Redacción Canal Abierto | Excombatientes de la Guerra de Malvinas se movilizaron este martes hasta la Corte Suprema de Justicia para reclamar que se pronuncie en la causa judicial por las torturas sufridas a manos de oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas durante el conflicto bélico de 1982, y que se encuentra paralizada hace once meses.
Después de 15 años de iniciada la investigación, que contiene más de 170 declaraciones de víctimas y 130 militares imputados por esos hechos -3 de ellos procesados y otros 20 con llamado a indagatoria-, el máximo tribunal debe resolver si considera los hechos denunciados como delitos de lesa humanidad, lo que los convierte en imprescriptibles, o delitos comunes.
#Malvinas «La Corte tiene que resolver si estos crímenes cometidos por la Dictadura contra sus propios soldados son o no crímenes de lesa humanidad, y lo tiene que hacer de forma urgente», Roberto Cipriano García de la @CPMemoria pic.twitter.com/tHPDUDQmpz
— Canal Abierto (@canalabiertoar) March 22, 2022
El principal medio de tortura que aparece en los testimonios es el estaqueamiento a soldados a la intemperie por prolongados lapsos, en algunos casos sin abrigo ni zapatos en el gélido clima de las islas.
“Reclamamos al Estado y a la justicia argentina que se haga justicia con los casos y denuncias que realizamos”, apuntó Rodolfo Carrizo, del Centro de Excombatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata, en el acto que se realizó frente al Palacio de Justicia.
«Reclamamos al Estado y a la justicia argentina que se haga justicia con los casos y denuncias que realizamos de torturas a los soldados en Malvinas. Deben reconocerlos como crímenes de lesa humanidad», Rodolfo Carrizo, del @cecimlaplata, acto frente a la Corte Suprema. pic.twitter.com/FgrTTo5gDQ
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Además de los veteranos platenses, el reclamo fue encabezado por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) -también querellante en la causa-, la CTA Autónoma de la Provincia de Buenos Aires, el Grupo por la Soberanía (GPS), el Centro el Veteranos y Excombatiente Islas Malvinas (CEVECIM) de Berisso y un centro de estudiantes del Normal 1 de La Plata.
“Estábamos pasando hambre y me metieron en un pozo de agua helada por meter el dedo en un frasco de mermelada”, relató a Canal Abierto Eduardo José Ortuondo, del Regimiento de Infantería Mecanizado (RIM) 3, quien combatió en las afueras de Puerto Argentino y dio su testimonio como víctima directa de las torturas denunciadas.
«Estábamos pasando hambre y me metieron en un pozo de agua helada por meter el dedo en un frasco de mermelada», cuenta Eduardo Ortuondo, uno de los veteranos de guerra que hoy reclamaron a la Corte Suprema que investigue las torturas en Malvinas. #Malvinas40Años pic.twitter.com/VAsyPEG3hy
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“Yo también hablo”
La CPM y el CECIM La Plata difundieron una campaña para concientizar e incentivar a que hablen aquellos conscriptos que hayan sufrido torturas.
“¿Sabías que los soldados que fueron a Malvinas fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos?”, interpela la iniciativa llamada “Yo también hablo”.
Estos son algunos de los testimonios anónimos que fueron recabados hasta el momento:
– “Me llevan a la posición del subteniente donde veo que tiene toda la comida que traía. Me hacen tirarla, la mezclan con mierda humana y me hacen comerla”
– “Me tenía que escapar de noche para buscar comida y cuando volvía a la posición, el cabo me obligaba a hacer ejercicio vivo, me pegaba y me dejaba estaqueado muchas horas”
– “El cabo me apuntó con el arma, yo estaba sentado en mi posición, y me disparó en la pierna porque no podía caminar. El disparo me pegó en la pierna izquierda. Tengo la cicatriz en mi muslo”
– “Llegada la noche nos meten adentro de un contenedor, una caja de madera de aproximadamente dos metros por tres metros, la cual trababan por fuera”
– “En las posiciones ‘tirador de pie’ que estaban inundadas, el Teniente Primero les ordenó a todos los soldados introducirse dentro y quedarse parados durante horas con agua congelada hasta el pecho”
– “Fuimos enterrados en los pozos construidos para protegerse del fuego enemigo, parados hasta el nivel del cuello. Permanecimos enterrados ocho horas aproximadamente”
– “Al volver nos llevaron a la ESMA, allí nos hicieron firmar un pacto de silencio, nos decían que no debíamos comentar a nadie lo que había pasado en la guerra o íbamos a ser sometidos a un consejo de guerra”