Canal Abierto Radio| En la mañana del lunes 14 de febrero, se presentaron los alegatos en el juicio contra Miguel Osvaldo Etchecolatz y Julio César Garachico por los crímenes de Lesa Humanidad cometidos en el Pozo de Arana donde mantuvieron secuestrados a Jorge Julio López y otras seis personas durante la última dictadura cívico-militar. Este proceso judicial por la Memoria, Verdad y Justicia comenzó en septiembre de 2021, a 15 años de la segunda desaparición de López luego de declarar contra Etchecolatz, testimonio clave del litigio actual llevado a cabo en el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata.
“Esta causa debía ser la continuidad de Arana, lo que ya habíamos juzgado en el Circuito Camps teniendo en cuenta que Arana no es sólo el destacamento sino otras cosas que funcionaron ahí. Todo esto se tenía que juzgar, pasó el tiempo y murieron los que estaban imputados allí, por lo que terminamos en una cosa muy paradojal: en una pequeña causa por algunos de los hechos que habían quedado afuera de aquel primer juicio contra Etchecolatz en 2006. Entonces, la prueba del juicio prácticamente era el testimonio de López y su familia, y tenía que ver con las personas que fueron secuestradas con López, que son las personas de la unidad básica Juan Pablo Maestri, de Los Hornos”, explicó Guadalupe Godoy, abogada de Unión por los Derechos Humanos, en comunicación con Canal Abierto Radio.
En este sentido, también destacó: “Fue un juicio muy bello porque declararon compañeros de militancia de aquella unidad básica de los 70, López volvió a declarar y fue muy impactante volver a escucharlo. Fue una suerte de balance de estos 15 años”.
En cuanto al tiempo transcurrido, Godoy indicó: “Los juicios contra los genocidas nos han sido muy costosos; y no sólo llegar a juicio sino que las condenas queden firmes. Por ejemplo el Circuito Camps, que lo terminamos en 2012, aún no tiene sentencia firme. Casación se tomó ocho años para tratar el recurso de los defensores y ahora aguarda en la Corte”.
Por otra parte, manifestó: “Las resistencias judiciales y políticas sobre procesos de justicia no se terminaron. Sabemos que el Poder Judicial es uno de los más refractarios y lo que ha costado discutir una reforma ahí dentro. Las resistencias se encuentran principalmente en avanzar en las responsabilidades empresariales y civiles, es muy difícil avanzar en las causas que tienen que ver con los responsables de propulsoras, de varias empresas de la región sobre todo del cordón industrial de Berisso y Ensenada. La que tiene que ver con Carlos Pedro Blaquier (empresario dueño de Ledesma) fue en la primera que, escandalosamente a los pocos días de asumir Mauricio Macri, se dictó falta de mérito”.
A su vez, remarcó la dificultad de juzgar a la implicancia de la Iglesia y el Poder Judicial para el desarrollo de la dictadura del 76. “En cuanto a la responsabilidad eclesiástica se pudo avanzar muy poco. Cuando hicimos el Circuito Camps pudimos formar una causa para investigar al Monseñor Emilio Graceli, que era uno de los que las familias platenses fueron a ver y que tenía el famoso fichero del que hubo unas causas e investigaciones más”.
En este sentido agregó: “Tanta dificultad, como esta pata eclesiástica, tiene que ver con quienes eran la parte de la ‘estructura legal’ del Estado en la dictadura. En el caso de Jaime Lamont Smart, que fue algo escandaloso, logramos juzgarlo en el Circuito Camps en 2012 y estoy convencida de que los retrasos en Casación y en la Corte de las causas Circuito Camps y de Etchecolatz tienen que ver con las estrategias que él llevaba adelante para morirse sin una sentencia firme, hay que recordar que era Ministro de Gobierno en la dictadura”.
Asimismo, Godoy hizo hincapié en la dilación de los tiempos del juicio, ya que no hay fecha confirmada para la lectura de sentencia pero estimó que sería a fines de abril. La abogada por los Derechos Humanos, recordó que “Miguel Osvaldo Etchecolatz es un tipo que fue parte de la maquinaria genocida con mucha convicción y sigue argumentando al respecto”.
Por ello, destacó el valor de los juicios por Memoria, Verdad y Justicia: “Los juicios tienen varios sentidos. Uno es la búsqueda permanente de verdad porque hay más dudas que certezas, sobre todo en cuanto al paradero de personas desaparecidas y pibes apropiados, y también de quiénes son los ejecutores donde hay una especie de carrera con el tiempo frente a lo que llamamos ‘impunidad biológica’, pero también tenemos en claro que los juicios son un terreno de disputa de sentido, y que esa disputa es permanente”.