebidas, originándose a cada hora.