Redacción Canal Abierto | Los recientes incendios en la provincia de Corrientes pusieron de relieve, una vez más, una problemática cada vez más acuciante. Los incendios dejaron de ser un problema focalizado y regional para tornarse en una emergencia ambiental, social, política y económica muy compleja y extendida en todo el país. Las respuestas deben sofisticarse, los esfuerzos coordinarse y el Estado Nacional debe asumir un rol preponderante frente a este drama.
En el combate de los incendios forestales las y los brigadistas de incendios de Parques Nacionales son el recurso humano más preparado, y además de atacar los focos de sus respectivos parques son trasladados a todo el país cuando la dimensión y complejidad de los incendios los reclama.
“Los Brigadistas de Incendios de Parques Nacionales tienen una particularidad, no sólo trabajan en los incendios forestales sino que también atienden las emergencias que surgen en las áreas protegidas. Con el ingreso de visitantes a los parques, cuando surgen emergencias y accidentes dentro del área son los primeros en acudir. Gente que se pierde en los senderos, gente que se lastima, ahí entran los brigadistas a hacer el trabajo de búsqueda y rescate. También mantienen el sistema de comunicación dentro de los parques que es mediante VHF (radios de alta frecuencia), debido a la extensión y la topografía del territorio y la falta de cobertura de la telefonía celular; ahí tenemos compañeros y compañeras que trabajan como radio operadores y en el mantenimiento de los equipos”, cuenta a Canal Abierto Mario Cárdenas, integrante de la Coordinación de ATE Parques Nacionales y guardaparque del Parque Nacional Los Alerces.
Los “brigas” también realizan tareas de prevención y educación ambiental tanto en las áreas protegidas como en las escuelas y comunidades vecinas; recuperan áreas quemadas y asisten a los pobladores. En caso de focos de incendio en zonas vecinas a los parques también acuden a solicitud de las autoridades locales y en casos de incendios de dimensiones regionales son convocados por la autoridad del Sistema Nacional de Manejo del Fuego, dependiente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación.
“Los brigadistas trabajan todo el año. En los meses que no tienen emergencias e incendios trabajan en el mantenimiento de equipos, en la apertura y mantenimiento de senderos, dan charlas de educación ambiental y prevención de incendios en las escuelas”, continúa Cárdenas.
“Ahora no hay temporadas de incendio marcadas, hay ocurrencias casi todo el año en todo el país”.
Los incendios
“En la mayoría de los casos los incendios son intencionales. Tenés un porcentaje que se da por causas naturales, por la caída de un rayo por ejemplo, como pasó este año en el Lago Martín –un incendio iniciado el 7 de diciembre de 2021, en la zona de este lago ubicado en el extremo sur del Parque Nacional Nahuel Huapi, Río Negro–. Cuando se hacen las investigaciones para saber cómo se inició el incendio, generalmente descubrimos pruebas del origen intencional”.
Consultado sobre las razones que impulsan a estas manos incendiarias, Cárdenas sostiene que “hay distintos intereses, desde lo agrícola hasta la venta de tierras. Después de los incendios grandes del año pasado en la Comarca Andina y en el Delta del Paraná se sacó una ley que impide la venta de tierras afectadas por incendios. Los fuegos se inician para abrir campos, para tener mejor pastura, para sembrar… son distintos motivos”.
La Ley 26.815 establece que en caso de incendios provocados o accidentales que quemen vegetación viva o muerta está prohibido durante 60 años contados desde la extinción del incendio: realizar modificaciones en el uso y destino de esas tierras; dividir o subdividir, lotear, fraccionar, parcelar o hacer cualquier emprendimiento inmobiliario distinto al arrendamiento y venta en tierras particulares excepto en caso de partición hereditaria; lo mismo dispone para las tierras fiscales concesionadas y por último, prohíbe realizar cualquier actividad agropecuaria que sea distinta al uso y destino que la superficie tenía al momento del incendio. En el caso de tratarse de zonas agropecuarias, praderas, pastizales y matorrales se establecen las mismas restricciones por un plazo de 30 años.
Ataque inicial
“Cuando está el foco inicial del incendio sale una cuadrilla de entre 7 y 10 brigadistas que hace el ataque inicial. Se compone de un chofer, un jefe de cuadrilla, un motobombista. Ellos asisten ante la denuncia y hacen un ataque directo al foco; si logran controlarlo, contenerlo y extinguirlo, cosa que generalmente ocurre, es un alto porcentaje de focos el que se apaga sin que se torne en un incendio. Si el ataque inicial es superado ya se torna en un ataque ampliado y ya se trata de un incendio declarado: acuden más brigadistas, se pide apoyo a otros organismos, se pide ayuda a brigadas provinciales vecinas”, explica Mario, que en los inicios de su carrera fue brigadista de incendios.
El Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) establece tres niveles operativos ante el combate de incendios:
- Nivel 1. Actuación jurisdiccional. En la fase de ataque inicial de todo incendio, es la autoridad jurisdiccional (municipio, parque nacional, etc.) la responsable de llevar a cabo las tareas de control del fuego.
- Nivel 2. Actuación regional. Si la autoridad jurisdiccional considera su capacidad de respuesta comprometida o agotada, puede solicitar apoyo regional.
- Nivel 3. Actuación extrarregional. Cuando la magnitud del incendio supera el apoyo regional, se pide ayuda a la Central Nacional para afectar recursos de otras regiones: brigadistas, aviones hidrantes, helicópteros, camionetas y otros vehículos.
A su vez el SNMF cuenta con recursos técnicos para brindar información meteorológica, a través de pronósticos, reportes y otros informes especialmente elaborados para incendios activos.
Corrientes y después
“Tenemos un gran recurso humano en lo que es brigadistas de incendios, pero es poco. Necesitamos más y creo que es uno de los temas que hay que tratar de mejorar en lo inmediato, incorporar más brigadistas. Hoy ya son casi 50 los parques nacionales en todo el país y hay sólo 350 brigadistas. No es nada frente a la cantidad de superficie que deben atender”, señala el guardaparques.
Existe también una brigada del SNMF que cuenta con alrededor de 50 brigadistas operativos con asiento en Golondrinas, Chubut, enclave del desastroso incendio que en 2021 arrasó con esta localidad de la Comarca Andina. Recientemente, el Ministerio de Ambiente anunció la instalación de dos nuevas bases operativas, una en San Luis y la otra en Misiones.
“Más allá de los aviones y helicópteros, que son importantes y que dan un gran apoyo al trabajo en terreno, necesitamos más recurso humano y, obviamente, a esos trabajadores y trabajadoras hay que tenerlos en condiciones dignas de trabajo. Darles toda la indumentaria necesaria en tiempo y forma, capacitarlos y obviamente darles estabilidad laboral, un buen salario y una jubilación como corresponde. Yo reo que así mejoraría muchísimo la capacidad de respuesta a los incendios”, señala Mario, que es delegado y referente del área en su sindicato.
“A mí me enseñaron, me acuerdo del primer curso de incendios que me dieron, que el ataque al incendio siempre se empieza y se termina con una pala. Después, en el medio podés meter camiones hidrantes, helicópteros, aviones, todo lo que quieras… pero el trabajo siempre arranca con una pala y termina con una pala, porque después de que lo tenés contenido el trabajo de extinción del incendio lo hacés en terreno, con un brigadista con una pala apagando todos los foquitos que quedaron prendidos. Una pala, agua, eso es recurso humano. Esa es la guardia ceniza”.
Primeros en la línea de fuego… rezagados en sus derechos
A finales de 2020 se firmó el Convenio Colectivo sectorial de los brigadistas nacionales y a principios de 2021 se homologó. De esta forma se los integra en un mismo convenio colectivo con un escalafón propio, en relación de dependencia laboral y con una carrera específica en el ámbito de la Administración Pública Nacional. Hasta entonces trabajaban con contratos temporales y bajo el régimen de monotributo, los famosos «contratos basura». Desde la firma de este Convenio los cargos se abrirán por concurso y podrán acceder a los mismos a través de los respectivos mecanismos de selección.
“Es una mejora que como sindicato celebramos porque le dio estabilidad a los trabajadores, una carrera y reconoce funciones específicas del trabajo del brigadista. Pero todavía hay cosas pendientes a resolver con las autoridades, entre ellas reencasillamientos que nos están debiendo de muchos brigadistas dentro del nuevo convenio por la función que están cumpliendo hoy dentro del sistema. Había un compromiso de que lo den ahora antes del primero de marzo pero aún no se ha cumplido. Es como que vamos quedando a mitad del río y no lo logramos cruzar”, remata Cárdenas.
La necesidad de un régimen previsional adecuado a la labor del brigadista también es una demanda y una necesidad de estos trabajadores y trabajadoras. Hoy se jubilan como cualquier trabajador estatal –los hombres a los 65 años y las mujeres a los 60– pero es una labor demasiado exigente para personal de edad elevada. “Necesitamos que se les reconozca una jubilación anticipada por el trabajo que hacen, es un trabajo extremo, de alto riesgo, y también que les compensen salarialmente ese trabajo de alto riesgo”.
Entrevista: Nahuel Croza